El monólogo de las ocho: "El baño de pueblo de Sánchez tiene un inevitable tufo populista"
Rafa Latorre repasa toda la actualidad política y reflexiona sobre el acto del gobierno con ciudadanos en Moncloa.
Ni una semana han durado con vida los dos logros diplomáticos que el Gobierno celebró con entusiasmo tras la visita de Pedro Sánchez a Olaf Scholz. La excepción ibérica no se va a convertir en la norma continental, ni tampoco el Midcat va a atravesar los Pirineos para convertir a España en el principal proveedor de gas del centro de Europa.
Son dos noticias malas para España. Sobre todo la segunda, porque la construcción del gasoducto hubiera supuesto un triunfo geopolítico de primer orden. Y hay razones para reclamar la necesidad del Midcat y hay razones para criticar que el vecino francés haya antepuesto una vez su interés nacional al interés comunitario. Pero también hay que preguntarle al Gobierno por la arrogancia con la que la pasada semana vendió la enorme preponderancia internacional de Sánchez.
El anuncio de Macron es malo en cualquier momento para España pero políticamente es especialmente malo hoy para Pedro Sánchez. Si el presidente aceptó en su día debatir con Feijóo en el Senado sobre política energética fue porque estaba convencido de que su campaña alemana le había deparado unas conquistas inapelables. ¿Y ahora qué queda de todo ello? ¿Cuál será el argumento principal mañana en la cámara alta de Sánchez? ¿La rebaja del IVA del gas al 5%?
"Baño de pueblo" en Moncloa
Les hablábamos de la distancia que hay entre los hechos y la propaganda. Lo cierto es que si se hubiera logrado doblar la voluntad de Macron y se hubiera impuesto a nivel continental la excepción ibérica… la propaganda estaría bien justificada, porque serían dos logros inapelables. Hay otras veces en que la propaganda ya es contraproducente de origen. Cuando se torna ridícula, por ejemplo, lo que está concebido para mayor gloria del líder termina convertido en una especie de parodia que lo deja en cueros ante el respetable.
La idea de darse un baño de pueblo en La Moncloa, con 50 ciudadanos como invitados, ni es original ni es sorprendente y tiene un inevitable tufo populista… pero toda idea es subsidiaria de su ejecución. Si se hace bien, igual humaniza al presidente, lo dota de un rostro amable y cercano. La ejecución de esta idea ha resultado bastante embarazosa.
Ya es casualidad. Una noble ciudadana le traslada una idea. "Oiga, las empleadas domésticas deben tener subsidio de desempleo". Voilá! Pues precisamente esa medida va ya camino del Consejo de Ministros. No me digan que no es milagroso. Con la reflexión que requieren estas cosas, con la evaluación que cualquier medida requiere. Así es como se traspasa el umbral de la propaganda para que un acto de comunicación política se convierta en una contracampaña.
Lesmes, atrapado en un bucle
Carlos Lesmes, presidente del CGPJ, vive atrapado en un bucle deprimente desde hace 3 años. Mañana abrirá el año judicial con el mismo lamento del año anterior y del anterior del anterior y lo grave es que su lamento ya no suena grave y en realidad es cada vez más grave.
A ver si conseguimos explicarlo de forma inteligible, porque me hago cargo de lo prolijo del tema. No es fácil de explicar y no tiene la pegada sensacional de otros asuntos. Pero es crucial, porque la credibilidad de la Justicia está siendo dramáticamente socavada.
Los grupos parlamentarios no son capaces de acordar la renovación del Consejo General Poder Judicial. Ante el bloqueo, el gobierno ha decidido maniatarlo para que, en interinidad, no haga nombramientos. Eso está produciendo un colapso en la Justicia, porque las vacantes no se renuevan.
Pero el gobierno ha querido introducir una excepción muy reveladora. Sí permiten que nombren dos magistrados del Constitucional y el objetivo es únicamente controlar este Tribunal, que tenga una mayoría progresista y lo presida Cándido Conde Pumpido. Ante esto, varios magistrados se han plantado y la situación es crítica.
Todo esto está siendo aderezado con toda clase de maniobras sucias. Fíjense que para presionar a Lesmes el Gobierno habría deslizado una amenaza. Lo leíamos en la portada de El Mundo. Dice que o consigue que los magistrados reticentes se avengan a cubrir la dos vacantes del Tribunal Constitucional o Lesmes se puede olvidar de ingresar en él.
La credibilidad de la Justicia está siendo dramáticamente socavada"
Claro, esto va directamente contra la credibilidad de Lesmes porque lo que parece es que ha hecho nefando con el Gobierno, que ha vendido su alma a Sánchez por ponerse la toga en el Constitucional. Él, harto, ha desmentido que esa sea su ambición.
Pero ahora reparen en cómo sale parada la Justicia de todo esto. La impresión que cualquiera que se acerque al asunto se puede llevar es que todo es un cambalache, que los magistrados se mueven en función de intereses puramente personales y que los partidos controlan sus decisiones al milímetro. Cuando esto no es verdad o no es toda la verdad. Porque claro que hay ambiciones pero también hay quien actúa en conciencia para evitar un enjuague indigno y porque si bien los jueces son nombrados a propuesta de los partidos, no siempre deciden lo que los partidos esperaban de ellos.
En cualquier caso, ya nada de esto suena grave y lo es, porque si los ciudadanos no creen en la Justicia, la que sufre es la democracia.
Naufragio en Chile
La noticia en el exterior es el nombramiento de la sucesora de Boris Johnson, se trata de Liz Truss, la que hasta ahora ha sido responsable de Exteriores ha ganado con mucho margen al ministro de Hacienda y se convierte en la tercera mujer en ocupar el cargo de premier británico, tras Theresa May y una Margaret Thatcher.
Sin embargo hay que seguirle prestándole atención a Chile donde la nueva constitución ha naufragado estrepitosamente en el referéndum y aboca a una nueva negociación.
El caso de Chile es un ejemplo perfecto de cómo se malogran las democracias. Se trata del país con instituciones más estables de todo Iberoamérica, aquel que menos merecía una catarsis porque era el que más tenía que perder.
Tras la ola de violencia de 2019 y la victoria de Gabriel Boric se creyó necesario enterrar la constitución anterior sin tener una alternativa. El resultado fue un pastiche esotérico, entre plurinacional, ecoanimalista y que consagra el derecho a hacer pócimas y usar la medicina ancestral y cosas así.
Chile es un ejemplo perfecto de cómo se malogran las democracias
Los chilenos han arrasado el texto en las urnas. Un 62% lo han rechazado y han dejado de piedra a turistas del ideal como Monedero que acudieron raudos y más raudos se largaron de allí. La ministra española Ione Belarra ha tirado del argumentario más elemental tras el ridículo plebiscitario: es que el pueblo vota mal.
La sensatez la puso esta madrugada el expresidente Ricardo Lagos, socialdemócrata que reformó la anterior Constitución profundamente y manteniendo la unidad.