El cuaderno de Chapu: Nos vamos a dormir sobre la quietud de la Tierra como si la Tierra se estuviera quieta
El cuaderno de Chapu Apaolaza en La Brújula con sus notas políticas
Traigo la placa de Anatolian, la sacudida y el polvo y el susto y el silencio del primer momento después del terremoto de 7,8 en la escala de Richter revienta los cimientos en Turquís y Siria. Periódicamente, la vida nos recuerda de que va esta vaina y empiezas las semanas contando los días que faltan para el viernes hasta que empiezas la semana contando los muertos. Cuando uno ha pisado un número suficiente de cristales rotos, escucha una mañana: terremoto en dos Siria y Turquía, van 20 muertos y de pronto intuye que serán veinte mil.
Porque echamos unas risas con las cosas y con que Froilan lo han sacado de un áfter con cachimbas, pero hay una memoria de muertos y de gritos en el primer silencio de después, que es el padre de todos los silencios, de todos los dolores y de las extrañas geometrías de la desgracia. Y de la esperanza en Estambul arrasada y en Alepo, cascotes sobre cascotes, sacan un niño de entre las astillas de un edificio, desmadejado pero vivo. Quiero pensar que a esta hora alguien escuchará el un llanto en la bolsa de aire de un sótano, pero quién sabe.
La vida es extraña porque al fin y al cabo dependes de que bostece el Planeta. Si lo piensas bien, ahí echado en la cama, llamas hogar a esta enorme roca lanzada al hiperespacio que gira sobre sí mismo a miles de kilómetros por hora y que esconde en su interior una bola de de fuego y magma incandescente. Nos vamos a dormir sobre la quietud de la Tierra como si la Tierra se estuviera quieta, y sin embargo, sin embargo se mueve.