Territorio Negro: ¿Dónde están las 45 botellas de vino robadas del restaurante Atrio?
Esta semana, Luis Rendueles y Manu Marlasca hablan del atraco a la bodega del restaurante Atrio y del paradero de las 45 botellas valoradas en un millón y medio de euros que fueron sustraídas.
Una pareja atractiva se presentó como un matrimonio de turistas y terminó de cenar en el hotel restaurante Atrio, con dos estrellas Michelín en Cáceres. Aquella madrugada, según la policía, asaltaron la bodega y se fueron, llevándose entre otras, una botella de Chateau d’Yquem del año 1806, valorada en 310.000 euros.
Los dos fueron detenidos en Croacia y están en prisión en España, pero el vino, 45 botellas valoradas en millón y medio de euros, no aparece. Vamos a explicar lo que ocurrió en ese hotel de lujo el 26 de octubre de 2021.
Aquella noche, una mujer, joven y atractiva, menor de treinta años, vestida con gafas oscuras, peluca y mascarilla contra el covid, llega al hotel restaurante Atrio, en Cáceres. Habla inglés y enseña una tarjeta de identidad suiza para registrarse a nombre de una tal Milca Oluvic. Paga con una tarjeta prepago y dice que esa noche quiere cenar en el famosísimo restaurante del hotel y que lo hará con otra persona, su pareja, que llegará luego.
Y luego, en efecto, llega un hombre, algo mayor que ella, un tipo de ojos claros, que está fuerte y no se registra en el hotel. Piden el menú degustación, que son 195 euros por persona. Pagan en efectivo y luego el maitre les ofrece enseñarles la bodega, algo habitual con los buenos clientes porque es un atractivo del hotel, casi única en España.
Una bodega espectacular
¿Y qué ven en esa bodega tan espectacular?
Toño Perez, uno de los dueños del Atrio, ha reunido una espectacular colección de vinos. La pareja de turistas va viendo las joyas de la corona, varias botellas de Romanée Conti, un tinto francés, de la Borgoña, del que solo se hacen en el mundo 3.500 botellas por año. Esas botellas, por ejemplo, se venden a 12.000 euros cada una en el restaurante del hotel, en otros lugares alcanzan los 19.000 euros. También les enseñan, por supuesto, esa botella de Chateau d’Yquem del año 1806, un vino dulce de Burdeos, valorada en 310.000 euros
La Policía cree que la pareja fue observando, también, las pocas medidas de seguridad de la bodega. Vieron cómo se entraba con una tarjeta magnética similar a las de las habitaciones de un hotel de lujo y que por la noche no había ningún trabajador dentro. Eso sí, personal de recepción controlaba con cámaras las imágenes de lo que ocurría allí.
Y esa pareja se va luego a su habitación del hotel. Recordemos que el hombre no se ha registrado y ella figura como una turista con documentación suiza. De madrugada, la mujer llama a recepción, dice que tiene hambre, a pesar de que ha cenado el menú degustación, recuerden.
Hacia la una y media de la madrugada la huésped llama a recepción. Se ha despertado y tiene hambre, lo hace bien, parece malhumorada, ¿qué pueden ofrecerle? El empleado le dice que lo siente pero que la cocina está cerrada ya. Ella le insiste y consigue que le haga una ensalada y se la lleve, así logra que deje vacía la recepción y por tanto, deje de vigilar las cámaras de seguridad que le enseñan lo que ocurre en la entrada y salida de la bodega.
Después de comerse la ensalada, la mujer le dice al trabajador del hotel que sigue con hambre, quiere algo de postre. El empleado le dice que ya no puede ofrecerle más y vuelve a su puesto, pero mientras, el hombre ya ha entrado en la bodega y en una operación limpia y rápida se ha llevado 45 botellas de vino, incluida la más cara, por supuesto además de 38 de Romanee Conti.
Pero hacía falta una llave magnética para abrir la puerta de la bodega del hotel ¿Cómo la consiguieron?
Es uno de los misterios de esta historia tan fascinante. La Policía no sabe si clonaron una tarjeta magnética o consiguieron una original. El asunto es que las cámaras del hotel sí registran la salida de la pareja aquella madrugada. Se van andando hacia las cinco y media de la mañana. Llevan varias mochilas y bolsas de deporte oscuras cargadas con las botellas. Han metido, además, toallas del hotel para que no se oiga el sonido del cristal de las botellas al tocarse. Cruzan andando el centro de Cáceres donde varias cámaras los graban y se van a las afueras, donde han dejado el coche para que no haya ya cámaras que los graben. Luego, se esfuman.
¿Cómo se investiga un robo así? Porque imagino que la mujer no era una turista suiza y el hombre ni siquiera se había registrado en el hotel.
La investigación no es sencilla porque, como te imaginas, la mujer no es una señora suiza con apellido de los Balcanes y su documentación era falsa. En realidad es mejicana, se llama Priscila Lara Guevara, ahora tiene 29 años y llegó a ser reina de la belleza del estado de México, Miss Earth Estado de México parece que es su título, aunque el mundo de concursos de misses no es nuestro territorio. Su imagen aparece además en varias páginas eróticas y de líneas de contactos. La policía llega a esta reina de la belleza siguiendo el rastro del hombre, que ese sí que es un viejo conocido suyo y de otras policías de Europa.
¿Quién es ese hombre, hablamos de un ladrón que roba solo vinos? ¿Existe gente así?
Casi. Y sí, existen ladrones muy especializados. El hombre es Constantin Gabriel Dimitru, nacido en Rumanía, con pasaporte holandés también. Ojos azules, un tipo fuerte, padre de dos hijas, y enamorado del vino y de otras botellas caras de licores. La policía española lo tenía en sus ficheros porque en agosto de 2019 fue detenido después de que el dueño de la tienda Lavinia, un local muy pintón del barrio de Salamanca en Madrid lo pillara in fraganti tratando de llevarse una botella de whisky Balvenie, valorada en 5.250 euros.
Ya entonces, según la denuncia del dueño de la tienda, Dimitru va con una mujer pero no es una miss, es su hija mayor a la que parece que está enseñando el oficio. Lo detienen, pero queda en libertad porque ha sido un robo sin violencia y además le han pillado. Queda pendiente del juicio, que aun no se ha celebrado.
Y este hombre va, digamos, perfeccionándose. Mejora su técnica y repite en otros lugares.
En julio de 2020 roba en una tienda de la calle Velázquez, también en Madrid. Se lleva dos botellas de ese vino francés que tanto le gusta, el Romanee Conti, esas valoradas en 19.900 euros cada botella. La víctima denuncia que va acompañado de una mujer que parece sudamericana. Un par de meses después, nuestro hombre se presenta en una comisaría con su abogado. Sabe que le están buscando y acude voluntariamente, le comunican que está acusado de ese robo, que habrá un juicio y queda, de nuevo, y cumpliendo la ley, en libertad.
Aun hay un episodio más. Esta vez, también en el barrio de Salamanca en Madrid, pero la víctima es una tienda de bolsos de lujo.
Se llevó un bolso de mujer valorado en 800 euros, poca cosa para él, incluso los investigadores creen que lo robó para hacerle un regalo a su novia. El caso es que en octubre de 2021, trece días antes del robo al hotel Atrio, una patrulla de policías que está por el barrio lo identifica y lo para por la calle. Comprueban quién es, lo que tiene pendiente y, una vez más, le pasan la receta, como dicen los policías, es decir, le dicen los cargos que hay contra él y queda en libertad.
Y apenas 13 días después de esa "receta", la pareja llega al hotel Atrio en Cáceres y roba esa millonada en botellas de vino, según los investigadores.
Los investigadores creen que estuvieron al menos tres veces en el Atrio preparando el golpe y comprobando las medidas de seguridad.Tres meses después del atraco, en enero de 2022 los agentes de la UDEV ya tienen identificada a la pareja, que obviamente ya no está en su casa de Madrid, por cierto, un piso alquilado muy cerca de la comisaría central de Canillas.
El casero les cuenta entonces que la pareja se fue aquel otoño, o sea, muy poco después del robo. Y que una hija del hombre se murió de forma muy trágica, en enero de 2022. Los agentes van a descubrir luego que el ladrón del Atrio tuvo digamos la sangre fría de acudir a España para la incineración de su hija, que fue en un tanatorio de Alcobendas, aquí cerquita, para luego salir zumbando de España y seguir su fuga.
Finalmente, los dos son detenidos meses después, ¿qué se sabe de la fuga de esta pareja? ¿Dónde estuvieron?
No hay registros de su salida en España, por lo que todo indica que se fueron en coche. Hay zonas de misterio, de sombra, pero se sabe que se movieron por varios países de la Unión Europea. Al dueño del piso de Madrid le dijeron que se iban a Holanda, pero no hay rastro de su paso por allí. Sí pasaron por Rumanía, porque el hombre, Constantin, renovó su pasaporte allí mientras estaba fugado, los datos indican que tenía el pasaporte caducado y lo renovó en febrero de 2022. Lo siguiente que se sabe seguro es que los dos cogieron un avión desde Rumanía hasta Frankfurt, en Alemania. Y allí se pierde su rastro, aunque los policías españoles descubren que ha dejado huella en otro país europeo.
¿También por robar botellas de vino? No me lo digáis, ¿incluso las mismas botellas, el mismo vino tinto francés que robó en España?
Eso es. Las autoridades suizas lo buscaban por haber robado en la tienda duty free del aeropuerto de Ginebra tres botellas de Romanee Conti, ese mismo tinto de Borgoña tan caro y tan exclusivo. Las robó en 2019, lo detuvieron allí en Suiza en octubre de 2020 pero luego quedó en libertad, de nuevo a la espera de ser juzgado.
La detención
Decís que la última pista es que este hombre y su pareja, la miss mexicana, estuvieron en Alemania, ¿cómo y cuándo los detienen?
Los detienen en julio de este año, después de ocho meses de fuga, en Croacia. El 11 de julio la policía española recibe el aviso de que han entrado por la frontera de Eslovenia, allí en los Balcanes sigue habiendo controles fronterizos terrestres. Entonces se emite la orden de detención. Finalmente son detenidos el 18 de julio cuando tratan de entrar de nuevo en Croacia por la frontera esta vez de Montenegro. Van en coche, casi con lo puesto, sin mucho dinero en metálico, sin mucho equipaje, no han usado tarjetas de crédito en todo ese tiempo, parece que están de vacaciones.
Los dos son enviados a España y ahora están en prisión, esta vez sí, a la espera del juicio ¿Han contado algo? Y, lo más importante, ¿se sabe dónde están las botellas de vino?, recuerden que valen más de millón y medio de euros
No han contado mucho, no. Su abogada, Sylvia Córdoba, pidió la libertad para los dos porque aseguró que no había pruebas contundentes del robo, que tampoco había riesgo de fuga, algo que el juzgado rechazó. Sí dijo algo que es cierto, la pena que les puede caer es un máximo de cinco años al haber sido un robo sin violencia. Los dueños del Atrio ya han cobrado el seguro por los vinos robados, además. Y esa abogada asegura que las botellas no valían tanto porque la superbotella se había roto en su día y había sido recogida y trasvasada por expertos a otra botella, algo que también es verdad.
De momento, los dos siguen en prisión y la investigación ha descubierto que diez días antes del robo al Atrio habían llamado para hacer una reserva en otro restaurante de lujo, esta vez en Madrid, el Coque, de los Hermanos Sandoval, que podía ser uno de sus objetivos.
Nada se sabe del vino
Nada se sabe del vino, solo que las botellas de Romanee Conti tienen salida porque se hacen muy poquitas cada año y que existe un mercado digamos en b para colocarlas a restaurantes de todo el mundo.