El monólogo de las ocho: "Donald Trump será un líder autoritario, pero con más autoridad. Es decir, podrá ser más Donald Trump"
Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos.
Madrid |
Hay un precedente de alguien que fue desalojado de la Casa Blanca y regresó después. Fue Grover Cleveland, a finales de siglo XIX. Por si ustedes se lo estaban preguntando, Donald Trump no podrá presentar de nuevo a la reelección. La Constitución de los Estados Unidos es terminante en su Vigésima Segunda Enmienda, de 1951, de tiempos de Roosevelt: "Nadie podrá ser elegido para el cargo de presidente más de dos veces". Consecutivas o no.
Donald Trump volverá a sentarse en enero en el Despacho Oval. Su equipo de transición trabajará desde hoy para que Joe Biden le traspase los poderes ejecutivos del presidente de los Estados Unidos. Trump ya fue presidente, pero esa experiencia no sirve para anticipar cómo será mandato por una razón principal: el Trump de hoy será mucho más poderoso que el de ayer, tendrá muchos menos frenos institucionales, dominará ambas Cámaras del Capitolio (el Congreso y el Senado), y tendrá una mayoría ideológicamente favorable en el Tribunal Supremo.
Será un presidente aislacionista y proteccionista, que considera que Europa debe aprender a defenderse sola y que el libre comercio y la globalización son la raíz de la decadencia de Estados Unidos como superpotencia. Será un líder autoritario, pero con más autoridad. Es decir, que Donald Trump podrá ser más Donald Trump.
Y con un aliado nuevo, ya no aquel Steve Bannon que ansiaba con crear una internacional populista en el mundo. Hoy su hombre de más estrecha confianza no es el vicepresidente electo JD Vance, que ya sueña con las elecciones de 2028, sino el magnate Elon Musk, un hombre que le acompañó en la noche electoral y que jugará un rol esencial en su administración a pesar del evidente conflicto de interés.
Que estamos en la era de la incertidumbre, en un nuevo tiempo histórico, lo atestigua la odisea política de este líder excentrico, zafio y autoritario. Lo inverosímil de su odisea no es solo que haya regresado de una derrota. Será el primer delincuente condenado que llega a presidente, culpable de 34 cargos penales por haber comprado el silencio de la actriz porno Stormy Daniels. Sobrevivió a dos intentos de asesinato en campaña y le ha ganado a una candidata que no pasó ni siquiera por primarias, porque el candidato original, Joe Biden, aún presidente, abandonó la carrera por su evidente deterioro cognitivo.
Hoy, a las 22:00 hora peninsular, Kamala Harris pronunciará el discurso de concesión de la victoria. Y antes de su intervención, según publica el Washington Post, va a hablar con Trump para felicitarle.
El cuartel general de su campaña, la Universidad de Howard, es un valle de lágrimas, porque lo cierto es que Kamala ha sido una gran decepción, quizás aún mayor por las expectativas que alimentaron las casas de sondeos en la recta final de la campaña.
Lo de Kamala Harris merece una reflexión. Ha sido una decepción tan tremenda que a día de hoy nadie podría afirmar que Joe Biden habría sacado un peor resultado de mantenerse en la carrera. El efecto Kamala fue un espejismo y el despertar del Partido Demócrata ha sido abrupto.
Conviene no confundir las prioridades del señor Smith, que es ese americano medio, no necesariamente un varón blanco, que se acercó a un centro de votación para votar por Trump. Es decir, que no sólo dejó de votar a Kamala Harris sino que participó de forma activa en la victoria de Trump. El gran asunto de esta campaña no fue ni la inmigración ni el aborto, y la política internacional no tiene la capacidad de arrastre en unas elecciones americanas que los extranjeros le suponen.
El gran asunto de la campaña fue la carestía de la vida, la inflación, los precios, la economía. Y luego viene todo lo demás, incluidos los asuntos que se llevaron los titulares más estridentes como la inmigración o el aborto. Y la política internacional habrá tenido una relevancia mínima en el resultado electoral.
A quien aterroriza la visión aislacionista de Donald Trump es a las cancillerías europeas, que hoy se cruzan mensajes preocupados. Será un presidente aislacionista y proteccionista, que considera que Europa debe aprender a defenderse sola y que el libre comercio y la globalización son la raíz de la decadencia de Estados Unidos como superpotencia.
Es un líder autoritario, que promociona todas las corrientes iliberales y que defiende un nuevo acercamiento a la Rusia de Putin.
Para que se hagan una idea de la contundencia de su victoria electoral. Anoche señalábamos a Pensilvania como un estado clave de estas elecciones. Bien, casi todos los condados de Pensilvania se inclinaron por Trump, lo que le permitió ganar un estado que había perdido hace cuatro años.
No nos olvidamos de los lugares arrasados por la riada: de sus fallecidos, de sus desaparecidos y de sus supervivientes. Hay un sitio donde hoy ha querido estar Onda Cero. Es muy relevante porque ha sido injustamente ignorado en todo este tiempo de angustia. Es Catarroja, que sigue enviando un mensaje de socorro.
Las fuerzas de seguridad tampoco se olvidan de quienes protestaron contra la visita de las autoridades a Paiporta y sobre todo de quienes golpearon el coche en el que abandonó el lugar Pedro Sánchez mientras los Reyes ofrecían explicaciones y trataban de calmar los ánimos de los vecinos.
Han detenido a tres personas que relacionan con los incidentes. Por cierto que los tres son vecinos de Paiporta o de localidades cercanas. Es decir, que eso desmiente la versión de que todo fue obra de brigadas ultraderechistas venidas de lejos.