Territorio negro: Caín y Abel en Granada
Manu Marlasca y Luis Rendueles nos cuentan lo que la Guardia Civil ha descubierto de una historia de celos entre hermanos que algunos comparan con la historia bíblica de Caín y Abel.
Un pueblo de Granada, Las Gabias, de unos 20.000 habitantes, fue el escenario de un crimen brutal el pasado 27 de mayo. Un hombre entró en el chalet familiar de Rosario y su familia. Mató a la mujer y a su hijo Lucas, de solo tres años.
Esa madre, además, estaba embarazada de ocho meses. En este territorio negro, Manu Marlasca y Luis Rendueles nos cuentan lo que la Guardia Civil ha descubierto de una historia de celos entre hermanos que algunos comparan con la historia bíblica de Caín y Abel.
La Guardia Civil ha llamado a esta investigación operación Arache, por el nombre de la calle donde se cometieron los asesinatos.
¿Cómo se descubre todo?
El marido de Rosario, que es piloto, estaba ese fin de semana trabajando. Había volado hasta Baleares y pasó la noche del 26 al 27 de mayo en un hotel de Palma de Mallorca. La mañana siguiente, temprano, este hombre avisa al 112, tiene una aplicación instalada en su teléfono que controla la seguridad en su casa familiar de Las Gabias, en Granada, y ese sistema le ha avisado de que hay alguien extraño en la casa. El hombre cree que puede tratarse de un robo y llama para dar la alerta. Son las 9.15 de la mañana.
Se avisa entonces a Bomberos, Protección Civil, Policía Local… ¿Por qué a tantos cuerpos de emergencia?
Parece que sale humo del chalet familiar. Los bomberos fuerzan la puerta y encuentran los cadáveres de Rosario, la mujer, de 38 años y de su hijo Lucas, que tenía tres años. También encuentran el cadáver del feto, el futuro hijo de Rosario, que estaba embarazada de ocho meses cuando la mataron. El humo procede de un colchón que el asesino ha intentado quemar antes de huir.
Entonces empieza la investigación de la escena del crimen. Y esta vez la Guardia Civil cuenta con esas grabaciones, ese sistema de seguridad tan sofisticado que esta familia había instalado y que fue el que avisó al marido de que algo sucedía en su casa.
Eso es. Varias semanas antes del crimen, alguien había incendiado unos setos que esta familia tenía en su chalet de la urbanización Los Chopos, en Las Gabias. Nunca se supo quién había sido, pero lo cierto es que decidieron instalar ese sistema de cámaras de seguridad, con audio y vídeo, que avisaba de cualquier entrada extraña en la casa. Y esas grabaciones son oro, son una mina para la Guardia Civil de Granada y el equipo de Policía Judicial encargado del caso.
¿Qué se ve en esas grabaciones?
Por lo que nos han contado -no hemos podido verlas- se ve a un hombre con ropa de obra, como vestido de albañil. Lleva gorra y mascarilla, también lleva guantes, y se distingue que tiene en la zona occipital, en el cogote, vamos, una forma extraña en el pelo, como una leve calva. No se le ve la cara. Lleva también una especie de lanza de hierro en la mano. Una vez que entra en la casa, la puerta no está forzada, saluda a los dos perros que tenía esta familia. Y esta es la primera gran pista.
Por su actitud con el asesino. Especialmente la actitud de uno de los perros. En las grabaciones se ve como los dos animales saludan al asesino e incluso uno de ellos le lleva un juguete para que se lo tire, para que juegue con él. Los investigadores de la Guardia Civil piden ayuda a sus guías caninos, que estudian si eso es normal en ese perro, en su comportamiento anterior. Es un perro mayor, tiene más de siete años, y quieren saber si es juguetón, si es bonachón, si es un perro que lleva juguetes a cualquiera o solo lo hace con personas que conoce mucho. Comprueban que solo lo hace con personas a las que conoce. Por eso, los primeros investigados son el entorno más cercano de la familia, incluyendo también a algún adiestrador de perros que ha trabajado con ellos.
La Guardia Civil piensa que el asesino es alguien muy cercano a las víctimas, a Rosario, claro. El niño solo tenía tres años.
Además, el asesino no había forzado la puerta y no había robado nada. Y aquí entran las grabaciones de los sonidos del crimen. No se escuchan con mucha claridad, y hay algunos factores como ventanas, el eco, la situación de los micrófonos, ruidos, que lo hacen difícil, pero después de algunas dudas, distinguen como la mujer dice varias veces un nombre: Manuel. Parece que el asesino se llama Manuel.
En esas grabaciones se oyen cosas terribles, porque son dos asesinatos los que se cometen allí y están siendo grabados en directo.
Las grabaciones no recogen las imágenes de los crímenes. Sí se oye decir a la mujer, a la madre, dos frases terribles. La primera, "A Lucas no, A Lucas, no". Lucas es su hijo de tres años y todo indica que el asesino lo mató primero, delante de su madre y la mujer estaba intentando salvar al crío. Y también se distingue otra frase tremenda: "Manuel, ¿por qué me quieres matar?"
Mientras algunos guardias civiles analizan las grabaciones, otros participan en la inspección ocular. Es una escena del crimen terrible. El asesino ha ensartado con esa lanza al niño en la cabeza y también a su madre, ha matado también al feto.
Manuel es el hermano de Rosario, el tío de Lucas, y es la persona que está en la cárcel acusada de los asesinatos. Y unas horas después de los crímenes está de nuevo allí, en la casa, porque ha acompañado a su madre cuando la Guardia Civil avisó a la familia de lo que había ocurrido. Eso sí, luego descubrirán que la ha acompañado en taxi desde el pueblo de Torredonjimeno, en la provincia de Jaén, donde viven. No utiliza su coche porque es el coche que usó horas antes para desplazarse hasta casa de su hermana y matarla.
No es la primera vez que un asesino está cerca o quiere estar cerca de las investigaciones, ver lo que sabe la Guardia Civil. Como la asesina del niño Gabriel en Almería.
Algún guardia civil recordó luego aquella historia de esa mujer celosa del amor del padre por su hijo. Lo cierto es que Manuel va a ser interrogado muy pronto, primero de forma informal, luego con todas las de la ley. Uno de los guardias civiles que habla con él se da cuenta de que respira muy fuerte. En las grabaciones de seguridad de la casa se escucha también como el asesino respira muy fuerte.
En el interrogatorio ya formal, Manuel tiene o parece que tiene un ataque de ansiedad, incluso se tira al suelo. Gime y respira muy fuerte, él no lo sabe, pero eso ayuda aún más a los investigadores. De pronto, deja de hacerlo. Va a ser detenido y va a colaborar en la reconstrucción de los asesinatos, va a contar su versión de la historia, que también va a ser grabada para que sirva como prueba en el juicio contra él.
El arma del crimen, esa barra de hierro, se recuperó allí, en la escena.
El asesino dejó la lanza en la cama, junto al cuerpo de Lucas, el niño, se supone que para quemarla con el incendio que trató de provocar allí. Ese arma es muy especial. Manuel había convertido la barra de hierro en una especie de arma letal. Le había puesto una punta en diagonal, con forma de aguja, suponemos que para hacer más daño.
Llevaba además puestos unos guantes de látex y en tres huecos de tres dedos de los guantes llevaba un cartucho de escopeta, cartuchos del 12, pegados a la punta de la lanza. Los investigadores creen que su intención era dispararlos si el marido estaba en casa. La familia tenía una escopeta en el armario y Manuel quizás pensó en que podían tratar de defenderse. Llevaba un cartucho para cada víctima: su hermana, su sobrino de tres años y su cuñado, que no estaba en casa en el momento de los asesinatos.
¿Qué cuenta el asesino en la reconstrucción de los crímenes?
Parece una secuencia lógica hasta que mata a sus familiares. Llega en coche hasta el chalet, entra con la lanza, saluda a los perros. La Guardia Civil ya ha averiguado que al perro más veterano, el que lleva el juguete al asesino, se crio con Manuel, en Jaén durante varios años. En esa reconstrucción de los hechos, Manuel dice que mató primero a su hermana y que tuvo que matar a su sobrino Lucas porque le vio hacerlo, que el crío se escondió pero él le descubrió y no le quedó más remedio. No cuadra con lo que se oye en las grabaciones. La madre grita "a Lucas, no" y no se escucha en ningún momento la voz del niño. Todo indica que mató primero al crío, aunque eso se verá en el juicio, porque será importante.
Después de cometer los crímenes, trata de incendiar un colchón para que parezca una muerte accidental. Se va de vuelta a su pueblo, toda la familia menos Rosario vivía en Torredonjimeno, en Jaén. Está un rato con su mujer y su hijo. Y cuando avisan a su madre de lo que ha ocurrido, la acompaña en taxi de vuelta a Las Gabias.
Y ahora queda una pregunta para esos asesinatos tan terribles. ¿Por qué?
El juez ha ordenado que se le haga un informe psiquiátrico a Manuel, que está en la cárcel a la espera de juicio. Hasta el día de los asesinatos no consta que sufriera ninguna enfermedad mental o al menos no estaba diagnosticado. Manuel llevaba una vida de trabajador, de currante del campo, una vida dura, la ha llevado toda su vida entre los olivos y las fincas que su familia tiene en Torre del campo.
Los investigadores de la Guardia Civil creen que Manuel sufre celos, muchos celos, de su hermana Rosario. Ella se fue del pueblo, triunfó en la vida, estudió una carrera, se casó con un piloto, le iba muy bien en todos los sentidos.
Manuel se quedó en el pueblo, trabajando las tierras, no pudo estudiar. Nos hablan de una envidia celopática de este hombre hacia su hermana, que habría empezado ya en la infancia. Manuel contó toda una acumulación de celos, de agravios que le habían hecho sus padres desde que eran críos. No hubo malos tratos, pero según él, todo lo bueno era para su hermana, lo malo para él.
No sabemos si eso es cierto, pero si fuera así, o si al menos este hombre lo vivió así desde que era un crío, ¿Por qué decide ahora, tantos años después, matar a su hermana?
Hay un detonante que es la herencia familiar. El pasado mes de diciembre murió el padre de Manuel y Rosario. Queda la madre, la abuela Ana. Hay que repartir la herencia, que nos dicen que es cuantiosa. Hay tierras, fincas, olivos, algunos inmuebles… Manuel fue el que se quedó en el pueblo todos estos años cuidando las tierras, su hermana fue a la universidad, se marchó del pueblo, y parece que no estaba conforme con que su hermana recibiera la mitad de todo si se decidía venderlas. Lo cierto es que el lunes 29 de mayo es cuando esa herencia, ese testamento iba a leerse. Dos días antes, el sábado, Manuel va a casa de su hermana y comete los asesinatos.
Es terrible. Y mata también a su sobrino, un crío de tres años. ¿Tiene alguna lógica criminal ese asesinato, infanticidio ?
Parece que la tiene, además de la crueldad que implica. Lucas, el niño, el hijo de Rosario, también tendría derecho a cobrar parte de la herencia. De hecho, los especialistas nos han explicado que es importante el orden de los asesinatos porque si Manuel mata primero a la madre que al crío, su parte de la herencia pasaría al niño. Si luego mata al niño, esa parte de la herencia podría pasar al padre, al cuñado de Manuel.
Lo cierto es que esta parte tan macabra de la historia restaría credibilidad a lo que Manuel ha declarado: dijo que "tenía el demonio dentro" cuando mató a su hermana y su sobrino. Todo indica que Manuel se quedará sin su parte de la herencia si es condenado, como marca la ley.
El proceso por la herencia va a ser tortuoso. En principio, heredará la abuela, Ana. Pero, y esto es lo terrible, puede que cuando muera la anciana, sea la hija de Manuel, el asesino el que herede finalmente al menos una parte de las fincas, los olivos y el dinero familiar. Es un tema muy complicado de derecho civil. Nos cuentan que el viudo de Rosario está luchando ya para que eso no suceda. Veremos.