Alberto Aparici: "Júpiter es una estrella demasiado pequeña que nunca se pudo encender"
Nuestro físico de referencia, Alberto Aparici, nos habla del interior de Júpiter y de su composición con la ayuda de María Rosa Zapatero, astrofísica e investigadora en el Centro de Astrobiología de Madrid.
Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar. De hecho, es tan grande que pesa el doble que todos los otros planetas juntos. Otra característica de Júpiter es que no tiene una una superficie sobre la que aterrizar, como la Tierra, sino que es un gigante gaseoso, está hecho sobre todo de atmósfera. En la Tierra la atmósfera es una capa muy fina que rodea a la superficie, pero en Júpiter lo que hay es una atmósfera muy gruesa. "Si pudiéramos bajar a Júpiter en una nave veríamos que debajo de las nubes tenemos más atmósfera, y debajo de eso, más atmósfera todavía", explica Aparici.
¿Cómo es el núcleo de Júpiter?
El núcleo de Júpiter es rocoso; está compuesto por materiales muy pesados como hierro, níquel y otros materiales como tiene la Tierra. Sin embargo, la atmósfera de Júpiter es tan gruesa que cuando descendemos en la atmósfera, el aire se vuelve cada vez más denso "y de repente te encuentras que estás en medio de un líquido", cuenta Aparici sobre la transición suave entre la atmósfera y el núcleo rocoso.
La humanidad ha mandado varias naves espaciales que orbitan alrededor de Júpiter. María Rosa Zapatero, astrofísica e investigadora en el Centro de Astrobiología de Madrid, explica que sabemos cómo es el interior de Júpiter por las observaciones que tenemos del comportamiento de su campo magnético o de la evolución de las nubes en la atmósfera.
El núcleo de Júpiter está formado por hidrógeno líquido, el elemento más abundante en el universo. "Por debajo de ese hidrógeno líquido pensamos que puede haber un núcleo rocoso, pero no está totalmente confirmado", sostiene María Rosa. Además, según las últimas investigaciones el núcleo parece no tener un borde definido, sino que el líquido empieza a tener roca disuelta hasta que al final sólo tiene roca.
¿Por qué Júpiter y la Tierra son tan diferentes?
La masa es el parámetro que define la evolución de todos los cuerpos. En este caso, Júpiter es 300 veces más masivo que la Tierra. Los investigadores creen que se comenzó a formar, igual que la Tierra, por agregación del material que había en el disco protoplanetario. Por alguna razón, Júpiter creció más rápido que la Tierra y ganó la masa suficiente para capturar el gas que quedaba en ese disco protoplanetario. De ahí que sea tan masivo y tenga una atmosfera tan grande. Al crecer tanto, le quitó ese gas a sus "hermanos" del sistema planetario.
¿Hay estrellas cuyo núcleo pudo haber sido rocoso?
La composición de Júpiter es prácticamente igual que el Sol. Por composición, se podría decir que "Júpiter es una estrella demasiado pequeña, que nunca se pudo encender por ser demasiado pequeña", dice Aparici. Si en el proceso de formación, Júpiter hubiera adquirido más de 80 veces la masa que tiene ahora, sería una estrella y tendríamos dos estrellas en nuestro sistema solar.
El Sol se formó por el colapso gravitatorio del gas de la nebulosa planetaria. Ese colapso incendió las reacciones nucleares en el interior del Sol y eso es lo que produce la luz que nos llega a la Tierra. Júpiter parece que tuvo un mecanismo de creación diferente al Sol; no alcanzó la masa necesaria para ser una estrella y se quedó en planeta.
¿Qué pasaría si Júpiter se convirtiera en una estrella?
Aparici da una respuesta corta: "sería una catástrofe". El sistema solar está en un delicado equilibrio gravitatorio, donde todas las órbitas son más o menos estables. Aparici recomienda un juego de ordenador, 'Universe Sunbox', que permite cambiar las propiedades de los elementos del sistema solar. Con ese juego ha comprobado que si se aumenta 85 veces la masa de Júpiter, todos los planetas saldrían de su órbita.
En concreto, la Tierra se alejaba de la órbita en la que está ahora. Al alejarse del sol, se enfriaba y volvía una glaciación a la Tierra en tan sólo 50 años. Por suerte, explica María Rosa, "Júpiter ha sido muy efectivo limpiando su órbita de todos los escombros, por lo que queda poca masa residual en el disco del sistema solar como para poder convertir un planeta en una estrella".