La idea del paisajista canadiense Christopher Tunnard era la de construir una casa donde poder ocultar su noviazgo con Gerald Schlesinger para evitar que lo enviaran a prisión. Con ayuda de un arquitecto levantó la que se suponía que era una casa de dos habitaciones con sus respectivos baños y camas, así quedaba para las visitas, pero éstas podían unirse convirtiéndose en un solo cuarto cuando se quedaban de espaldas a la opinión pública.
La casa, financiada por Schlesinger -que trabajaba como comisionista de bolsa-, se convirtió en su refugio de amor durante dos años. En 1938 Tunnard dejó de vivir allí. Se mudó a EEUU para convertirse en profesor de la Universidad de Yale. En 1945, tras servir en el ejército canadiense durante la II Guerra Mundial, se casó con Lydia Evans y tuvo un hijo. Y allí siguió hasta su muerte, en 1979.
La historia vivió escondida por varios años. Con el paso del tiempo, la casa se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT y fue catalogada como vivienda protegida.