Territorio Negro: La tela de araña de Luis Pineda y Manos Limpias
Se presentó en sociedad como azote de bancos y defensor de ciudadanos. Luis Pineda Salido, abogado, fundó Ausbanc hace 29 años. Denunció abusos y persiguió injusticias mientras se hacía un nombre y crecía su influencia y su patrimonio. En el territorio negro, trataremos de desentrañar lo que la policía llama “entramado de araña” de Pineda, encarcelado por extorsión, amenazas, pertenencia a organización criminal, estafa, administración desleal y fraude en subvenciones.
Vamos a hacer un poco de historia, de biografía de este abogado, Luis Pineda, presidente de Ausbanc, que se presentaba como defensor de todos nosotros, los consumidores. ¿Quién es Luis Pineda?
Es un abogado de buena familia. Él declaró, por ejemplo, en una entrevista hace años que nunca se había bajado del Mercedes desde que era niño. Nació en 1962 en Málaga, está casado, tiene cuatro hijos y se define a sí mismo como idealista, apasionado, luchador incansable, impetuoso, impulsivo y sureño. En 1980, con apenas 17 años, el joven Pineda, fue detenido en Madrid. La sentencia de la Audiencia Nacional declaró probado que él y otros amigos entraron en casa de la Marquesa de San Eduardo, María Ignacia López de Soto, en el barrio de Salamanca, en Madrid. Le golpearon la cara con una pistola y la obligaron a firmar un cheque de 85.000 pesetas. La amordazaron, también a dos empleadas de la marquesa y se llevaron 27.900 pesetas (25.000 de la aristócrata y el resto de las asistentas). Antes de irse, rasgaron con navajas varios abrigos de pieles de zorro y astracán de la marquesa.
La sentencia, que le condenó a tres meses de arresto porque era menor de edad, definió ya a Pineda, conocido como Luispi, como una persona de mala conducta informada que formaba parte de un grupo de unas 30 personas llamado Frente de la Juventud, un partido ultraderechista escindido de Fuerza Nueva que cometía ese tipo de acciones. En 1982, Pineda ya era jefe nacional del Frente de la Juventud. Entonces volvió a ser detenido tras ordenar lanzar cócteles molotov en la calle Fuencarral de Madrid para celebrar el primer aniversario del golpe de Estado de Tejero.
Cuatro años después de esos incidentes, que no parecen una broma, Pineda ya es abogado y funda una asociación para luchar contra los abusos de la banca, para defender a los consumidores. Se llamó, se llama todavía Ausbanc (Asociación de Usuarios de servicios Bancarios). Y nacía para luchar contra la prepotencia de los bancos y evitar la indefensión de los ciudadanos, una especie de Robin Hood contra los banqueros. El propio Pineda relata que el principio fue duro, que no había dinero, apenas cien mil pesetas de capital social. Pero todo va a cambiar en los años noventa.
Atención porque la primera maniobra oscura de este Robin Hood ocurre, según un informe de la policía que desvela esta semana la revista Interviú, en 1992, hace 24 años. Un juez de la Audiencia Nacional procesa a Emilio Botín y otros cuatro directivos del Banco Santander por lo que se llamó cesiones de crédito. Les pide 8.000 millones de fianza. Y entonces aparece Pineda, Robin Hood.
El informe de la policía que publicamos esta semana en interviú explica así la intervención de Pineda: “Ausbanc se persona como acusación particular en el caso de las cesiones de crédito. Sorprendentemente (no olvidemos que es una acusación) todo evoluciona a favor del banco. Con posterioridad, Luis Pineda llegó a pedir dinero al abogado (del banco) llegando a mostrar un parte médico de un psiquiátrico donde supuestamente estuvo ingresado el juez de la Audiencia Nacional que instruía el sumario”.
Pineda, que oficialmente acusa al señor Botín, ofrece bajo cuerda un supuesto informe que demostraría que el juez del caso tiene problemas mentales. Eso dice el informe de la policía. Aquel caso, el de las cesiones de crédito, donde se hablaba de un perjuicio a Hacienda de 43 millones de euros de los de entonces, quedó en nada finalmente en el año 2012. Mucho antes, en 1999, la acusación, Ausbanc, había cambiado de parecer y había pedido que el caso se archivara, ya no veía delito. Y aquel juez, que no estaba loco, perdió su plaza tiempo después. Pero coincide en el tiempo con el despegue de Ausbanc. Pineda siempre va a defender a Emilio Botín. Lo llamaba revolucionario y visionario de la banca, le dio varios premios y, según el sumario, recibía anualmente un millón de euros de publicidad del Banco Santander.
Y dos años después, en 1994, con el señor Pineda ya bastante boyante, se produce el caso Banesto. Y aquí surge otra maniobra en la oscuridad. Otra vez la asociación de Pineda, Ausbanc, se presenta como acusación particular en el caso contra Mario Conde (es decir, ejerce un papel cañero y pide condenas más fuertes que la fiscalía). El informe policial recoge en este punto que Pineda y lo suyos también pidieron dinero a Conde pero, vamos a leer, “la oferta que recibe no le parece suficiente y se siente insultado”.
Así que nuestro Robin Hood sí continúa su lucha contra Mario Conde y su corrupción. Pero hemos hablado de un informe de la policía que publica Interviú. Ese informe, que se redactó en 2010, viene de los datos que aporta una mujer que estuvo muy cerca de Pineda. La informante es una mujer que les cuenta, ya hace siete años, que ha trabajado con Pineda y que ha sido su amante. Hace un verdadero mapa de la trayectoria del abogado y los agentes dudan de que María, que es como la llaman en los informes, diga la verdad, que semejante entramado sea cierto, pero poco a poco van viendo que sus confidencias son muy exactas.
El modus operandi que contó María a la policía ya en 2010 se ha confirmado en 2016. Básicamente, si dabas dinero a Ausbanc (en metálico o poniendo publicidad en sus revistas), la asociación no se querellaba contra el banco, no había críticas en las revistas ni campañas negativas. Pero si no lo dabas, Robin Hood entraba en acción.
Los datos de la operación Nelson muestran que el Banco Santander daba un millón de euros a Ausbanc cada año. El presidente de Unicaja, Braulio Medel, estaba acusado en la trama de los ERE. Según las investigaciones, alguien pagó un millón de euros a Ausbanc, que de pronto decidió que ya no era delito lo que había hecho el señor Medel ni Unicaja y retiró las acusaciones contra ellos. El resto de grandes bancos pagaba 600.000 euros, los pequeños y las cajas de ahorro, 300.000 euros. Solo el BBVA se negó siempre a pagar esa mordida. Tampoco pagó, y eso le honra, el señor Blesa en Cajamadrid, sí lo hizo el señor Rato. Los datos de la policía apuntan a que Pineda y su entramado ganaban unos siete millones de euros al año netos con ese sistema. Fue muy sangrante lo que ocurrió con el tema de Forum Filatélico y Afinsa, la estafa de los sellos, en 2006.
Según el juez se engañó tanto a los acusados de la estafa como a las víctimas y la policía, a los dos. En 2004 Ausbanc había organizado unas jornadas sobre el caso de Forum y Afinsa. Se ofrece a defender a cientos de perjudicados y se presenta como acusación particular en el proceso. Dos años después, recibe un millón doscientos mil euros de las empresas a cambio de controlar las denuncias y el proceso judicial. Entonces, Pineda defiende que eran empresas legales, que no hubo tal estafa y que el Estado se precipitó al intervenir en ellas. Varios afectados les denunciaron por estafa procesal.
Paralelamente, este hombre, Luis Pineda, se hace un personaje. Amigo de banqueros, de políticos, tertuliano en medios de comunicación… Ausbanc ha sido una asociación fuerte, potente, crea filiales como Ausbanc Consumo, revistas, sucursales y delegaciones en Latinoamérica, y entró en causas nobles (el redondeo al alza de los tipos de interés, las comisiones a los clientes por parte de algunos bancos, cláusulas suelo…) Pineda traba relación con periodistas y presentadores (a algunas les envía por Navidad un bolso de unos 1.500 euros que no todas devuelven), a otros los invita al Rocío o a conferencias y congresos por todo el país y luego por todo el mundo. Su mujer es directora general de Consumo de la Comunidad de Madrid en el gobierno de Ruiz Gallardón; en Andalucía, donde el poder es el PSOE, contrata como delegado a José Marín, viejo cargo socialista que dimitió del ayuntamiento de Sevilla por un caso de corrupción y facturas falsas…
El BBVA, como hemos explicado, siempre dijo no. Pero también, y queremos destacarlo aquí, FACUA, la asociación de consumidores, le dijo no. Y le costó caro a Rubén Sánchez. En 2012 Sánchez hace público el pasado ultra de Pineda. Le amenaza con querellarse y poco después papeles con la imagen de Sánchez y carteles de Se Busca llenan calles de Sevilla y Málaga. Sánchez explicó que Pineda le acusó de corrupto y hasta de pedófilo.
María cuenta a los agentes con los que se entrevista, a sus controladores, que Pineda invita a jueces, fiscales, incluso magistrados del Tribunal Supremo, a congresos, ponencias, conferencias, “jornadas de hermandad”, las llaman. Ausbanc ha creado, por ejemplo, el foro de la justicia, que cada año se celebra en alguna ciudad española. Allí acuden magistrados y jueces que cobran entre 600 y 800 euros por una ponencia. Otros prefieren no ir. El Consejo General del Poder Judicial ya ha dicho que se trata de una actividad legal. Hay un problema estético: algunos de estos jueces son los que resuelven luego los temas en los que Pineda se presenta como acusación.
Pero lo que cuenta esa mujer a la policía va más allá. Habla de favores “de todo tipo” a jueces y magistrados. Y menciona un local de Colombia llamado La Mansión. El informe de la policía recoge que fue en 2003 cuando Ausbanc organiza en Costa Rica las jornadas de Ausbanc Internacional y entonces “comienza a invitar a personalidades del mundo judicial” a esos congresos. La confidente explica que Pineda se ha jactado de haber llevado a magistrados y fiscales a ese local, un night club llamado La Mansión. Es el más lujoso de Colombia. En su web presumen de que entre sus clientes hay “caballeros empresarios, políticos, cuerpo diplomático y altos dignatarios”. Los foros especializados hablan de que media hora con una chica cuesta “de 400 dólares para arriba”.
La policía no sabe si eso es verdad, pero sí conoce la fluida relación de Pineda con algunos jueces. Por eso escribe en su informe: “A medida que se van conociendo datos provoca cierta alarma, si al final se confirma, que LP pudiera estar construyendo todo un entramado de araña a base de favores de todo tipo donde pudieran estar siendo atrapados un preocupante número de importantes personalidades del mundo judicial”.
La policía pone por escrito “la capacidad que pudiera tener LP para corromper ciertas instituciones vitales del Estado.” Habla de que Pineda presume de tener “aliados” entre miembros de la judicatura y ya entonces, repetimos en 2010, se pone negro sobre blanco el sistema: “reclamaciones judiciales mediante las cuales solicita el pago de grandes sumas a cambio de desistir de las mismas”. Aquel informe proponía hacer un trabajo de campo y trasladar los datos sensibles a las instituciones correspondientes “antes de que el entramado contaminante de LP se extienda en una institución tan fundamental para el Estado de Derecho como es el Poder Judicial”.
Este informe de la policía que, se desvela en interviú, es de diciembre de 2010. Han pasado más de cinco años hasta que Pineda ha sido detenido. ¿Qué ha cambiado ahora?
La Infanta Cristina. Hace algo más de dos años, Luis Pineda seguía en su fase de expansión. Un viejo conocido suyo, Miguel Bernad, también con un pasado ultraderechista, había seguido una línea paralela. En 1995 había fundado un sindicato, sin trabajadores eso sí, llamado Manos Limpias, y había alternado algunos éxitos (el caso Pujol, la infanta Cristina) con otros episodios surrealistas (denuncias al programa Los Lunnis, a un guardia civil que se declaró homosexual…).
La investigación de la policía apunta a que Bernad y los suyos estaban en problemas económicos serios y que Pineda se ofreció a resolverlos (pagando por ejemplo 3.000 euros al mes del alquiler de la sede de la calle Ferraz). Con ese acuerdo no firmado, Pineda y Bernad empezaron a ir de la mano. Bernad, nos cuentan, es un pirulero, que no pagaba, por ejemplo, a algunos abogados ni hacía provisiones de fondos. Pineda tiene otro nivel, ya lo hemos visto. Y en ese marco, Manos Limpias es la única acusación que defiende, y lo consigue, la imputación de la infanta Cristina en el caso Noos de corrupción por dos delitos fiscales.
Y, claro, una infanta acusada es una oportunidad de ganar dinero a cambio de retirar la denuncia, como hicieron con Unicaja o con otros. Bernad se deja querer. Aquí aparece otro personaje de sainete, El Pequeño Nicolás, aspirante a agente secreto y que sondea al líder de Manos Limpias si lo de la infanta se puede arreglar con dinero. Nos dicen que hay dos grabaciones donde Bernad no se niega: el problema fue que Nicolás no logró culminar ese rescate porque no juntó el dinero (podría haberse convertido en un héroe para algunos círculos de poder).
Pineda tiene otros contactos. Habla con varios banqueros de postín para arreglar el asunto. Uno de ellos, Emilio Botín, fallece de un infarto en 2014 cuando ya ha sido informado de que por un millón y medio o dos millones de euros la infanta podría quedar fuera del juicio contra su marido.
Pero el juicio empieza. Y Manos Limpias sigue acusando a la Infanta Cristina, para la que pide cárcel incluso. Ocho años, parece algo excesivo para delitos fiscales. No hay nadie en España con esa condena. Parece más bien una cifra inflada para negociar. El caso es que con el juicio ya iniciado, Pineda logra contactar con Miquel Roca, jefe de los defensores de la Infanta. Lo hace a través de Gonzalo Barettino, un cargo del Banco de Sabadell, entidad de la que forma parte también Roca. Por tres millones de euros todo se olvida. Roca y su amigo del Sabadell acuden a la policía. Los agentes les proponen fingir que aceptan el chantaje y pagar la mitad, millón y medio de euros en una cuenta corriente controlada por Pineda que está abierta en Panamá… Pero el señor Roca no quiere y ese cebo que habría sido una prueba vital, se frustra.
Y el juez Pedraz ordena detener y luego encarcelar a Pineda y Bernad. ¿Qué sabemos de ellos?
Ya no están en la cárcel de Soto del Real porque allí coincidieron en el módulo 10, el de los VIP, con Díaz Ferrán (al que Bernad acusó) y Mario Conde, lo que hizo saltar algunas chispas. Tampoco era buena idea que Pineda y Bernad compartieran módulo porque podían ponerse de acuerdo y dificultar las investigaciones. Hoy Pineda está en la cárcel de Estremera y Bernad en la de Navalcarnero o Madrid 4, donde, nos cuentan, ya ha recibido la oferta de colaborar con la justicia. Se lo está pensando.