El cuaderno de Chapu: "Una entrevista con pelo"
Chapu Apaolaza analiza la actualidad política en La Brújula
Notas del 1 de octubre, resacón en lo de Évole. El mejor amigo del hombre es el chivo expiatorio, ¡Y Redondo, cómo expiaba! A quién retrata la entrevista de Redondo es a Sánchez. Sánchez es obra de Redondo en la medida en la que Redondo es obra de Sánchez, y son reflejo de un mundo relativista, sentimentalón y hecho de verdades gasesosas donde que una cosa sea cierta o no es cuestión de punto de vista, donde Cristo es el personaje de una serie, y se escapan latiguillos en inglés, dicho esto, in my opinion. Ayer decían que Redondo era Dios; hoy, dicen que es un friki.
Ahora, cuando dejan los gobiernos escriben en prensa, ya se puede hablar de columnas giratorias. Pero yo venía a escribir del flequillo de Iván Redondo porque le dicen que cómo puede ser el papel de vendedor de crecepelo con una frente made in Turquía.
Yo vengo a reivindicar a a Redondo. En política hay demasiado pelo. Cuando veo a uno de esos líderes mesándose la melena, sospecho que está más pendiente de la amante que de España.
Me parece muy bien que Redondo luzca sobre la frente un recuerdo de Estambul, si es que ha estado. In my opinion, no entiendo esta persecución al capelli plantado. El chiste es fácil. Conocí a uno así de chiquitín al que le habían sembrado el pelo en pequeñas matas separadas unas de otras puestas en fila. Parecían agujeros y que le daban un aire muy cómico; le puse de mote "Salerito". El trasfondo capilar y político de Redondo es injusto. Súbeme el sueldo, Lucas, que estoy juntando para un flequillo.