En un país donde la tradición es aceptar la diversidad de género, en los últimos años grupos islámicos han realizado violentos ataques contra esta comunidad. Es el caso de Bule y Stella, trabajadoras sexuales.
"Ellos me miran como si yo no fuera una persona. Soy un objetivo de guerra. He sido golpeada. He estado a punto de morir", asegura una de las víctimas en declaraciones a la BBC. “Cantan rezos islámicos mientras nos golpean”, comenta otro de los afectados.
Varios políticos tradicionales les han atacado también verbalmente a través de las redes sociales. Hace un par de semanas un exministro hizo un llamamiento público a matar a los homosexuales que se encuentren en la calle. “Cuando los políticos comienzan a tomar posiciones homófobas, nos damos cuenta de lo vulnerables que somos. Dicen que no respeto a mi país o mi religión, podría irme, pero no lo voy a hacer, porque amo a Indonesia” dice llorando Hartoyo, activista de los derechos de los homosexuales
Muchos son forzados a mantener su sexualidad en secreto, como le sucede a Christina, que tiene claro que “si mi vecino se entera de que soy lesbiana, me echarían del barrio, y sería avergonzada en público. Las cosas se están poniendo muy feas en el país”
Por todo ello, este colectivo ha decidido alzar la voz para tener la opción de poder vivir en paz como cualquier otro ciudadano indonesio.