El Rastro: "Un exceso de memoria acaba con la vida"
Como cada lunes, Andrés Trapiello y Rafa Latorre se sumergen en un paseo por el Rastro madrileño.
Hoy Andrés Trapiello nos cuenta que "El Rastro nunca cierra, ni siquiera en verano". Solamente cerró durante la posguerra dos días, un Corpus Cristi y el desfile de la victoria hacia el año 40.
El pasado domingo le sucedieron dos cosas que "suelen ser habituales". Encontró dos libros "estupendos", que en otro momento, más joven hubiera comprado, porque "estaban a muy buen precio" y que, sin embargo, "dejé pasar".
Uno era uno de Américo Castro, "un gran tomo". "Siempre he pensado que algún día lo leeré", escrito "con muchísima pasión". Otro es el primer libro de poemas en italiano de Dino Campana, los Cantos órficos.
En cambio, "encontré dos cosas muy útiles en mi vida cotidiana". Una bandeja de ratán, "una especie de caña que ahora se ha puesto muy de moda, pero es una especie de planta que solo crece en el extremo oriente, el sudeste asiático". Una bandeja "enorme" para el verano, "para poner bebidas".
A Trapiello le suelen preguntar si "no le da cosa utilizar cosas que ya han usado personas que probablemente ahora están muertas". "No, porque seguro que ha traído a sus antiguos dueños miles de momentos luminosos, de felicidad, de hermandad".
"En El Rastro todo el mundo acabamos surtiéndonos de cosas para el uso diario". Aparte de la bandeja, "encontré una plomada antigua con la forma de péndulo que tienen las plomadas de los masones. Es de metal y por dentro se desenrosca y tiene lo que tienen las plomadas, plomo, por eso se llama así, porque pesan como el plomo".
Con la plomada le pasa como con la bandeja, "está utilizadísima". Esta plomada ya ha construido en Madrid muchas casas, "cuando yo la utilice en el campo, en Extremadura, me guiará mucho mejor las paredes porque la experiencia de una plomada es valiosísima".
Estos dos momentos, le recuerdan "lo que se va y lo que se viene". "Es importante recordar lo que has dejado pasar, no puede uno estar acarreando cosas".
Y nos deja una cita de Nietzsche: "Un exceso de memoria acaba con la vida" porque, como explica Trapiello, "te colapsa, y llega un momento en el que no puedes vivir, y con exceso de cosas tampoco".
"Uno no puede estar todo el día recordando". "El día que meto un libro en casa soy feliz, pero el día que salen algunos otros, también".