¿Hay un perfil característico de las personas corruptas?
Junto a María Jesús Álava Reyes analizamos la corrupción desde la vertiente psicológica.
Muchas personas pensarán que la corrupción ha existido, desde el principio de los tiempos. En términos generales, el fenómeno de la corrupción constituye una vulneración de los derechos humanos, ya que, generalmente, entraña una violación del derecho a la igualdad ante la ley y, en ocasiones, llega a suponer una vulneración de los principios democráticos, conduciendo a la sustitución del interés público por el interés privado de quienes se corrompen.
Puede haber corrupción en cualquier ámbito: en el deporte, en la industria, en las empresas, incluso en las organizaciones destinadas a ayudar a personas desfavorecidas.
Nuestra psicóloga, María Jesús Álava Reyes , explica que sí que ciertas "predisposiciones que hacen más probable que alguien pueda caer en la corrupción". Entre esas características destacan las personas "que tienen una ambición desmedida, de poder, de dinero, de riquezas", personas que son inflexibles con los demás "muy extremistas" y que siempre justifican lo que hacen. Además, "no se sienten culpables por sus conductas" y tienen un "egoísmo extremo y una falta de empatía total".
Añade la experta que a veces "presentan cierto resentimiento, incluso afán de venganza". Además, por lo general, son "inseguras e inmaduras" que tratan de reafirmarse comprando bienes poder y todo aquello que son incapaces de conseguir por medios lícitos.
Otra característica muy determinante para la psicóloga "es que no se arrepienten de lo que hacen y son capaces de justificar lo injustificable".
Cóctel perfecto para la corrupción
Para Álava Reyes "el cóctel para la corrupción se da cuando la persona carece de valores, de unos principios éticos y es capaz de justificar cualquier actuación por su parte".
"Siempre ha habido y habrá personas corruptas, pero los actos de corrupción se incrementan cuando las consecuencias no son suficientemente disuasorias y cuando su aplicación no es inmediata. Si la persona piensa que compensa, lo volverá a hacer", expresa.
Hace hincapié que como sociedad no podemos facilitar los mecanismos que ayudan a la corrupción y que debemos ser más previsores para "evitar un exceso de poder".