El encuentro telefónico entre Donald Trump, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el emir de Catar ha puesto sobre la mesa un plan de 20 puntos impulsado desde EE. UU. y con respaldo parcial internacional, cuyo eje central sería un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los territorios palestinos y la posibilidad de una transición en la Autoridad Nacional Palestina.
Según García Coso, el consenso sobre este documento es mayor al de cualquier otra propuesta durante los mandatos de Trump, aunque persisten diferencias sobre el grado de viabilidad y sobre los actores autorizados a implementarlo.
El experto distingue el ultimátum dirigido a Hamás, que implica la entrega de armas y el abandono de la escena política, de la negociación diplomática entre Israel, la administración Trump y los países árabes. El plan plantea un cese de hostilidades, la liberación de rehenes y la entrada de ayuda humanitaria, pero carece de detalles imprescindibles para prosperar y enfrenta la reticencia del gabinete israelí, especialmente de los sectores más radicales, y serias dudas en la Autoridad Nacional Palestina.
García Coso advierte que la aceptación del plan por parte de Netanyahu podría poner en riesgo la coalición de gobierno en Israel y añade que las dificultades judiciales del primer ministro influyen en la gestión del conflicto. Además, la transformación planteada sobre la Autoridad Palestina suscita suspicacias: no se precisa cómo sería esa "renovación", ni se menciona el reconocimiento formal de un Estado palestino.
El experto recuerda que la última Asamblea General de Naciones Unidas respaldó por mayoría ese reconocimiento, pero Estados Unidos e Israel mantienen reservas fundamentales.
El entrevistado destaca la irrupción del ex primer ministro británico Tony Blair, propuesto como mediador internacional, y el esencial papel de Catar como interlocutor y mediador entre las partes. Las recientes condolencias públicas de Israel tras un bombardeo que mató a un ciudadano catarí y la coordinación con Turquía ilustran la presión internacional para unificar posiciones frente a posibles ataques.
García Coso señala que Qatar y Turquía podrían retirar su apoyo a Hamás si este rechaza el plan.