"Mi enfermedad significa estar atado a una silla de ruedas", cuenta Kevan, "tener limitados los movimientos en los brazos y las piernas". A pesar de ello, creció pensando más allá de su situación, viendo su atrofia sólo como una parte de todo lo que es él.
En junio del año pasado vio cómo uno de sus mayores sueños se hizo realidad, cuando pudo organizar un viaje de tres semanas por Europa con cinco grandes amigos. Pasaron meses preparando la aventura, entre otras cosas para poder llevar los 30 kilos que pesa en una mochila especialmente diseñada para la ocasión.
"Varios amigos se ofrecieron a acompañarme, ayudándome con mis necesidades básicas pero también trasladándome por los lugares más difíciles".
Kevan también se preparó para dejar su silla de ruedas motorizada, que le había dado su independencia durante años. Se dio cuenta de que a veces merece la pena salir de tu zona de confort. Creó una web para recaudar el dinero que les permitiera alcanzar el Viejo Continente con paradas en Inglaterra, Irlanda y Francia, y en 4 meses consiguió 33.000 dólares, suficiente para el billete de avión, el alojamiento y las comidas.
Estoy muy ilusionado con este proyecto y muy agradecido por los miles de mensajes de apoyo recibidos, entre ellos el de su hermana Connie, que nació con su misma enfermedad y que ha sido durante toda su vida su fuente de inspiración. Kevan dice que todos tenemos alguna "traba", más evidente en algunos casos, pero siempre se puede encontrar una manera de conseguir lo que uno desea.