LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Para Lobato, una dimisión; para Ayuso, una bendición"

Rafa Latorre reflexiona en su monólogo sobre la dimisión de Juan Lobato, las últimas informaciones del hermano de Pedro Sánchez y cómo afecta todo esto a la estabilidad del Gobierno.

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ondacero.es

Madrid |

No habrá en el mundo muchos casos semejantes al de Pedro Sánchez… Un gobernante que tiene a su mujer Begoña Gómez imputada, a su mano derecha José Luis Ábalos imputado, al Fiscal General del Estado que nombró imputado y que también tiene a su hermano imputado.

No habrá en el mundo otro caso semejante, que con este panorama promete no se cuantos años más en el Gobierno. Quizás es que Pedro Sánchez esté persiguiendo un récord porque pronto podrían ser llamados a declarar el secretario de Organización de su partido y su anterior jefe de gabinete.

No sé si puede sostener como sostiene que el suyo es un gobierno limpio, lo que sí podría reivindicar es esta proeza. Pero Sánchez es un hombre hecho de una pasta especial, de una dureza mayor que el adamantino. Probablemente Juan Lobato haya llegado a la conclusión de que él no tiene nada que hacer en un partido con un secretario general de esta naturaleza.

Desde luego sólo alguien dotado de un carácter único sería capaz de acusar hoy precisamente a la oposición de hacer un uso patrimonialista del Estado en favor de sus amiguetes y familiares.

A ver si les explicamos la nueva investigación judicial que amenaza al entorno familiar del presidente del Gobierno. El investigado es conocido como David Azagra pero en realidad es se llama David Sánchez Pérez-Castejón. Es el hermano del presidente y la titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Badajoz, la magistrada Beatriz Biedma, lo ha citado a declarar en el marco de las diligencias abiertas por presunta malversación de caudales públicos en la Diputación Provincial de Badajoz. Lo que está investigando es si le fabricaron un puesto a su medida y se lo concedieron sin sacarlo a concurso.

Ahora háganse cargo de cómo se presenta el Congreso Federal porque la juez no sólo ha imputado a David Azagra, también ha llamado a declarar a otras ocho personas, entre ellas el presidente de la Diputación de Badajoz. Su nombre es Miguel Ángel Gallardo y nunca una imputación habrá apuntalado tanto a un político, porque se da la circunstancia de que también es el secretario general del PSOE extremeño. Y es uno de esos baroncillos regionales a los que el Congreso Federal les olía a chamusquina porque se temían que iban a sucumbir a eso que llaman "la renovación de liderazgos". Porque fue muy crítico con la amnistía y con otras políticas del Gobierno que son muy difíciles de explicar dada la sociología extremeña. Pero no resulta fácil purgar a alguien que está investigado en la misma causa que el hermano del presidente.

Hablando de baroncillos a los que el Congreso les huele a chamusquina. Luis Tudanca ha salido a rezar un responso en Twitter por el alma de Juan Lobato. Dice: "Hoy, alto y claro, diré que @juanlobato_es ha tenido y tiene mi respeto político y mi aprecio personal. Ha trabajado duro contra la derecha más extrema que se recuerda. Muchas veces solo. Otras contra todos. Nadie es imprescindible pero, donde sea, gente como él es necesaria".

Juan Lobato ha dimitido hoy. Ayer les decíamos que se habían conjurado a resistir pero algo ha debido de convencerle de lo contrario en estas horas recientes y dejará paso para que Ferraz coloque a Óscar López. Ha dimitido en un comunicado muy elegante que tiene una frase nuclear: "Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene",

Yo creo que tiene razón y que a veces las circunstancias y las personas son lo que parecen. Y Lobato es un hombre honrado con una carrera profesional y una vida familiar y que se ha dado cuenta de que es difícil sobrevivir en el PSOE de Sánchez si tienes un código moral. Iba a decir un código moral estricto… pero no, basta con un código moral.

Porque Lobato no ha hecho ninguna heroicidad. Le pidieron que cometiera un delito y se negó, pero no delató a quien le indujo al delito. Sencillamente levantó acta de que se lo habían pedido. Nada menos que la mano derecha de quien está llamado a sustituirle. Fue Pilar Sánchez Acera quien le envió el correo confidencial de fuente ilícita de las negociaciones del novio de Ayuso con la Fiscalía.

No sería de extrañar que hoy Isabel Díaz Ayuso se vaya de celebración y no vuelva a casa hasta dentro de tres días. Es fácil imaginarla disparando al aire enloquecida como en una boda afgana, porque no se lo han podido poner más fácil. Óscar López. No un sanchista. Su exjefe de gabinete… A Ayuso la acusan de hacer oposición a la Moncloa desde la Puerta del Sol… ¡Pues nada! ¡Quieren llevar la Moncloa a la Puerta del Sol! Para Lobato, una dimisión. Para Ayuso, una bendición.

En cualquier caso… Lobato va a declarar ante el juez el 29 de noviembre. Y no le ha podido dibujar al juez un itinerario más sencillo… Primero pide los WhatsApps que figuran en el acta notarial, luego llama a Pilar Sánchez Acera y luego a Óscar López. Es una bonita forma de inaugurar un Congreso Federal, sí.

No seguimos preguntando qué es peor en ese Congreso Federal, si apartar a Santos Cerdán de la Secretaría de Organización o mantenerlo a pesar de lo que pueda salir tras las acusaciones directas de Víctor de Aldama. Santos Cerdán es el tercer ángulo del triángulo Ábalos, Koldo, Cerdán. Es el círculo de estricta confianza de Pedro Sánchez. El núcleo duro con el que conquistó Ferraz primero y la Moncloa después.

Santos Cerdán es uno de los principales aludidos por esa frase nuclear de Juan Lobato «Sin duda mi forma de hacer política no es compatible con la de una mayoría de la dirigencia actual» Santos Cerdán niega que hayan presionado a Lobato para que se fuera.

No dice que él no lo ha presionado sino que nadie lo ha hecho. Hombre, hombre… ¿Qué le ha dado? ¿Ha sido el siroco? ¿Ha tenido una epifanía? ¿Por qué dimite cuando dice que no iba a dimitir?

Creo yo que Santos Cerdán debería preservar un poquito de credibilidad para los asuntos que le afectan. No debería dilapidar con tanta alegría su crédito.