EL BLOG DE TERRITORIO NEGRO

Territorio Negro: De Ponferrada al cielo

Ponferrada, la capital del Bierzo, ha generado una de las últimas crisis políticas, esta vez del Partido Socialista. Sus dirigentes locales se aliaron con el partido del acosador sexual y el ex alcalde, antes del PP, Ismael Álvarez para conseguir la alcaldía. Pero la historia negra de Ponferrada, como muchas en España, arranca muchos años atrás. Y la protagonizan dos personajes, dos constructores que crecieron con la burbuja desde Ponferrada a todo el país y que ahora están implicados en distintos procesos de corrupción. Hoy Manu Marlasca y Luis Rendueles desentrañan quiénes mandaban de verdad en Ponferrada –y en muchos otros sitios, de Valencia a Madrid–. Es una historia, de verdad, que recuerda al Crematorio de la magnífica serie de televisión protagonizada por Pepe Sancho.

ondacero.es

Madrid | 22.04.2013 18:01

Empezamos en el año 1995. Ismael Álvarez, que entonces encabeza la lista del Partido Popular en Ponferrada, llega a la alcaldía de esa ciudad con el apoyo, por cierto, de tres tránsfugas del PSOE.

Ismael, un ex empleado de banco y dueño de locales nocturnos, empieza entonces a gobernar Ponferrada, una ciudad que fue cuna de Endesa, donde había mucho dinero fresco, el de muchos mineros prejubilados, por ejemplo; pero una ciudad triste y, con perdón, pero estuvimos allí, fea. Ponferrada tenía muy poca vida entonces, sus calles eran grises y tenía hasta una enorme montaña de carbón en plena ciudad.

Y el alcalde y su partido, empiezan a diseñar grandes avenidas, auditorios, prometen (y al final lo hacen, aunque tarden) llevarse esa horrible montaña de carbón. Hay mucho negocio y aparecen dos personajes que se quedan con la mayoría de esas obras públicas y muchos beneficios. Son dos constructores. Uno es José Martínez Núñez, un gallego que se hizo a sí mismo, que empezó como albañil y fundó Teconsa. Amigo de Fraga, que le entregó el premio de empresario del año en 1999, Martínez Núñez controlaba casi todo el negocio de la construcción en la zona. Por ejemplo, solo él tenía plantas de hormigón en Ponferrada. El negocio era redondo porque vendía el metro cúbico a diez mil pesetas (60 euros). Y había que asfaltar, hacer muchas obras… Por eso, otro constructor, más modesto, Sindo Castro, también vinculado al PP y que hacía negocios en Astorga, decidió ampliar sus miras a Ponferrada ese mismo año.

Atención que aquí empiezan las prácticas mafiosas. A este constructor modesto le visitan varias personas, empleados de Martínez Núñez, y le recomiendan no “cruzar el puerto del Manzanal”, el que separa Astorga de Ponferrada. “El Bierzo es de don José”, le advirtieron, según denunció en su día a la Guardia Civil. Lo que ocurre es que Sindo Castro también tiene mucho coraje y al año siguiente abrió su planta de hormigón muy cerca de Ponferrada.

Cruzó el puerto del Manzanal, vamos. Incendiaron algunos de sus camiones, les rajaron las ruedas a otros y hasta lanzaron un cóctel molotov a su casa, en Astorga. Él siguió adelante con sus denuncias, que fueron las que en el año 2000 sirvieron para echar una primera luz sobre la podredumbre en Ponferrada. Por cierto, gracias a que había competencia y ya no más monopolio, el metro cúbico de hormigón bajó en la zona a 6.500 pesetas (39 euros), un tercio menos, con el consiguiente ahorro para los ayuntamientos y diputaciones, para todos en definitiva.

Esos atentados que sufrió este hombre, el constructor Sindo Castro, fueron por orden de ese que fue empresario del año, del señor Martínez Núñez. Aunque eso se puede decir oficialmente solo desde noviembre de 2012, 16 años después de que ocurriera todo. La Audiencia de León ha condenado hace ahora a Martínez Núñez por daños continuados contra Sindo Castro a pagarle multas e indemnizaciones varias. También han sido condenados los hermanos Pintado Palomo, dueños de una agencia de detectives que contrató el constructor, y José Villanueva, alias Murdock en honor de un personaje de El Equipo A, un matón que participó en todo aquello.

16 años para saber la verdad. Y mientras tanto, el señor Martínez Núñez seguía siendo el rey del hormigón. Del hormigón y de muchas más cosas. Algunos datos: un empleado suyo fue condenado por sobornar al jefe de minas de El Bierzo. Le pagó cinco millones de pesetas (30.000 euros) para que negara los permisos a otros empresarios que querían hacerle la competencia, un método más limpio que el que se usó con Sindo Castro.

Martínez Núñez y su grupo Teconsa siguieron creciendo durante todos estos años, lo que ocurre es que su carácter le traicionaba. Y tampoco ayudó que apareciera muerto un antiguo empleado suyo, el venezolano Rafael Wolfrang Pérez, que se ahorcó en León el 14 de julio de 1999.

Su último trabajo legal fue de vigilante del parking de la plaza de Orduño II en León, una de las obras que consiguió en aquella época Martínez Núñez. Pero, según confesó en la carta de suicidio que le dejó a su esposa, Rafael hizo muchas cosas más. Por ejemplo, participó en los ataques contra Sindo Castro y su familia, dio una paliza a un empresario, quemó la sede de otra empresa rival en Valladolid y cobró 400.000 pesetas de adelanto por matar “al segundo de Fraga, un tal Cuiña

Y aquí enlazamos con lo del carácter de don José, como le llamaban sus empleados. El propio Cuiña confirmó ante la Guardia Civil que en el año 1998 lo había echado de su despacho de conselleiro de Fomento de la Xunta de Galicia después de que Martínez Núñez se cagara en lo más alto por no recibir concesiones de obras públicas, concretamente carreteras, en Galicia.

Todo esto sale a la luz en el año 2000. Un año antes, Martínez Núñez había sido nombrado empresario leonés del año. Y un año antes, Ismael Álvarez, entonces muy amigo del constructor, vuelve a ganar y esta vez arrasa en las elecciones en Ponferrada.

Martínez Núñez e Ismael se llevaron muy bien en esa primera legislatura. Por ejemplo, el alcalde autoriza al constructor a levantar un magnífico panteón familiar en el cementerio de Ponferrada, algo que le habían negado siempre los socialistas. Pero, una vez más, Martínez Núñez se ve traicionado por su carácter y tiene otro incidente con el alcalde, al que acusa de traicionarlo con su rival directo, José Luis Ulibarri.

Ulibarri es el constructor, el empresario moderno. Mucho más joven que Martínez, más educado, le quedan bien los trajes, sabe moverse entre despachos, jamás gritaría ante un alto cargo. Ulibarri empezó como aparejador en la empresa de Martínez Núñez, al que abandonó para iniciar su camino. Fundó la empresa Begar, que se fue convirtiendo en un imperio y amenazaba a Martínez. Por eso, el venezolano suicida lanzó un coctel molotov en la sede de la empresa, en Valladolid, poco antes de las elecciones a la federación de empresarios de León. Se presentaban dos candidaturas, una avalada por Ulibarri y otra donde estaba el hijo de Martínez Núñez. Después del incidente, la candidatura de Ulibarri se retiró.

E Ismael y su gobierno empiezan a dar obras a Ulibarri, ante el disgusto de Martínez Núñez, entonces un tanto desprestigiado por las denuncias contra él, pero que sigue haciendo negocios formidables.

Los dos tienen en común mucho más de lo que pensamos. Ulibarri y Martínez Núñez pelean a muerte por las obras, pero utilizan a algunos políticos como marionetas y también a varios periodistas. Ulibarri se hace con la propiedad del Diario de León y Martínez Núñez controla La Crónica de León, que se asocia con Pedro J Ramírez para ser la oposición. Imagínate el panorama para los lectores y el margen de libertad en la prensa de Ponferrada.

Y en 2001 estalla el caso Nevenka Fernández, la joven concejal de Hacienda de Ponferrada, que fue pareja del alcalde Ismael y que cuando quiso romper la relación sufrió un calvario de acoso.

Nevenka es hija de Juvencio Fernández, otro constructor de la zona, dedicado a la pizarra, que tenía excelentes relaciones con el alcalde, también con su número tres, el ex tuno Carlos López Riesco, y también con Martínez Núñez. La joven era licenciada en Económicas y aceptó entrar en el ayuntamiento, inició luego una relación de pareja con el alcalde, que estaba viudo, y al tratar de romperla sufrió varios episodios de acso hasta que el 20 de marzo de 2001 denunció el caso.

Y su partido la dejó tirada, el fiscal jefe, en una actuación memorable, la comparó con una cajera de Hipercor “que tiene que dejar tocarse el culo” y  miles de personas salieron en solidaridad con el alcalde.

Hay un libro magnífico de Juan José Millás sobre el tema: “Hay algo que no es como me dicen: El caso de Nevenka Fernández contra la realidad”. Ante la estupefacción de Nevenka y sus padres, ambos militantes del PP y amigos de buena parte de los dirigentes y poderosos de la ciudad, el alcalde Ismael recibió el apoyo masivo de la gente, desde el periodista Luis del Olmo, nacido en Ponferrada y con un busto en una plaza de la ciudad, hasta la entonces esposa del presidente del gobierno, Ana Botella, pasando por su sucesor y entonces amigo Carlos López Riesco.

Ismael Alvarez fue condenado a pagar 14.000 euros de multa. Recordemos que entonces el acoso sexual no estaba casi castigado. Y la víctima, recuerden, tuvo que irse a Londres, donde sigue viviendo. Y uno de estos constructores tuvo un papel curioso en aquel escándalo.

Esto lo contó el padre de Nevenka, y también viene en el libro de Juanjo Millás. Antes de denunciar públicamente el acoso que sufre la joven, su padre, Juvencio, busca ayuda, no se puede creer lo que le están haciendo a su hija algunos de sus viejos amigos, y seguimos la comparación de Millás. Desconcertado, al igual que le ocurría a Jack Lemmon en maravillosa película Desaparecido de Costa Gavras, trata de arreglarlo. Entonces Nevenka ya tenía una buena oferta de trabajo para salir del ayuntamiento; se la había hecho la empresa Begar, de José Luis Ulibarri. El padre de la joven dice que Ulibarri trató de convencerla de que no hiciera pública la denuncia, pero Nevenka siguió adelante. El escándalo estalla y de la oferta de trabajo, claro, nunca más se supo.

Un malpensado podría imaginar que era trabajo a cambio de silencio, claro. En fin, llega a la alcaldía su amigo Carlos López Riesco, que ahora, por cierto, ha perdido el sillón. Tras los incidentes de Martínez Núñez, Ulibarri consiguió el pastel más jugoso: el auditorio municipal, el servicio de autobuses, y sobre todo el gran bocado de urbanizar el nuevo barrio de La Rosaleda, donde según los tribunales, consigue permiso y suelo para 2.000 viviendas con un pelotazo de hasta el 80 por ciento sobre lo que paga. Los tribunales anularon la concesión del auditorio y de otra planta de hormigón. Un buen ejemplo de aquello, uno de tantos que hay por España, es la torre de La Rosaleda, un edificio gigantesco de más de cien metros de altura y 27 pisos, construido por Begar, financiado por Bancaja e inaugurado en 2009 por Luis del Olmo. El edificio está casi vacío y su dueño era Bankia.

Pero Martínez Núñez sigue haciendo negocios en Ponferrada y extendiéndose por otras comunidades autónomas. Tiene casi 700 empleados y factura 35.000 millones de pesetas al año. Construye autovías, edificios… Lo mismo hace Ulibarri, que participa en obras del metro y en hospitales en Madrid, también en urbanizaciones en la Comunidad Valenciana. Los dos empresarios, curiosamente, compran sendos chalés de lujo en Boadilla del Monte, una zona vip de Madrid, cuna de la trama Gurtel.

Las dos empresas, Begar y Teconsa, trataban con la trama de Bárcenas y Correa para conseguir contratos del PP. Así, la empresa de Martínez Núñez, Teconsa, fue investigada por pagar sobornos para conseguir realizar un tramo de carretera en Castilla y León. Su mayor logro en este campo fue conseguir que Canal 9, la televisión valenciana, le concediera el contrato para retransmitir la visita del Papa Juan Pablo II a Valencia, en 2006, por casi siete millones y medio de euros.

El asunto fue que no tenían ni idea de televisión, así que tuvieron que subcontratar a algunas empresas a las que le dieron algo de dinero. Pero aquello no costó más de tres millones. El resto, según el sumario Gurtel, se fue en las comisiones y sobornos. Casi millón y medio de euros para Correa, 600.000 para su segundo, Pablo Crespo, medio millón para el director de Canal 9 y un pico de 200.000 para la constructora de don José Martínez Núñez.

Y también está en ese sumario el otro constructor, Jose Luis Ulibarri. Begar, la empresa principal de Ulibarri, porque tuvo hasta 23 en sus momentos de gloria, se metió en un proyecto de urbanización de lujo llamado Boadilla Park. Vamos a dejar que lo explique Francisco Correa alias don Vito en una de las grabaciones que originaron el caso. “Compramos el suelo a 10.000 (el metro cuadrado), la operación son 8.000 millones y ganamos 12.000 kilos. Yo he metido a Ulibarri, que es el que pone la pasta, y yo reparto con Alvarito, reparto con el alcalde, reparto con Blanco Balín, en fin, la polla”.

Les fue bien a los dos, lo que se los ha llevado por delante ha sido la crisis. Pero antes, con Zapatero en el poder, Ulibarri hizo movimientos inteligentes, como contratar en 2007 para su empresa a Luis Carlos Croissier, que fue ministro de Industria con el PSOE. También contrató a un periodista, Oscar Campillo, autor de dos libros biográficos y bastante cariñosos sobre Zapatero. Hizo obras del AVE a Barcelona, la ronda sur de Granada, el canal de Castilla y León…

También le fue bien a Martínez. También hizo obras del AVE y la vida trajo la casualidad de que una periodista que trabajó en sus medios acabara colocada como directora general de Coordinacion Informativa del presidente del Gobierno. En 2008, Martínez Parra, el hijo del dueño, presumía de que esa mujer era amiga suya y les iba a echar una mano. Llegó a acudir a La Moncloa. Tres meses después, Teconsa consiguió el contrato para levantar una planta experimental de captura de dióxido de carbono en El Bierzo. Era el proyecto más caro de los 20 que se presentaron.

Es cierto que este hombre seguía siendo poco sutil. La Guardia Civil tenía pinchado su teléfono con todo aquel escándalo de Cuiña. Y él dijo, y está en el sumario: “Cuiña es un trepador y Fraga es un gilipollas”. Añadía luego, “hay que apostar por Zapatero”.

Y en caso de duda existencial sobre territorios negros, nosotros siempre recomendamos volver a El Padrino. Citamos cuatro pinceladas: “La política y el crimen son la misma cosa”, “Las finanzas son un arma y la política es el arte de saber cuándo disparar ese arma”, “Un abogado con su maleta puede robar más que cien hombres armados” y “el hombre más rico es el que tiene los amigos más poderosos”.

De vuelta a Ponferrada, el siglo pasado, en el año 99, pasamos algún tiempo allí para escribir sobre algunos de estos asuntos en Interviú. Y pensamos como tú, que el PSOE se escandalizaría y algún diputado nos haría declaraciones sobre estas tramas y sus planes criminales, recordemos que hasta para matar a un político. Llamamos y nos remitieron a un joven prometedor de la zona, nos dieron su teléfono y hablamos con él. No quiso mojarse y nos dijo cuatro obviedades que no tenían que ver con la historia. Se llamaba José Luis Rodríguez Zapatero.