Ciencia en La Brújula: ¿Qué dice la raza de un perro?
La Brújula de La Ciencia con Alberto Aparici en la que habla de las razas de los perros y qué dicen sobre su carácter y comportamiento
El perro es un animal que es casi sinónimo de “humanidad”. Reconocemos en él nuestras emociones, y cuando tenemos uno en casa lo tratamos como un miembro más de la familia. Es tan cercana esa relación que hasta nos contamos historias a nosotros mismos sobre cómo son los perros. Los pastores alemanes, por ejemplo, decimos que son nobles e inteligentes. Los chihuahuas, en cambio, tienen mal genio y son muy ladradores, pero poco mordedores.
¿Puede la ciencia decirnos si los perros son como creemos que son?
Pues eso es lo que ha intentado un grupo de científicos estadounidenses, y les ha salido tan bien que ayer fueron portada en la revista Science. La pregunta que se hicieron es muy concreta: ¿es cierto que cada raza de perro tiene una personalidad diferente? ¿Tiene sentido que digamos “voy a comprarme un golden retriever, que se llevan mejor con los niños”? Y la conclusión a la que han llegado es que eso tiene más de fábula que de realidad.
Todos los datos para este estudio vienen de un proyecto de ciencia ciudadana: gente que tiene perros en casa puede darse de alta en una página web y le harán una serie de preguntas sobre el comportamiento de su perro, y cómo va evolucionando a medida que el perro se hace mayor. La web se llama Darwin’s Ark (el Arca de Darwin) y está activa, cualquiera puede unirse. En este estudio han usado datos de más de 18.000 perros, mayoritariamente de Estados Unidos, de los cuales la mitad eran de pura raza.
¿Y qué tipo de preguntas les hacían? Algunas eran más “objetivas”, como el tamaño del perro y si tiene el pelo blanco o de color, pero otras, las de personalidad y comportamiento, eran cosas del tipo:
Del 0 al 10, puntúe si su perro se pone agresivo cuando se excita.
Del 0 al 10, puntúe si su perro suele comerse cosas (que no sean comida)
Del 0 al 10, puntúe si su perro parece sentirse mal cuando se ha comportado mal.
Y de esto han extraído varias conclusiones:
La variedad de comportamientos dentro de cada raza es enorme. Prácticamente en todas las razas nos encontramos con todas las personalidades posibles. Hay más diferencia dentro de cada raza que entre dos razas distintas.
Sí es verdad que es más probable encontrar ciertas personalidades en algunas razas. Por ejemplo, es más probable que un pastor alemán haga caso a sus dueños cuando le hablan, y más probable que un alaskan malamute sea independiente y vaya un poco a su bola. Pero en ambas razas vamos a tener las dos cosas.
La raza es un indicador de la personalidad bastante pobre. En los datos de este estudio, sólo un 5% de los rasgos de personalidad eran atribuibles a la raza, en comparación con un 40% de los rasgos físicos. Una de las investigadoras de este trabajo ha puesto un ejemplo muy fácil de entender: un chihuahua puede ser simpático o antipático, pero lo que seguro que no medirá es un metro de alto. La conclusión es clara: las razas de perro tienen mucho más que ver con el aspecto externo que con la personalidad. Y en realidad es súper lógico que así sea.
Las razas son extremadamente recientes, Juanra. Ninguna raza tiene más de 200 años, y la mayoría se empezaron a criar hace menos de 150. Las razas son un invento del siglo XIX. Compara ese tiempo con los 15.000 años que tienen los perros más antiguos que conocemos. Lógicamente, 15.000 años pesan mucho más que los últimos 150, y especialmente para rasgos muy complejos como es la personalidad.
Esto no significa que no se pueda afectar a la personalidad del animal mediante la cría. Es sólo que es un proceso muy lento. De hecho sabemos que la cría de los perros ha afectado a su personalidad. A lo largo de esos 15.000 años se han vuelto menos agresivos que sus antepasados, los lobos. Y es totalmente esperable que poblaciones concretas de perros hayan adquirido con el tiempo ciertos rasgos de personalidad. Por ejemplo, la gente que se dedicaba al pastoreo seguramente prefería perros que les hicieran caso y que no fueran agresivos con el ganado.
En cambio, para un perro guardián se buscaría que fuese hostil hacia los desconocidos. Pero la gracia es que ninguna de esas cosas es una raza, sino una característica de un grupo más grande que una raza moderna. Es más, esas pequeñas preferencias que tienen algunas razas por tal o cual rasgo de personalidad podría deberse a que los primeros perros de esa raza venían de una de estas poblaciones que sí se había seleccionado para tener ese tipo de personalidad. Pero eso este estudio no nos lo puede demostrar. Por ahora, lo único que hemos visto es que la personalidad y la raza están menos relacionadas de lo que nos decimos a nosotros mismos.