Aparici en órbita: Egipto, un don del Nilo
Con Alberto Aparici viajamos hasta Egipto para hablar del Nilo y de cómo las periódicas crecidas de su agua convierten el desierto en un vergel donde crea la vida.
Por sus características climáticas, Egipto debería ser un secarral en el que casi no hubiera vida. Y sin embargo, tiene al Nilo: una línea que atraviesa el país de sur a norte y que, por donde pasa, lo deja todo verde.
Egipto tiene más de 100 millones de habitantes, pero todos viven en esa estrecha banda verde que rodea al Nilo, en una superficie "habitable" un poco más grande que Aragón.
El historiador griego Herodoto fue el autor de la frase: "Egipto es un don del Nilo". Y no es para menos, porque sin el Nilo en Egipto podrían vivir muy pocas personas. No sólo gracias al agua del Nilo, sino a las inundaciones.
¿Por qué son buenas las inundaciones del Nilo?
La inundación del Nilo es una crecida de su agua y tiene tres cosas muy buenas:
- Es lenta. El agua se pasa cuatro meses subiendo, poco a poco
- Es predecible. Todos los años, en junio, el agua empieza a subir. Sigue subiendo hasta septiembre y en octubre empieza a bajar
- El agua viene cargada de tierra fértil, que se deposita en los márgenes del río. Cuando las aguas se retiran tienes un suelo completamente nuevo, cargado de nutrientes, en el que las plantas crecen con mucha fuerza.
Esto diferencia al Nilo de los otros dos grandes ríos de la antigüedad, el Tigris y el Éufrates (actual Irak), que eran la columna vertebral de Mesopotamia, pero eran más impredecibles, más violentos.
¿Cómo ha cambiado en los tiempos modernos?
La presa de Asuán ha "robado"el espectáculo natural de la crecida del Nilo. Ahora lo que hay es una crecida controlada: cada año, el agua llega a la presa y se deja salir con un flujo constante, de forma que los años que viene mucha agua parte se queda en el pantano, y los años que viene poca se utilizan las reservas de años anteriores.
En el antiguo Egipto ya se controlaba el Nilo
Pero este control o "monitorización" sobre el agua del Nilo ya lo hacían los antiguos. No con una presa, pero lo controlaban para saber si ese año la crecida iba a ser grande o pequeña.
Los Egipcios onían una "estación de control" río arriba, tan arriba como podían, que normalmente era en la primera catarata, en la isla de Elefantina (actual Asuán). Cuando en Elefantina el agua empezaba a subir mandaban un mensajero en barco, río abajo, porque sabían que 10 días después iba a empezar a subir en Menfis.
Además, a lo largo de todo el país tenían nilómetros, construcciones que servían para medir cuánto había subido el río ese año. En su versión más sencilla eran pozos con una escalera que bajaban hasta el Nilo. Medir la inundación era tan sencillo como marcar en la pared hasta dónde había subido el agua ese año y según fuera la inundación, se pedían más o menos impuestos.
Los nilómetros estuvieron en funcionamiento desde la Primera Dinastía (3000 a.C.) hasta la construcción de la presa de Asuán, en 1970, y han llegado hasta nuestros días muchos registros de estos 5000 años de observación del Nilo.