El dinero que viene 14: Bitcoin como medio de pago
El dinero no es ajeno a la transformación digital y cada vez se mueve más en la red y menos en nuestros bolsillos.
Juan Ramón Lucas tiene su bolsillo vacío, y sin embargo en mi cartera virtual tiene 140 anacoins que hace unos días creó Ana Comellas frente a estos micrófonos, aunque no tiene muy claro qué hacer ... No te preocupes, que aunque ya vimos ayer que no está muy claro que las criptomonedas sean depósito de valor, las anacoins se salvan de la incertidumbre…
¿Y qué vamos a hacer con las anacoins hoy?
Pues si te parece, ya con ellas creadas y viendo su semejanza con bitcoin, vamos a plantearnos si cumplen su objetivo: ser un medio de pago electrónico entre individuos, sin que ninguna institución intervenga. De los medios de pago hablamos precisamente en nuestro primer episodio… empezamos con el trueque, seguimos con las conchas, las monedas, los billetes y llegamos hasta el dinero electrónico. Con todos ellos, puedo vender algo con la confianza de que voy a poder comprar otras cosas utilizándolos.
Eso es, porque una gran comunidad, un país, por ejemplo, acepta ese instrumento como medio de pago. En nuestro caso, el euro es aceptado en 19 países europeos. Pero de momento, las anacoins las aceptamos tú, yo y nuestros tertulianos del lunes, y las bitcoins no las aceptan en mi restaurante asturiano favorito… No, no son un medio de pago aceptado por todo el mundo, pero sí por una parte de él: parte de la comunidad que utiliza internet.
Hoy, la cadena de bloques de bitcoin, su blockchain, sumaba 643 millones y medio de transacciones en todo el mundo desde enero de 2009. Parecen muchas, pero durante los 3 primeros trimestres de 2020, se llevaron a cabo 729 millones de transacciones electrónicas en euros… sólo en España.
Efectivamente, no toda la comunidad en internet acepta bitcoins… No, desde luego, pero parte de la comunidad fuera de internet sí que lo acepta. La primera compra de un bien real en bitcoins fueron dos pizzas grandes, y se pagaron por ellas 10.000 bitcoins el día 22 de mayo de 2010. De hecho, mañana se celebra el “bitcoin pizza day” conmemorándolo.
¿Cuánto pagó por las pizzas y cuánto habría pagado hoy?
Las pizzas costaban unos 30 dólares, así que el bitcóin cotizaba a 0,003 dólares. Si las hubiese pagado hoy con 10.000 bitcóin, incluso con las caídas que está sufriendo estos días, pagaría más de 311 millones de dólares…
¿Y en España?
Pues aquí se vendió el primer billete de avión del mundo pagado con bitcoins. La agencia Destinia fue pionera en aceptarlos como medio de pago en 2014, y un primer viajero voló a Toronto a cambio de bitcoins. Empresas como Paypal o Visa en Estados Unidos, permiten que sus clientes paguen con sus carteras electrónicas de criptomoneda. Y algunos bancos norteamericanos se preparan para ofrecer activos con base en criptomoneda.
Sin embargo, China las veta y Elon Musk deja de aceptarlas como medio de pago de sus coches por la huella ecológica que tiene el minado de estas criptomonedas. Sí, porque el precio a pagar por toda la seguridad y el anonimato que proporciona bitcoin, es una gran ineficiencia respecto a un sistema centralizado, uno gestionado por una única institución.
Ya vimos cuando creamos la anacoins que necesitábamos miles de copias de la misma información y a millones de mineros descifrando bloques cuando descentralizamos el sistema. Esto implica dos cosas. La primera, un elevado consumo energético: la minería de bitcoin consume ya tanta electricidad como Bélgica o Dinamarca, y emite tanto CO2 como un país europeo de tamaño medio, tipo Italia o la República Checa. La segunda, exige una continua actualización tecnológica de millones de procesadores, lo que genera toneladas de chatarra informática.
[[H3:Así que lo que ahorramos en intermediarios, nos cuesta una fortuna ecológica…]]
El sistema es eficaz a la hora de conseguir el objetivo de Satoshi Nakamoto, pero no es eficiente en términos energéticos, ni por su propia mecánica de validación ni por el consumo que requiere. Nosotros seguimos con las anacoins, que de momento nuestros validadores son los oyentes, y son muy sostenibles...