Por qué la venganza nunca es la solución
La psicóloga María Jesús Álava Reyes, aborda un tema tan complicado como la venganza desde la perspectiva psicológica.
Vivimos en 2024, pero a veces reaccionamos como lo harían nuestros antepasados en las cavernas. Hoy abordaremos la venganza desde la vertiente psicológica. Intentaremos adentrarnos en ese mundo tan complejo de emociones, sentimientos y pasiones.
¿A qué se debe la venganza? La raíz está en conductas de inmadurez e incluso soberbia. Es una emoción muy primaria de resentimiento y falta de autocontrol. Pero, a veces, corresponde a un chantaje o respuesta a una injusticia. La rabia es muy nociva porque busca el dolor de la persona que considera causante de su frustración. Es una conducta bastante ruin y en la base está la envidia y la soberbia.
La materialización de venganza, lejos de curar la herida, nos meterá en una espiral que nos llevará a los efectos contrarios a los deseados y no solucionará los conflictos internos. La venganza siempre es una trampa que nos incapacita para superar el dolor que sufrimos. Además, llama a la confrontación e invita a la violencia y favorece a la irracionalidad y sentimientos encontrados que nos llevan a un dolor desgarrador e innecesario. Es una forma de no asumir una realidad muy difícil.
Muchas pasiones necesitan tratamiento químico para controlarlas. Tanto los pensamientos como las emociones pueden modificar la anatomía cerebral. Un cerebro estresado no puede crear células nuevas. La venganza es una emoción muy intensa que resulta muy destructiva tanto para el que la siente como el que la padece. Hay muchas obsesiones basándose en la venganza.
Con la venganza tiramos nuestras energías. Para evitarla tenemos que ordenar nuestros pensamientos de forma racional e inteligente. En conductas vejatorias, para que nuestra racionalidad impide que nos sigan dando ese trato. Las víctimas de acoso, familiares de asesinados, sienten deseo de venganza, pero no es el camino. Hay que facilitar el diálogo y el respeto y desechar la mentira, los reproches.
La venganza nunca es la solución. Actuemos con madurez, alejados del resentimiento.