EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Qué capacidad de convicción tenía Begoña Gómez. Una pericia negociadora rayana en la hipnosis"

El monólogo de Rafa Latorre en el que reflexiona sobre el caso Begoña Gómez y el plan de regeneración democrática.

ondacero.es

Madrid |

Fue un medio de comunicación el que publicó esta historia veraz. En concreto fue El Confidencial, al que han querido subsumir en la cloaca digital para desacreditar sus informaciones veraces. Desde luego nunca desmentidas. Esa información contaba que Begoña Gómez había logrado una verdadera proeza. Se había reunido con directivos de tres grandes empresas Indra, Telefónica y Google y había conseguido que le hicieran gratis un trabajo muy costoso: construirle una plataforma para su Máster de Transformación Social Competitiva.

Según datos proporcionados por las propias compañías, estos trabajos les supusieron un coste de al menos 150.000 euros, pero ni Gómez, ni el máster, ni la Complutense les abonaron cantidad alguna. Fíjense qué capacidad de convicción tenía Begoña Gómez. Una pericia negociadora rayana en la hipnosis. Quizás haya contribuido el hecho de que dos de esas empresas, Indra y Telefónica, están participadas por el Estado. Y la tercera, Google, pertenece a un sector trufado de regulaciones. Ah, y que el esposo de la negociadora es el presidente del Gobierno. Eso también pudo influir. Pero esto… siendo tan comprometedor… no es ahora lo importante.

Lo que ahora merece atención es la última vuelta de tuerca. La mujer de Sánchez registró después la aplicación informática en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Además, controla el 100% de las acciones de una empresa que ofrece el software.

Ya era extraño que la Universidad Complutense no se considerase parte perjudicada en este caso. Sobre todo cuando el vicerrector había advertido de que esa plataforma era propiedad de la Universidad.

La Complutense inició una investigación para la que no ha contado, y así lo hace constar, con la colaboración de Begoña Gómez y ha elaborado un informe que concluye que "en su condición de administración pública se encuentra legalmente obligada a defender su patrimonio". Este compromiso le lleva a pedir al juez Juan Carlos Peinado que investigue "si en la conducta de la los órganos de dirección de la cátedra [de Begoña Gómez] han existido conductas no ajustadas a Derecho», es decir «una apropiación indebida» y que, en función de sus hallazgos, realice "el oportuno ofrecimiento de acciones en calidad de perjudicado" a la Complutense.

Esto no es un bulo. Son hechos. Y la Complutense no es un seudosindicato, es una universidad pública. Aitor Esteban tampoco es un portavoz del PP sino de un socio tan estable que gobiernan juntos el País Vasco y ya empiezan a decirle, también ellos, que hay conductas que merecen una explicación conlleven o no un reproche penal.

Pero no crean que Pedro Sánchez siente que tenga ofrecer ninguna explicación a los españoles. Más bien lo que ha propuesto es que sean los medios de comunicación que publican estas noticias los que ofrezcan explicaciones. Por eso ha montado este llamado plan de regeneración cargado de vaguedades y con el único objetivo de que parezca que el que tiene que responder ante la ciudadanía son los medios. Es una curiosa democracia, donde son los periodistas lo que son fiscalizados por el poder y no el poder por los periodistas.

Pedro Sánchez se ha propuesto enseñarle a la sociedad española a distinguir la verdad de la mentira. Él, el dirigente político que con más alegría ha dilapidado su crédito. Nunca gobernaría con Podemos, nunca pactaría con los independentistas, nunca incorporaría a Bildu a una mayoría de gobierno, nunca derogaría la sedición o nunca aprobaría la amnistía de Puigdemont. Quienes señalaron que lo harían fueron señalados como difamadores, como propagadores de bulos.

¿En qué consiste el plan? La sesión de hoy ha sido sencillamente ridícula. Ya se lo anunciábamos, ya no por las citas de Kapuscinky y la pretenciosa vacuidad del discurso. Sino por esa afectación con la que se decía preocupado por el estado del periodismo.

Se puede fechar con exactitud el momento en el que Sánchez consideró que había intervenir en la actividad de los medios y fue el día mismo en que conoció que un juez había imputado a Begoña Gómez y se retiró a reflexionar sobre su continuidad en el Gobierno. Nunca antes.

Y eso es lo que ha señalado hoy desde la tribuna Alberto Núñez Feijóo en un debate duro.

¿Y qué medidas tomará Sánchez? Lo más concreto ha sido anunciar una inyección millonaria para los medios de comunicación. O sea, justo después de decir que pretendía evitar que nadie comprara las líneas editoriales de los medios españoles anuncia que destinará una partida de 100millones de dinero público para la digitalización de los medios.

El resto han sido fuegos fatuos, porque ya les anticipábamos que no es tan fácil ponerse a legislar en minoría sobre una cuestión tan delicada como la libertad de información. Y porque además eso podría dañar seriamente los «intereses propios». ¿Existen seudomedios sobrefinanciados que trabajan al servicio de intereses espurios? Claro que sí. El problema es que algunos de ellos lo hacen al servicio del Partido Socialista y para seguir su trazabilidad basta con mirar el currículo del staff.

De manera que la montaña parió un plan con el que obligar a los medios a publicar su propiedad y a los gobiernos a detallar el dinero público que dan a la prensa. Ya ven ustedes la audacia. Pero es que el fin no era otro que crear una atmósfera. Una atmósfera de descrédito de los medios que publican informaciones comprometedores. No para que el personal esté alerta de los bulos que les intentan colocar sino para que dejen de creerse las noticias veraces que se publican.

De ahí la decepción de sus socios. Que se mostraban estupefactos ante la falta de concreción después de la expectación levantada.

Nunca se ha tratado de nada concreto sino de una operación para invertir el flujo de la responsabilidad… es decir, para que no sea el poder el que responda ante los medios por las informaciones veraces que publican sino que sean los medios los que respondan ante el poder por publicar.

Y en última instancia para ir erosionando un poco el crédito de las cabeceras. Muy al estilo de Trump… para que todos crean que todo es mentira.

¿Hay bulos? Desde luego. Él mismo dio una master class de ingeniería del fango cuando desde su escaño dijo «habrá más» «habrá más» después de que María Jesús montero utilizara una información falsa de Infolibre para difamar en sede parlamentaria a la mujer de Feijóo. ¿Hay bulos? Claro que los hay. Por eso diversos dirigentes socialistas difundieron que el bulo de los dos carnéts del juez Peinado publicado por El Plural.

Pero esto no va de luchar con los bulos, sino de hacer un cóctel. Esto va de mezclar la historia de Ricky Martin y su perro, el chalado que dice que el Covid se cura bebiendo lejía, los emails del principe nigeriano… con el software que le hicieron gratis a Begoña Gómez o las visitas de Carlos Barrabés a la Moncloa… para que así las noticias veraces sean indistinguibles de los bulos.