El monólogo de las ocho: "La carta que ha enviado Pedro Sánchez es estrictamente ridícula"
Rafa Latorre analiza la carta de Sánchez sobre su decisión de si continúa en el cargo ante la campaña de “acoso y derribo” que dice estar sufriendo él y su esposa, Begoña Gómez
Madrid |
Ha terminado ya la comparecencia de Salvador Illa en el Senado. El partido de vuelta del ministro de Sanidad de la pandemia en la comisión de las mascarillas, en una semana ha pasado por Congreso y Senado, antes de emprender mañana rumbo a las elecciones del 12 de mayo en Cataluña como candidato del PSC.
Este debía ser el asunto central de la actualidad política de hoy, pero otro personaje ha desplazado a Illa del papel de protagonista absoluto de la actualidad y es Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno. No ya por informaciones de los medios, ya no por el serial sobre sus relaciones con Globalia y Carlos Barrabés de las que viene informando El Confidencial sino por la decisión de un juez, que ha abierto diligencias contra la esposa de Pedro Sánchez por tráfico de influencias y corrupción en el sector privado.
Vamos a hacer un poco de historia. No ha sido el Partido Popular quien ha sacado el tema en la sesión de control del Congreso. Aunque es evidente que era el elefante en el hemiciclo. A primera hora se conocía que un juez había abierto diligencias contra Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en el sector privado. El procedimiento está en manos del juez Juan Carlos Peinado, que prevé ordenar la comparecencia de varios testigos para delimitar los negocios de la mujer del presidente del Gobierno.
Todo parte de las investigaciones de El Confidencial, que en una serie de informaciones relató las reuniones de Begoña Gómez con el dueño de Air Europa, cuando el Consejo de Ministros estudiaba el rescate público de la compañía. También las cartas de apoyo y recomendación dirigidas al ministerio de economía para avalar a la empresa de otro de los patrocinadores del su máster, el empresario Carlos Barrabés.
El juez considera que hay que investigar si la mujer de Pedro Sánchez ha cometido un delito de tráfico de influencias y/o corrupción en el sector privado.
Esto se conocía a primera hora y fue Gabriel Rufián quien desde su escaño mencionó, si bien muy implícitamente, el elefante en el hemiciclo y provocó así las primeras palabras de Pedro Sánchez sobre el caso desde que se publicaran las primeras informaciones en El Confidencial.
El PP ha reaccionado por la boca de una portavoz inusual. La diputada Esther Muñoz, desde la sala de prensa del Congreso. Feijóo por el momento no ha querido elevar el asunto a un enfrentamiento directo con Sánchez. Lo que sugiere la diputada popular es que Sánchez ha de explicarse si no quiere que le obliguen a hacerlo a su esposa en la comisión del Senado
Ya han escuchado el laconismo de Sánchez en su respuesta. Han sido algo más prolijos algunos ministros cuando fueron preguntados al respecto. Por ejemplo la ministra de Hacienda María Jesús Montero.
La ministra de Hacienda María Jesús Montero, habla de las prácticas trumpistas del PP. Demuestra una cierta confusión porque Trump es el que dice que la persecución judicial que sufre es una cacería política. Quiero decir, él es quien denuncia el lawfare. O sea que en este caso estaría invirtiendo los papeles. Pero eso no es lo relevante, sino que señala al denunciante. La denuncia que ha provocado la apertura de diligencias ha sido presentada por el sindicato Manos Limpias, dirigido por Miguel Bernad. Lo controvertido de esta asociación ha provocado muchas suspicacias. Respecto a Manos Limpias. Hoy son pródigos en adjetivos respecto a esta organización, a la que señalan por ser de ultraderecha o por ser un seudosindicato. Bien Lo que ocurre es que nadie tiene vetada la acción penal, es que cualquier personas en una democracia sea cual sea su perfidia tiene derecho a recurrir a la Justicia. Y será el juez quien decida. Es verdad que Manos Limpias es una turbia asociación cuya única función es querellarse. Pero no la señalaron cuando consiguió que un juez sentara en el banquillo a Cristina Urdangarín.
El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, dice que hay que preservar a la familia. Por cierto, que el gabinete de la presidencia puede haber cometido el mismo error que la atribuyen a Díaz Ayuso. Porque si ha difundido un argumentario para defender a Begoña Gómez es que se ha implicado como institución en su defensa, que es lo que dicen que autoriza a dirigirse políticamente contra Alberto García Amador. Que la Comunidad de Madrid se implicó en su defensa.
El presidente del gobierno imputó un delito a una persona cuyo caso fue archivado únicamente por ser el hermano de Ayuso y el trasiego de documentación de la Fiscalía sugiere que se le está ofreciendo un tratamiento muy especial a su novio sólo por ser su socio. Lo más reciente que se ha conocido son los pormenores de la negociación de sus abogados con la Fiscalía. El que Alberto González ofreció declararse culpable y asumir una pena de 8 meses. Así que convendría unificar los criterios al respecto. El juez de Instrucción número 28 de Madrid, Jaime Serret, eleva al TSJM la querella del Colegio de Abogados por revelación de secretos en el caso del novio de Ayuso, al considerar que podría haber indicios de delito contra la fiscal jefa de Madrid, Pilar Rodríguez.
Esta es la razón por la que la Junta de Fiscales de hoy, que tanta expectación ha levantado, tuviera más interés por la fiereza del enfrentamiento interno que por sus resultados. Porque el juez decidirá. Lo que debía dirimir hoy la Junta de Fiscales es si había que investigar quién aportó los datos secretos del novio de Ayuso y había una fiscal que se ha opuesto a sus jefes y que defendía la necesidad de que se investigara. María de la O Silva.
Finalmente ha ganado el Fiscal General. Su número dos dio la orden de que esto no había que investigarlo y… la Junta de Fiscales ha avalado la orden de no investigar la revelación de secretos.
La cita ha sido menos espectacular que el Congreso pero sí ha ofrecido algún pasaje de interés. En concreto por lo que describe de la forma que tenía Koldo García de conducirse por la vida. Es que cuenta Illa que cuando se vieron Koldo García se presentó en el ministerio sin cita previa, llamó a la puerta del ministro. Hablamos de un asesor, de un mero asesor, y del ministro de Sanidad en una pandemia. Pues el hombre al parecer llegaba a los ministerios abría la puerta del ministro y decía, «¿te pillo bien?», y adelante, tomaba asiento y se reunía. Pues ya tenía que ser célebre, el bueno de Koldo…