Territorio Negro: Juan Miguel Esteban, el hombre que tras estar casi 11 años en prisión encontró su salvación en el deporte
En 'Territorio Negro', Manu Marlasca y Luis Rendueles nos presentan en 'Julia en la Onda' a Juan Miguel Esteban, un expresidiario que ha conseguido rehacer su vida tras pasar casi 11 años en la cárcel.
En enero de 2016 Juan Miguel Esteban volvió a ser libre tras haber pasado 10 años y 9 meses en prisión, en la que entró con 32 años tras ser condenado cuando un empleado suyo falleció. Aunque a los 7 años y medio consiguió su primer permiso y a los 9 años el tercer grado y más tarde, la libertad condicional, "no fue un camino fácil", explica.
Juan Miguel recuerda que cuando entró pesaba 132 kilos, todo músculo, y sin embargo, cuando salió se había quedado en tan solo 69 kilos. Además, explica que antes de entrar en prisión "era un tío normal, un poco menos feliz que ahora porque me rodeaba de un mundo de cinismo".
Pensé que tenía amigos y no tenía nada
Antes trabajaba en el mundo de la noche, donde ganaba dinero de manera rápida aunque ahora se ha dado cuenta de que esa vida estaba vacía. "Pensé que tenía amigos y no tenía nada", se lamenta.
¿Cómo fue su estancia en prisión?
Juan Miguel rememora su primer día entre rejas, estaba nevando y le metieron en un patio de 10 metros cuadrados, rodeado de una alambrada de espinos. Todos los presos llevaban el mismo uniforme, un mono blanco típico que usan los pintores y pensó "madre mía si esto es la cárcel, yo me muero".
Madre mía si esto es la cárcel, yo me muero
Sin embargo, pronto fue designado al módulo en el que estaría los siguientes años: "cuando me llevaron al módulo, parecía una barriada, con 144 habitaciones, una puerta gigante de cristal" y donde se le acercaba todo el mundo mirando a ver quién era el nuevo y qué era lo que le podían quitar.
El ex presidiario sostiene que era "gente de todo tipo físico que te está mirando" y que entre ellos, había "gente peligrosa". Pero apunta que aunque "es complicado buscarte un hueco, buscarte un sitio, ver con quién puedes hablar y con quién no puedes", consiguió hacerse su lugar a través del deporte. "En prisión hay gente buena, gente mala, gente que tiene todo perdido en la vida y le da igual todo", confirma.
Me llamaban en loco
"Me llamaban en loco" porque al contrario que el resto de reclusos que caminan de muro a muro, él en el patio aprovechaba para correr, aunque fuese dando vueltas en círculos.
Pero una vez consiguió hacerse su sitio, Juan Miguel asegura que "hiciera el tiempo que hiciera", nevase, lloviese, hiciese sol o granizase, él salía a correr. Más tarde se le unieron otros presos y ahora, incluso, ha corrido maratones.
Incluso estando en la cárcel, tuvo la oportunidad de correr la maratón de Madrid junto a sus primos y Juan Miguel consiguió conocer a Martín Fiz.
¿De qué manera influyó Malú en su vida?
En estos años también ha tenido otra vía de escape además del deporte. Juan Miguel afirma que, aunque nunca le había gustado Malú, en la cárcel todo cambió el día en el que consiguió una radio analógica. Asegura que las letras de la cantante le transmitían mucho durante esos años. "Lo que daba fuerzas para tirar era ese sentimiento que le pone a la letra", apunta.
¿Cómo es la vida de Juan Miguel tras salir de prisión?
Juan Miguel ahora tiene una vida normal, una mujer y un hijo y trabaja en dos colegios como director comercial. Es la prueba de que con esperanza y esfuerzo todo se puede conseguir.