John Donvan y Caren Zucker, (autores de un libro sobre Donald), dicen que no saben qué llevó a sus padres a no hacer caso a los consejos para que se olvidaran de él y siguieran con su vida. Le rescataron y le llevaron a la consulta del doctor Leo Kanner. Donald figuró en el primer artículo científico en hablar sobre el autismo como “Caso 1” de entre 11 niños estudiados por el psiquiatra de Baltimore. Su diagnóstico hizo que el mundo cambiara su forma de ver y tratar a estas personas.
Mary, además de traer a su hijo de vuelta a casa, le ayudó a conectarse con el mundo enseñándole un lenguaje y a cuidar de sí mismo. Asistió a la escuela y a la universidad.
Los 3.000 habitantes de Forest también jugaron un papel fundamental al aceptarlo y protegerlo como uno de los suyos. "Cuando entrevistamos a la gente sobre Donald nos advirtieron: si os metéis con él, sabremos donde encontraros", aseguran algunos de sus conocidos.
Donald vive a sus 82 años en la casa en la que creció, en una comunidad segura, donde ve regularmente a sus amigos. Tiene un Cadillac y un hobby que practica a diario, el golf.