La mirada crítica: "La crisis ha incendiado más negocios que las Fallas ninots"
Ignacio Rodríguez Burgos analiza la actualidad económica con su mirada cítrica en La Brújula. Repasa la iniciativa solidaria para salvar a los artistas falleros y la pobreza actual entre actores y bailarines.
Saludos, buenas noches. Este año no habrá olor a pólvora en Valencia. No habrá fallas. Es lo que tiene la maldita Covid. Por eso, ante la crisis, surgen iniciativas solidarias para salvar a los artistas falleros. Una de ellas es la de “Regala un Ninot”. Y parece que ha tenido éxito pues están llegando pedidos desde todos los lugares de España, incluso de empresas que han decidido utilizar los ninots para promocionar sus nuevos productos y artículos.
El colectivo artístico es uno de los más golpeados por la recesión. El 97% de los actores y bailarines no pueden subsistir tras la pandemia. Solo 3 de cada 100 superan el umbral de la pobreza, alcanzan los 6.000 euros anuales de ingresos.
La crisis va por barrios y escenarios. La crisis ha incendiado más negocios que las fallas ninots. Los hosteleros han protagonizado hoy una nueva campaña de protestas, con concentraciones frente al Tribunal Supremo mientras van presentando en los juzgados reclamaciones patrimoniales.
Esto cuando la CEPYME reelige como presidente a Gerardo Cuerva, que acusa al Gobierno de quedarse corto en las ayudas a las pequeñas empresas y afirman que están cansados de ser un trágala frente al Ejecutivo. Puede suponer un cambio de actitud de los empresarios ahora que Yolanda Díaz asciende a la vicepresidencia y van a comenzar las negociaciones de la Reforma Laboral. Tras la espantada de Pablo Iglesias del Consejo de Ministros queda por ver cómo quedará la relación de fuerzas dentro del Gabinete entre dos gallegas: Calviño y Diaz, cuando faltan reformas y leyes por hacer, como la laboral, la de pensiones, la de la vivienda y con más de 4 millones de parados sobre la mesa, mientras muchos ministros socialistas han colocado puente de plata a Iglesias para su salida. La política española se italianiza, eso sí, sin italianos.