Plátano de Canarias trabaja para devolverle el color y el sabor a la isla platanera de La Palma
Un año después de la erupción del Cumbre Vieja, el sector platanero, uno de los principales motores económicos de la isla, sigue siendo uno de los más afectados. Por esta razón, los agricultores piden la actuación directa de las autoridades, así como la solidaridad de los consumidores
Hace un año, concretamente, el 19 de septiembre, entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma. Bajo la lava, esculpidos en roca, duermen los recuerdos, las grandes y pequeñas cosas que le dan un sentido emocional a la vida, a la historia… Los retratos de un pasado que difícilmente volverán a resurgir de las cenizas, los enseres, las casas, los espacios que fueron la seña de identidad de muchos palmeros y los cultivos, en especial, las plataneras, el motor de economía de una isla que a tantos productores ha dejado en una situación difícil a la que, aún hoy, no ven salida.
“Esta emisión volcánica nos ha hecho perder muchas cosas, pero lo que más duele es todos los recuerdos que has dejado allí. Cuando termina el día y paras, se piensa en esos recuerdos que ya no tendrás y en todo lo que allí se quedó, pero no materialmente, sino lo vivido en el lugar”, comparte una de las afectadas.
"El plátano para Canarias es un modo de vida"
Uno de los muchos agricultores afectados por el volcán ha asegurado que para Canarias, el plátano “no solo representa una cuestión económica, si no un modo de vida”.
Ellos no tienen la culpa de que la naturaleza sea como es y solo quieren volver a lo que era su vida antes de que la tierra temblara y tuviera tan malos humos. Por eso, quieren ayudas de los que pueden hacer algo para que todo vuelva a la vieja normalidad. Al mismo tiempo, piden ayudas al resto para que sigamos consumiendo sus plátanos: “Volver a tener lo mismo que teníamos, en las mismas condiciones, pero para eso hay que legislar, hay que hacer nuevas normas y que vengan ayudas porque, tal y como está la cosa actualmente, y con lo que hay, difícilmente se puede conseguir eso”, denuncia otro testimonio.
Todo ello lo piden desde la emoción y desde la unidad. Lo piden porque no pueden más y porque temen lo peor: que les olvidemos. Solo la actuación directa de las autoridades y la solidaridad con su producto estrella podrán devolverle el color y el sabor a una tierra que quiere volver a ser lo que era: vida y progreso para La Palma, la isla platanera.
“Para mí, y para mi familia, el plátano de Canarias ha sido nuestra vida, ha sido de lo que hemos vivido, de lo que hemos dado estudios a nuestros hijos y de lo que hemos salido adelante. La economía de La Palma ha estado sustentada en el plátano y yo, personalmente, quiero animar a todos, a estar unidos en torno a Asprocan y al sector”, concluye una voz en representación de muchos palmeros.