Laia Santander: "A los testigos de Jehová nos nos dejaban contrastar ninguna información"
Laia Santander, quien antaño fuera testigo de Jehová, ofrece en 'La Rosa de los vientos' un testimonio único mediante el que desvela el modus operandi de esta organización que califica de sectaria.
Los Testigos de Jehová son una denominación cristiana milenarista y restauracionista con creencias antitrinitaristas diferentes a las vertientes principales del cristianismo. Nacidos a finales del siglo XIX en Estados Unidos, los Testigos de Jehová han conseguido una notoria popularidad que se traduce en más de ocho millones de fieles alrededor del mundo, según los datos que el propio grupo publica en su sitio web, jw.org. Así, si bien no son la confesión mayoritaria en ningún país del mundo, sí constituyen una minoría significativa en muchos.
Esta confesión presenta numerosas particularidades que la distinguen y que en ocasiones pueden situarla en el epicentro de la atención mediática. Laia Santander conoce de buena mano todas estas particularidades. Fue testigo de Jehová hasta su expulsión tras un "comité judicial" que le acusó de inmoralidad sexual.
La abstención de sangre
La doctrina que defienden los testigos de Jehová sostiene que no se puede aceptar sangre ajena bajo ninguna circunstancia debido a que representa algo sagrado, de tal modo que tampoco se podrían consumir alimentos elaborados con sangre. Según argumentan, las razones de este mandato residen en la biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, donde se desprende la creencia de que la sangre es la manifestación física del alma o la vida.
Sin embargo, Laia denuncia que este dogma constituye un gran peligro para todas aquellas personas que por cuestiones médicas requieran de transfusiones de sangre, "ya sea porque han sufrido un accidente de tráfico o por cualquier otro motivo". No en vano, hace un par de años se mediatizó el caso de una joven que estuvo a punto de morir en el Hospital de Huesca porque rechazó una transfusión de sangre en concordancia con lo dispuesto en su testamento vital por cuestiones religiosas.
Los tres comités judiciales
Laia pasó por tres comités judiciales donde se la señaló públicamente: en primer lugar, la juzgaron "por inmundicia" tras haber confesado que se había sobrepasado en las muestras de cariño con respecto a su pareja; en segundo lugar, juzgaron su "conducta relajada"; y por último, en enero de 2018 la juzgaron "por inmoralidad sexual" debido a que había mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio.
"Confesé mi desobediencia por motu propio porque estaba sometida a ese control mental y emocional", ha explicado. De este modo, Laia Santander fue expulsada y aislada de la congregación.
Sola frente a la libertad
Laia ha explicado lo difícil que fue para ella superar la expulsión debido a que "una persona expulsada pierde por completo el contacto con su familia, con sus amigos y con el que hasta ese momento ha sido su entorno". Además Laia apuntaba que "ese ostracismo tan severo tiene sus consecuencias a nivel emocional".
La expulsión no fue fácil. "A los testigos de Jehová nos nos dejaban contrastar ninguna información", revelaba Laia por ello no es de extrañar que ella quisiera regresar al grupo de cualquier manera, pero el aislamiento social le obligó a aprender a vivir en el mundo que impera en Occidente. "Era como si hubiera vivido en un universo paralelo y me sentía como una niña de dos años aprendiendo a vivir y a socializar".
Sin embargo, el aislamiento social al que le sometieron, dice Laia, "fue una oportunidad para empezar a pensar por mí misma y darme cuenta de que se trataba de un grupo de alto control del que había tenido la fortuna de salir". Laia tenía una nueva oportunidad para vivir una vida elegida en libertad y así lo ha hecho con la firme creencia de que tiene "la responsabilidad civil de concienciar a la sociedad sobre la existencia de estos grupos coactivos".