TERRITORIO NEGRO

Territorio Negro:La última carta del asesino de El Salobral

Un pueblo de unos 1.400 habitantes. Una niña de 13 años asesinada por un hombre de 39 que la acosaba. Y una madre que encuentra entre las cosas de esa hija, Almudena, la última carta de su asesino, Juan Carlos Alfaro, alias El Fraguel. Seguro que recuerdan el caso del Salobral. Está a punto de cumplirse un año estos días. Y en el territorio negro de hoy, rematamos la historia de este crimen, este doble asesinato que algunos quisieron confundir con la historia de Romeo y Julieta. Solo que aquí Julieta, que sí que era una cría, no quería ver a Romeo, que era un adulto y estaba armado.

ondacero.es

Madrid | 14.10.2013 18:09

Nos trasladamos a El Salobral, ese pequeño pueblo cerca de Albacete, donde, este domingo se cumplirá un año de los crímenes de El Fraguel, un tipo de 39 años que mató a la que el quería que fuera su novia, Almudena, de 13 años, y a un vecino, Agustín. La madre de esa niña encontró en su casa la última carta que el asesino envió a su hija

Son cuatro folios escritos a mano en los que Juan Carlos Alfaro, un mecánico en paro de 39 años, parece despedirse de la cría. Habían estado juntos varios meses ante la oposición frontal de la familia de Almudena, y luego también de ella, que decidió, en el verano de 2012, dejar esa relación.

Esto es lo que le escribe el asesino a la niña que, no lo olviden, ha decidido romper con él: “Yo lo único que he hecho, al igual que los míos hicieron, ha sido hacerte todo el bien que he podido, pues me parecías buena persona, y siempre me pareció que todos habían sido injustos contigo y solo quería hacerte sentir bien”.

Alfaro está escribiendo a una niña de 13 años y en esos cuatro folios llega a reprocharle que su padre fue quien avaló a su bisabuelo Juan un dinero, porque no tenía donde caerse muerto. Llega a reprocharle a una niña las veces y leo textualmente, que su padre “se lo ha traído a tu bisabuelo cuando le ha visto haciendo autostop”. Almudena creció sin padre, porque el hombre se fue de casa antes siquiera de que ella naciera, y Alfaro metía el dedo en esas heridas.

La carta de este tipo termina pidiendo que le olviden y dice “seguiré buscando mi camino y a personas que sepan agradecer lo que uno hace por ellas”. Pero no fue así.  La carta es un penúltimo intento para que la niña volviera a salir con él. Habían estado ocho meses juntos y Juan Carlos no aceptaba la ruptura.

Almudena vivía con su madre y su padrastro en una finca a las afueras de El Salobral. Enfrente estaba el paraje Las Asomadillas, de la familia Alfaro, conocidos en el pueblo como Los Jardines, donde acudía Juan Carlos. Un día, cuando la niña tenía 10 años, la madre vio como se metía vestida con ropa de calle en la piscina que tenían en la finca. Le preguntó por qué hacía eso y ella le contestó que había un tipo enfrente que la miraba y que le daba mucho asco.

No se puede expresar mejor. Un tipo de entonces, 37 años mirando cómo se baña una niña de 10. En fin. Poco a poco, El Fraguel va haciendo regalos a Almudena. Le lleva CDs con música heavy metal, la favorita de la cría. La invita a su finca a escuchar música. Almudena, ya lo hemos dicho, crece en una familia sin padre, tiene también problemas con su madre y acaba siendo criada por su abuela Francisca. Alfaro aprovecha digamos esas carencias de la niña para ganarse su confianza.

La madre de Almudena se quedó embarazada de ella con 18 años, y su pareja la abandonó. La abuela tuvo a su hija con 16 años, así que se temieron muy pronto por el futuro de la niña. De hecho, la madre, que asegura que sufría malos tratos de su pareja, decide que la niña se vaya de allí y se traslade a vivir con su abuela, para perder de vista a ese vecino tan molesto. La niña se opone, ya está digamos encaprichada con Alfaro. Y entonces éste protagoniza el primer incidente en casa de la abuela de la niña

Alfaro acude a casa de la abuela y pide la mano de la niña, entonces de 12 años. Es importante explicar que Alfaro pertenece a una familia querida y muy integrada en El Salobral, al contrario que la familia de la cría. La abuela y la madre le dicen que está loco, llaman a la Guardia Civil y él rompe un cristal y se va. La niña, entonces, cree que está enamorada de él y le escribe mensajes de amor en facebook. Su abuela le prohíbe usar el ordenador, el teléfono móvil, no la deja salir demasiado… pero Alfaro tiene un plan, un plan de hombre adulto.

Ya contamos aquí en el Territorio Negro del pasado año, tras el crimen, que llevó a la niña a ver a un notario para protegerse de cualquier denuncia de su familia. En el sumario del caso hay dos documentos que demuestran que Alfaro sabía que no estaba haciendo algo legal. Primero convence a otro chaval, Ismael, de 19 años, de que le acompañe como testigo a él y Almudena. El 18 de abril de 2012 la cría firma en el despacho de un abogado un escrito de cuatro párrafos que, digamos, era como un salvoconducto para Alfaro

Esto es lo que firmó esta cría, guiada por su supuesto enamorado: “Almudena Márquez, de trece años, vecina de El Salobral, Albacete… declara que mantiene una relación sentimental con don Juan Carlos Alfaro, mayor de edad, que es consciente de la diferencia de edad existente entre ellos”.

La niña también firma que “mantiene dicha relación libre y conscientemente”. Pero si parece repugnante esa digamos fe notarial, como la familia de la cría seguía denunciando el caso, la hizo firmar otro papel, esta vez manuscrito, que ha aparecido tras el crimen

Es duro, pero la niña escribió de su puño y letra: “Yo, Almudena Márquez, de 13 años, consiento de manera voluntaria en mantener relaciones sexuales con Juan Carlos Alfaro”. Recordemos que la mayoría de edad sexual en España estaba en 12 años y que si la menor consentía, al adulto no podía acusársele de nada.

Pero este tipo siempre decía que no tenía relaciones sexuales con la niña, que lo suyo era un amor platónico… Ya vamos viendo la verdad. La madre de la niña y la abuela siguieron luchando. Esos documentos son de abril. En mayo, la familia de Almudena denuncia a El Fraguel. Él niega que mantenga relaciones sexuales y la niña apoya su declaración. La Fiscalía de Menores no puede hacer nada.

Sí podía hacerse algo y la única que podía era la niña, Almudena. Y lo hizo. Tomó la decisión de dejar a Juan Carlos, y rechazó todos sus intentos por volver. El diario de la niña muestra cómo el tipo la acosaba desde entonces, daba regalos a compañeros suyos de clase para que la espiaran y fueran luego a informarle, la decía textualmente que era una puta, como tu madre, y en varias ocasiones saltó la valla del instituto donde estudiaba para presionarla. Un amigo de El Fraguel, Augusto, declaró que en las fiestas de El Pilar, hace ahora un año, le dijo que la niña le había dejado por culpa de la madre, y que iba a matar a Almudena, que los iba a matar a todos.

Tres días después del Pilar, el 15 de octubre, El Fraguel ve a una amiga de Almudena, otra cría, y le pide que haga de celestina, que intermedie. La niña se niega, sabe que Almudena no quiere volver a ver a ese hombre. El Fraguel la insulta. Al día siguiente, la madre de Almudena no puede más y va a por él, le insulta y golpea su coche, le exige que deje en paz a su hija. El jueves de esa semana, Alfaro compra en Albacete una pistola, una Walter p99. Y llega el 20 de octubre de 2012. Alfaro va con su coche y se acerca a Almudena, que está paseando con una amiga. Baja la ventanilla y le pide que vaya con él, que tienen que hablar. La niña le dice que no. Y Alfaro hace fuego, hasta 15 veces.

Lo contamos aquí hace un año. Mata también a Agustín Delicado, un vecino que en ese momento sale a la calle para fumar un pitillo, dispara al abuelo de Almudena en un hombro y huye. Luego, llama a Emergencias para decir que ha matado a una niña. La Guardia Civil le cerca en la finca familiar, donde está atrincherado.

Así llegamos a la mañana del 22 de octubre. Alfaro ha hablado con el negociador de la Guardia Civil, le ha pedido tabaco Marlboro y una batería para su teléfono móvil. A las diez menos nueve minutos llama a su amigo Manolo, que le anima a entregarse: “lo has hecho mu mal”, le dice, “le has quitao la vida a dos personas”. Y el tipo aun responde: “ya, ya, pero la chiquilla me la jugó a mí”.

Y poco después, a las diez y treinta y un minutos de la mañana, rodeado por más de cien guardias civiles, El Fraguel vuelve a llamar, esta vez a su amigo Alberto. Si no fuera trágico, sería surrealista. Alberto le pregunta, qué haces, y Alfaro contesta, “pues ná, aquí estoy, atrincherao y rodeao”. Su amigo insiste, ¿cómo estás, jodío?. Mal, por la que he líao, le dice El Fraguel, que añade: “estoy muerto ya, tío”. Alberto le insiste en que se rinda y se entregue: “Juan Carlos, por lo que más quieras, que la vida no se ha terminado, deja todo lo que estás haciendo que te van a pegar un tiro y te van a matar”. El Fraguel responde: “estoy hasta los dientes, no creas que es fácil entrar aquí”.

No era fácil, porque estaba atrincherado con todas sus armas, pero al final El Fraguel salió andando y se disparó en la cabeza antes de entregarse. Ha pasado un año de esa terrible historia. Y esta semana, la madre de la niña, Adela, ha estado acusada en un juicio por dañar el coche del asesino de su hija, aquel incidente cuatro días antes del crimen

Adela se quedó sin hija y sin culpable, sin nadie a quien reclamar. Y ahora es la familia del asesino la que la acusa. Imagino que es legal, pero parece un disparate. Aunque quizá refleje bien la realidad de El Salobral, donde la pasada semana estuvo allí una reportera de interviú, Vanessa Lozano, y para muchos vecinos la familia de El Fraguel y el propio asesino son los buenos y la niña muerta y su madre y su abuela siguen sin estar bien vistos. La madre de Almudena nos contaba con enorme tristeza que una niña de 15 años, amiga de su hija, pasea por el pueblo de la mano de un hombre de 30. Y que nadie hace nada.

La culpable, la niña. Y si no, la madre. Lo habéis dicho algunas veces aquí, algunos crímenes reflejan lo que anda mal en una sociedad en conjunto, lo que hay por debajo, este, sin duda, es uno de esos casos.