La carta de Ónega a Escrivá por su divertido momento del vaso de agua: "Como si fuera lo más importante que hizo en su vida"
Fernando Ónega dirige su carta a José Luis Escrivá, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, que echó agua en un atril, confundiendo la utilidad del hueco para dejar la botella con un vaso
Cae el agua de la lluvia sobre los campos de España. Cae sobre los pueblos, cae sobre las calles y en los tejados del rico y en el tejado del pobre. Y estaba el escribidor en la tarde mojada del viernes húmedo repasando su memoria para decidir la imagen de la semana. Hizo un referéndum consigo mismo y le tocó, ministro Escrivá. Unanimidad rigurosa. No hay nada que supere, sobre todo en día de aguas, su escena del vaso de agua. Todo el mundo la ha visto, como si fuera lo más importante que usted hizo en su vida.
Seca la boca tras larga perorata sobre el talento sénior, buscó la botella y la encontró. Fue un segundo el verso de Machado: "Como otra vez, mi atención / está del agua cautiva". Fue un momento el otro verso de Lorca, "Guardia Civil caminera, dadme un sorbito de agua". Y fue un instante el poema de Alberti: "se equivocó la paloma, se equivocaba, creyó que el atril era el vaso, creyó que de aquel hueco bebía. Se equivocaba". Cogió el ministro aquel vaso y aquel vaso no salía. "Coño, que esto no sale", mientras el público miraba. No salía porque no era el vaso, que era, digamos, su regazo. Ríase el ministro de sí mismo, se humanizaba.
No todo agujero es un vaso, mirad que los agujeros engañan
Voló sobre la sala el himno de Tip y Coll, "regadez la gilipolluá" y el ministro se reía, de sí mismo se reía, y las redes preparaban el gran jolgorio del ministro de Inclusión y, como el Duero, "su eterna estrofa de agua". "¿Quién diseñó un atril así?", preguntó durante días Su Excelencia y quién iba a ser: fue la modernidad. Pero el escribidor preguntó quién habrá puesto el vaso en otro sitio que no era su sitio; quién preparó esa trampa para oradores, ese engaño de ministros, ese señuelo del agua. Seguro que fue Pablo Casado. Seguro que fue García Egea, que tiene más pinta de juguetón. Seguro que en esa jugada de la botella, el vaso y el ministro hay un mensaje subliminal: no todo agujero es un vaso, mirad que los agujeros engañan.
Y yo, cuando llegue la gran sequía que anuncian los jinetes del cambio climático, sacaré ese video para deciros a todos: mirad dónde echáis el agua, mirad lo que hacéis del agua, mirad lo que le pasó a un ministro de Inclusión.