EL BLOG DE TERRITORIO NEGRO

Operación Emperador

Hace ya ocho días que todos nos quedábamos estupefactos al ver esos enormes fajos de billetes intervenidos a un grupo de mafiosos de nacionalidad china. Era la última fase de la operación Emperador: casi cien detenidos, unas mareantes cifras de dinero incautado y, según casi todos, la más importante operación contra el blanqueo de dinero hecha en nuestra historia. Hoy, hablamos de los secretos de esta operación, de cómo se gestó y de su importancia…

ondacero.es

Madrid | 22.10.2012 19:02

Agentes de la Policía Nacional con parte del material intervenido en la "operación Emperador" | EFE

Operación Emperador. En este caso no parece que la policía se haya devanado mucho los sesos con el nombre. Podía haber sido dragón, pero la Guardia Civil ya había hecho una recientemente con ese nombre y con objetivos también chinos. Operación Emperador hace referencia a la pieza de caza mayor de todo el dispositivo, ese filántropo llamado Gao Ping, que desde hace ya varios años era el objetivo a abatir.

En el año 2009, la Brigada de Crimen Organizado de la UDYCO Central –el mismo grupo que inició la operación Avispa, el gran golpe contra la mafia rusa– comienza a recopilar informaciones sobre lo que está ocurriendo en el polígono Cobo Calleja, en Fuenlabrada, a 20 kilómetros del centro de Madrid, una especie de Chinatown comercial, el mayor centro de venta al por mayor de productos chinos de toda Europa. Allí, en 160 hectáreas, se reparten 400 naves, casi todas propiedad de comerciantes orientales, y trabajan diariamente 10.000 personas, en su mayoría chinas. Hasta el Cobo Calleja viaja gente de otros países para adquirir mercancía que luego venden en sus bazares.

Pasaba algo que era un secreto a voces: allí, en esos almacenes se movían millones de euros en efectivo. Pocas facturas, todos los pagos en metálico… Pero es que, además, esas primeras informaciones hablaban de que detrás del polígono Cobo Calleja había una trama, una organización  criminal. Esas pesquisas apuntaban ya a Gao Ping y a su familia (su mujer, su cuñado…) como los máximos dirigentes de un entramado dedicado, sobre todo, al contrabando: metían mucha más mercancía de la que declaraban. Introducían en España toneladas de productos fabricados en China burlando los controles aduaneros….

Ahí está el primer delito: importar mercancía sin declarar…  El primero y el más importante. Son los ingentes beneficios que proporciona este delito los que después se tienen que blanquear. Cada año llegaban a las empresas de Gao Ping –titular de quince compañías– o a las de su influencia entre 1.500 y 2.000 contenedores cargados de tabaco, ropa falsificada y juguetes con falsos sellos de la UE, que entraban, sobre todo, por los puertos de Barcelona y Valencia. Los investigadores creen que tan solo se declaraba el diez por ciento de esa mercancía.

Además, como decíamos al principio, todo el dinero que fluía era en efectivo: los pagos de los contenedores, los pagos de los que acudían a comprar a las naves del Cobo Calleja. Eso generaba una cantidad de billetes a la que había que dar salida con la máxima urgencia y ya desde los primeros años de este siglo la organización de Gao comienza a ingeniar métodos para sacar dinero de España y enviarlo a China, donde acaban todas las ganancias de la red.

Gao Ping llegó a España en 1989 y se instaló en Sevilla, donde vivía ya parte de su familia. No es, como él ha contado, uno de esos chinos que llegaron a Europa prácticamente sin nada y se fraguaron un futuro a base de trabajo. Su familia tiene dinero y está muy relacionada con el mundo del arte en China. Gao también se convirtió en mecenas y dio a conocer el arte de su país aquí y llevó a artistas españolas a China. Incluso preparaba una exposición de Antonio López. Pero, además, supo ‘casarse bien’.

Gao se casó con Lizen Yang, alias Linzey, una mujer perteneciente a una de las primeras familias chinas que triunfaron en España. Tuvo con ellas tres hijos, que estudiaban en uno de los mejores colegios de Madrid, y comenzó a fraguar su honorabilidad: se hizo patrocinador del equipo de fútbol de Fuenlabrada, su relación con el arte le permitió conocer a altas autoridades españolas, con las que incluso posa orgulloso en algunas fotografías: el ex ministro Moratinos, el rey de España… Se mudó a La Finca, donde tiene vecinos de tan alto standing como Cristiano Ronaldo.

Así que Gao Ping es desde esos años –principios de este siglo– un hombre de negocios de éxito, un figura respetada socialmente, pero, bajo esas capas estaba el Gao delincuente, defraudador….

Eso es lo que aseguran la policía y la Fiscalía Anticorrupción. Tan bien le iban los negocios, que, como te decíamos antes, la acumulación de dinero en efectivo, dinero negro, comenzó a ser un problema. Así que Gao empezó a enviar billetes a China por los métodos más tradicionales que existen: los correos físicos y los pitufos…

En este caso, los hombres de Gao enviaban a China, como si fuesen remesas de inmigrantes, cantidades que nunca superaban los 3.000 euros, el límite de alerta, y nunca repetía el mismo pitufo antes de noventa días, para incrementar de esta forma la seguridad. Ese dinero iba a parar a las cuentas que en China controlaban el padre y la hermana de Gao Ping. Pero, además de esos pitufos, la red también usaba correos humanos. El propio jefe fue sorprendido alguna vez en el aeropuerto de Barajas.

En un viaje a China, uno de los miembros de su guardia pretoriana, los hombres que le acompañaban en todo momento, fue sorprendido con más de 300.000 euros en Barajas. Y en el aeropuerto madrileño se reforzaron aquellos años –hablamos de 2005, 2006, 2007…– los controles con los ciudadanos chinos, porque se detectó un importante incremento de intentos de evasión de dinero en metálico. Lo que entonces no sabían es que casi todo ese dinero iba a parar a las cuentas controladas por la misma persona, Gao Ping. La Fiscalía Anticorrupción cree que por estos rudimentarios sistemas salieron de España entre 2002 y 2007 casi diez millones de euros.

Pero, por lo visto y leído estos días, después ingeniaron otras fórmulas para sacar el dinero… Y es que los correos físicos y los pitufos no daban abasto para sacar todos los billetes que generaba el gigantesco fraude que se cocía en el polígono Cobo Calleja. Por mucho que los hombres de Gao le echasen imaginación fabricando, por ejemplo, paquetes de tabaco enteros cuyos cigarrillos eran en realidad billetes de 500 euros con un filtro detrás cada uno. O envasando dinero al vacío e introduciéndolo en depósitos de gasolina.

Pero esos métodos, digamos, tradicionales, no tenían capacidad para sacar de España todo el dinero que se generaba en esos almacenes.  Así que Gao Ping y los suyos decidieron sacar el dinero en contenedores de barcos, camuflado en mercancías, o con conductores que llevaban los billetes –en torno a cinco millones de euros al mes– hasta dos países donde la organización había tejido cierta infraestructura: Italia y Hungría. Desde allí, el dinero se ingresaba en cuentas que posteriormente lo transferían a las que Gao Ping controlaba en China. Pero ese sistema también tenías sus problemas.

No era un método seguro. En ocasiones, alguien se enteraba de la existencia de uno de estos transportes de dinero y daba el santo…

Es decir, se chivaba, alertaba a los malos… Y eso es lo que sucedió en 2010, año en el que se produce un incidente que permite abrir otra investigación sobre las redes chinas, que acabaría confluyendo con la operación Emperador. En este caso se trató de la operación Chequian (cambio de dinero, en chino), abierta por la Brigada de Blanqueo de dinero de la UDEF después de que un ciudadano chino denunciase que le habían robado la mercancía que llevaba en su camión.

El hombre no acababa de aclararse, no colaboraba mucho, hasta que la policía le apretó un poco y acabó confesando que cuando iba camino del puerto de Barcelona le asaltaron y le quitaron los cinco millones de euros que llevaba…

Las investigaciones de la UDEF Central condujeron hasta una trama de envío de dinero, que en un momento también se cruzó con la gente de Gao Ping, por eso Udyco, Udef y la Fiscalía se unieron en un mismo procedimiento. La operación Chequian se centraba, sobre todo, en dos empresarios que cometían el fraude importando mercancía sin declarar –como Gao– y otros dos enviaban el dinero o lo blanqueaban mediante compensación, pero solo empleando a ciudadanos chinos, a diferencia de Gao, que ya había comenzado a trabajar con españoles.

Es la última y más compleja modalidad de blanqueo de dinero. Tan bien le fue con ella que incluso no se limitó a blanquear sus beneficios, sino que montó una lavadora, una gran factoría de la que cientos de empresarios españoles se aprovecharon para defraudar aún más a Hacienda, porque, como veremos, los socios de Gao eran empresarios con pocos escrúpulos para esconder al fisco sus bienes, gente que tenía cuentas corrientes en paraísos fiscales o en países poco colaboradores a la hora de perseguir el blanqueo: Suiza, Liechtenstein, Andorra…

Gao Ping y los suyos contaban con la ayuda de captadores. Empresarios que buscaban otros empresarios con un requisito fundamental: tener dinero en cuentas de esos países poco colaboradores. Los chinos entregaban dinero en efectivo a esos empresarios, que desde su cuentas a Suiza hacían transferencias a China por el importe del dinero que les entregaban, más un cuatro o cinco por ciento de intereses. De esta manera, los empresarios no corrían el riesgo de intentar traer a España efectivo desde sus cuentas y los chinos tenían el dinero en sus países sin trasladar ni un solo billete.

La policía cree que los chinos han blanqueado unos 300 millones al año, pero el fraude puede ser muy superior si se contabiliza el dinero que han ayudado a defraudar a esos empresarios españoles.

Hay varios empresarios detenidos, el más popular, sin duda, Nacho Vidal. Su hermana, María José Jordá –a la que el juez impuso una fianza de 25.000 euros– es una colaboradora de Rafael Pallardó, el principal conseguidor de clientes de la red de blanqueo. Y Vida habría puesto sus empresas al servicio de la organización china y habría librado facturas falsas para justificar los ingresos en metálico. Así lo cree la policía, pero él lo ha negado todo, hasta haber hecho de modelo para esos 13.000 consoladores supuestamente hechos en China…

Otros de los detenidos son Patxi y Pedro Garmendia. Son dos empresarios de éxito del sector agroalimentario. El primero es amigo personal del rey Juan Carlos y su más importante suministrador de perdices para sus cacerías. Los hermanos Garmendia tienen también negocios tan originales como la cría de ternera de Kobe, esa variedad vacuna tan exquisita. Uno y otro habrían contado con la organización de Gao para lavar dinero.

Un delito muy importante del que se va a acusar a una buena parte de los detenidos es el de pertenencia a organización criminal. La policía ha demostrado que la red de Gao cumple los requisitos para ser considerada eso, una organización criminal: tienen objetivos delictivos comunes (en este caso generar dinero para Gao defraudando); hay una división de funciones de cada uno de sus integrantes; hay una estructura jerárquica en la toma de decisiones y hay cohesión entre sus miembros. Y es cierto que durante estos tres años de investigación han surgido más delitos, pero sospechamos que serán muy difíciles de probar.

Extorsiones, coacciones, amenazas… El problema es que esos delitos precisan de una denuncia del perjudicado y los chinos jamás acuden a la policía española a denunciar, salvo que haya un secuestro y no les quede más remedio. Pese a que en las intervenciones telefónicas se han podido oír amenazas explícitas –amputaciones, amenazas de muerte– no ha habido ni una sola denuncia.

Uno de los principales detenidos, Hai Bo, que había crecido y tenía ya sus propios negocios, su propia familia, como dicen los italianos, era hasta hace poco un matón, un guardaespaldas de Gao y la fuerza de choque de la red: servía para ajustar las cuentas a quien ofendiese a la familia del jefe –una hermana de Gao tuvo un problema con un comerciante que salió mal parado–, a quienes descuidasen dinero de la organización o a los morosos, los malos pagadores de los créditos que la red concedía a intereses cercanos a la usura.

Se aprovechaba de que muchos de sus compatriotas llegaban sin conocer el idioma ni los procedimientos en España, así que les era más fácil pedir un crédito a la red para financiar sus negocios que hacerlo a un banco. El problema es que estos créditos no bajaban del diez por ciento de intereses y con unos plazos de pago muy estrictos.

La operación Emperador se ha centrado en los delitos económicos y ha pasado muy por encima de otros que, sin duda, son cometidos en estos momentos por ciudadanos chinos: juego ilegal, trata de seres humanos, prostitución, tráfico de drogas…

Otras unidades policiales se han centrado y se centran en esos delito y actualmente hay investigaciones en curso. Muchas de ellas, por cierto, impulsadas por el agente detenido en la operación Emperador, que ayer declaró ante el juez.

Viendo todo ese dinero que hemos visto en las imágenes de televisión, me surge una duda… ¿Qué se hace con él?

Hasta ahora, se han intervenido 11.800.000 euros en metálico en la operación Emperador. La policía hace un primer recuento del dinero, pero después, todos los billetes van a Prosegur. La compañía de seguridad tiene los medios para contar con más precisión y, sobre todo, para detectar billetes falsos, algo relativamente frecuente cuando se encuentran estas cantidades de dinero en manos de organizaciones criminales. En la operación Azaleas (25 millones en casa de Artemio y Álvaro  López Tardón, récord absoluto de incautación de dinero) había 30.000 euros en billetes falsos.

Después, el dinero va a una cuenta de consignaciones judiciales. Una cuenta de Banesto –entidad que tiene adjudicado por concurso este servicio– cuyos últimos números coinciden con el número de juzgado (en este caso, el Central 4) y el número de diligencias previas. Este dinero se queda en esa cuenta de Banesto hasta que haya una resolución judicial, es decir, una sentencia firme que dictamine su procedencia ilícita: en este caso, tras pagar el coste del procedimiento, las multas, las indemnizaciones… El dinero irá a parar a la Agencia Tributaria. Si la sentencia dice que el dinero ha sido ganado de manera legal… hay que devolverlo a su propietario, algo bastante improbable…

Servicios como estos suelen tener recompensas: cruces blancas o rojas. Las rojas llevan acaparada una pequeña cantidad al mes… Pero, para que te hagas una idea de la clase de policías que tenemos, debes saber que un jefe de grupo, por ejemplo, el responsable de haber encontrado esos once millones de euros, no gana ni 2.500 euros mensuales.