Benito Arruñada: "Las diferencias entre la izquierda y la derecha sobre las cuestiones más básicas son mínimas"
El economista presenta en La Brújula su libro en el que defiende que los fallos políticos y económicos en España no son solo responsabilidad de los gobernantes, sino reflejo de las preferencias contradictorias y mal informadas de los propios ciudadanos
Las instituciones españolas no fallan únicamente por culpa de los políticos, las élites o las leyes. Según Benito Arruñada, economista y autor de 'La culpa es nuestra: cómo las preferencias ciudadanas frenan las reformas en España', el problema es más profundo y más incómodo: las instituciones reflejan fielmente lo que los ciudadanos quieren, aunque esas preferencias sean contradictorias, incoherentes o estén mal informadas.
"En alguna medida, sí, tenemos lo que nos merecemos", reconoce Arruñada durante una entrevista en La Brújula, donde detalla la tesis central de su libro. Frente a la idea de que bastaría con cambiar a los gobernantes o reformar las instituciones, el autor sostiene que el verdadero freno a las reformas está en las preferencias mayoritarias del electorado.
Votar para expresarse
Uno de los principales focos del análisis de Arruñada es lo que denomina la baja calidad informativa de las decisiones colectivas. "Las preferencias ciudadanas están plagadas de inconsistencias derivadas de una información insuficiente y defectuosa", detalla en su libro. A diferencia de las decisiones privadas, en política el coste de informarse suele superar el beneficio individual.
"En política votamos para expresarnos, incluso aunque eso vaya contra nuestros propios intereses", afirma. Como ejemplo cita el Brexit, donde muchos ciudadanos votaron para castigar o expresar malestar, sin asumir las consecuencias reales de una decisión generalizada.
Uno de los capítulos más provocadores del libro es el dedicado a Cataluña. "Cuando se le impone un Estado de Derecho desde fuera, las cosas funcionan mejor", sostiene, apoyándose en la evolución del PIB por habitante y la población.
Por otro lado, el mercado de la vivienda es, para el autor, uno de los ejemplos más claros de contradicción ciudadana. "Todos queremos vivir en el centro de las ciudades, pero no permitimos construir en altura", resume. A ello se suma la resistencia a derribar edificios y a aumentar la densidad urbana. "El resultado es obvio: queremos dos cosas incompatibles a la vez", señala.
Pensiones
Arruñada también carga contra la falta de reformas estructurales en cuestiones clave como las pensiones. "Las diferencias entre la izquierda y la derecha en cuanto a las cuestiones más básicas son mínimas. O sea, ¿qué partido propone reconducir las pensiones? No es de recibo que la pensión media esté por encima de los sueldos", advierte, subrayando la insostenibilidad del sistema.