Ecos del Pasado: Agentes de policía, testigos de lo misterioso
En 'La rosa de los vientos' hablamos con Laura Falcó Lara, la presidenta de Prisma Publicaciones, que nos descubre las historias del pasado que todavía retumban en la actualidad. Hoy, hablamos sobre algunos de los sucesos más extraños registrados por la Policía Nacional.
Voces de procedencia desconocida, apariciones sin aparente justificación, posesiones... Estos tan solo son algunos de los sucesos paranormales denunciados a la Policía Nacional a lo largo de los años. Con más frecuencia de la que imaginamos, los agentes se enfrentan a situaciones inexplicables de las que deben dejar constancia por esctrito.
Hoy, Laura Falcó Lara, la presidenta de Prisma Publicaciones, nos presenta en 'La rosa de los vientos' algunos de los sucesos más extraños registrados por la Policía Nacional.
La niña poseída
En primer lugar, Laura nos ha compartido el relato de una familia que, en una situación de desesperación, decidió llamar a la Policía Naciona en busca de ayuda para controlar a su hija adolescente. Según informaron, su hija había sido, literalmente, poseída, motivo por el que no paraba de gritar y de removerse sin control ante el estupor de la familia.
Sin embargo, los agentes pudieron escuchar una segunda voz masculina gritando, razón por la cual, pidieron tranquilidad a la familia para poder esclarecer la situación. Entendían que la joven estuviera descontrolada, pero pedían calma a la otra persona que se escuchaba a través del teléfono. Lo realmente sorprendente del caso, fue escuchar cómo los padres relataban que ambas voces pertenecían a la misma persona: a su hija, que era capaz de hablar con voces e idiomas distintos.
El preso desaparecido
Otro de los casos más llamativos relatados por Falcó es el de un extraño preso que, presuntamente, desapareció como por arte de magia. El agente Marco Castillo se encargó de efectuar su detención y de trasladarle al calabozo, pero cuando al rato comenzó a comprobar el papeleo relativo a los reos encerrados en los calabozos y verificó que la celda número uno en la que había encerrado a este hombre constaba como vacía, entró en pánico.
Inmediartamente, consultó a sus superiores y emprendieron una labor de investigación para esclarecer lo sucedido. Así pues, comenzaron a revisar las cámaras y, aunque en efecto se veía cómo Castillo había encerrado al recluso en la celda número uno, poco después, como si de un hechizo se tratase, el preso desaparecía de la imagen.