Díaz Ferrán, el insolvente millonario
Gerardo Díaz Ferrán fue el presidente de los empresarios españoles durante tres años y estuvo al frente de una de las principales compañías de viajes de España durante décadas. Era, recuerden, el paladín de bajar los sueldos y trabajar más, trabajar más los trabajadores, claro. Hace un par de años, su empresa, Viajes Marsans, quebró, dejando en la calle a miles de trabajadores, en tierra a miles de viajeros y sin cobrar a infinidad de acreedores…
Hoy, en Territorio Negro, contaremos cómo este señor intenta ahora burlar la acción de la justicia ocultando su millonario patrimonio…
Empecemos recordando en qué situación se encuentra este empresario, Gerardo Díaz Ferrán, legalmente hablando… Díaz Ferrán está imputado por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Le acusa de apropiación indebida, es decir, de quedarse con 4.400.000 euros que más de 4.000 clientes pagaron para poder viajar con las empresas de Díaz Ferrán y su socio, Gonzalo Pascual, también imputado en la misma causa por los mismos hechos. Los perjudicados eran clientes de Marsans y otras compañías del grupo, como Tiempo Libre, Rural Tours y Viajes Crisol…
Y a todos estos perjudicados hay que sumar los de Air Comet, la compañía aérea de Díaz Ferrán que se hundió poco antes. En diciembre de 2009, el Ministerio de Fomento retiró la licencia a Air Comet por la situación de insolvencia en la que se encontraba. La empresa presentó un ERE para toda su plantilla: 640 trabajadores se quedaron en la calle y unos 7.000 viajeros se quedaron en tierra, la mayoría de ellos con billetes transatlánticos, a uno y a otro lado del océano…
La cosa iba bastante mal desde principios de 2009. Todas las empresas del grupo Marsans dejaron de pagar a proveedores, la Seguridad Social, la Agencia Tributaria… Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual decidieron entonces dar un paso que ahora les ha vuelto a poner frente a la Justicia, una huida hacia delante…
Las compañías hoteleras y el resto de proveedores dejaron de contratar con Marsans ante los impagos del grupo turístico, así que Díaz Ferrán y su socio hablaron personalmente con los responsables de esas empresas y ofrecieron como garantía de sus deudas, no solo su palabra –que aun tenía cierto valor, no olvidemos que era el jefe de los empresarios españoles–, sino que les dijeron que avalarían con su propio patrimonio las obligaciones ya contraídas o las que se contrajeran en el futuro.
Lo que hicieron Díaz Ferrán y Pascual fue emitir pagarés avalados con el gigantesco patrimonio personal que atesoraban ellos dos y que, ciertamente, era enorme: tenían casas, fincas, barcos, coches, complejos hoteleros… El imperio que habían construido durante décadas.
Y llega la fecha de vencimiento de esos pagarés. ¿Qué ocurre? ¿Se cobran? ¿Las empresas que contrataban con Marsans pudieron hacerlos efectivos? Como pueden imaginar, no se cobró ninguno de ellos, así que los acreedores siguieron el procedimiento habitual en estos casos: iniciaron juicios de ejecución cambiaria. Si los pagarés no se habían cobrado, la justicia debía ejecutar esos avales, es decir, embargar los bienes con los que los pagarés habían sido avalados.
No se sabe con exactitud de cuánto dinero estamos hablando, pero solo cuatro grandes empresas del sector que han denunciado a los responsables de Marsans tienen pagarés impagados de ellos por importe de 45 millones de euros.
En el año 2010, cuando Díaz Ferrán aún presidía la CEOE, los acontecimientos se precipitaron: en junio Marsans quebró y se dictó concurso necesario de acreedores. Según un auto judicial, leemos textualmente, “la falta de liquidez del grupo Marsans y su posterior insolvencia se debió a salidas de tesorería por importe de más de 250 millones de euros que se produjeron desde Viajes Marsans hacia otras empresas vinculadas con Díaz Ferrán y Pascual”.
Según los acreedores, los dueños de Marsans tejaron una endemoniada maraña de empresas –verdadera ingeniería financiera– para ir escondiendo su patrimonio y el de sus compañías. De hecho, ellos mismos, como personas físicas, fueron declarados en concurso necesario de acreedores en noviembre de 2010. Los juzgados que se han hecho cargo de esos concursos han cifrado en 400 millones la cantidad de dinero que deben Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual…
400 millones de euros que como temen los acreedores nunca se llegarán a pagar, ya que en todos los juicios han visto como no han podido enganchar los bienes o el dinero necesario para saldar esas deudas. Te vamos a poner un ejemplo, contando como Díaz Ferrán y Pascual salvaron hasta lo que había dentro de sus casas…
NH Hoteles, una de las empresas a las que Marsans debía un montón de dinero, logró que un juzgado embargase el contenido de las casas de Díaz Ferrán y Pascual: todo lo que había dentro y que, en buena lógica, era de su propiedad. Así que un buen día apareció la comisión judicial para llevarse todo lo que encontrara de valor en las casas, pero…
No pudieron, porque uno y otro aparecieron con unos contratos firmados unos días antes, según el cual el contenido de las casas era la garantía de una deuda que ambos habían contraído con la misma persona, un tercero que, curiosamente, era socio suyo en otra compañía. Así que, pese a la sospecha de que todo era una treta, el embargo quedó paralizado y la comisión judicial se fue con las manos vacías.
De esta forma, Díaz Ferrán y Pascual pudieron salvar valiosísimos enseres entre los que hay, y leemos del inventario que ellos mismos aportaron: “una docena de alfombras persas, varios jarrones y muebles chinos, muebles de caoba, equipos de audio y vídeo Bang and Olufsen, un gimnasio completamente equipado, infinidad de cuadros, una bodega de vinos, colecciones de tapices, de cucharas y hasta una lámpara de huevo de avestruz”…
Siguieron una estrategia mucho más compleja, según mantienen sus acreedores. Y, además, contaron con la colaboración de una persona conocida por su peculiar afición a comprar empresas, ya no en apuros, sino en la más absoluta ruina: Ángel de Cabo, el mismo liquidador que le compró a los Ruiz Mateos sus compañías.
Vamos a intentar explicar lo que hizo Ángel de Cabo . Lo que hicieron las empresas de De Cabo, que también ha sido denunciado por los acreedores de Marsans, fue ir comprando compañías que, a su vez, eran propietarias de otras empresas o que simplemente eran empresas patrimoniales… Los acusadores de Díaz Ferrán y Pascual creen que se trata de ventas ficticias, que no se hicieron, vamos, y que, en realidad, ellos continúan teniendo el control de todos esos bienes…
Lo que, según sus acreedores, han hecho los dueños de Marsans es exactamente eso. Vamos a leer textualmente un fragmento de la denuncia: “desde mediados del 2010 los señores Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán han llevado a cabo un deliberado, sistemático, doloso y perfectamente planificado proceso de alzamiento y ocultación apresurada de sus bienes personales con la finalidad de intentar eludir sus innumerables e importantísimas obligaciones de pago”.
Y para ello han contado con ese liquidador, con Ángel de Cabo…La denuncia presentada en la Audiencia Nacional detalla varias operaciones, algunas de ellas complejísimas, en las que se venden, por ejemplo, sociedades con patrimonios valorados en cientos de millones por 3.000 euros… Pero vamos a dar los ejemplos, digamos, más llamativos, que dan una perfecta idea de cómo vivían y viven estos señores…
Vamos a explicar qué bienes son esos a los que la justicia ni lo acreedores han podido llegar y que esta semana publicamos, con fotografías incluso, en Interviú.
Como casi siempre en estos casos, los bienes están a nombre, no de personas físicas, sino de sociedades patrimoniales. Así estaban, por ejemplo, dos apartamentos que la hija de Díaz Ferrán compró en 2007 en Nueva York, en la mejor zona de Manhattan: junto a Central Park, muy cerca de sitios como el Museo de Ciencias Naturales o el edificio Dakota, en el que mataron a John Lennon y en el que aún reside su viuda, Yoko Ono.
Por el pequeño, que solo tiene una habitación, pagó 2.800.000 dólares; y por el grande, de dos habitaciones y otros tantos cuartos de baño, se pagaron 7.800.000 dólares… Pero claro, este piso está orientado a Central Park, todas las habitaciones y el salón tienen vistas al parque más famoso del mundo. Y no son de los más caros: los pisos más altos y más grandes se venden hasta por 45 millones de dólares.
Es decir, que pagaron más de diez millones de dólares por esos dos apartamentos… Las sociedades a cuyos nombres se compraron esos pisos pertenecían a otra sociedad y esta fue vendida a una de las empresas de Ángel de Cabo. Pero, además, uno de los dos apartamentos, el más pequeño, fue vendido en agosto de 2011 por más de dos millones de dólares, según hemos podido comprobar en la inmobiliaria de Nueva York que se hizo cargo de la venta.
Así que la Justicia no ha podido llegar a embargar o a inmovilizar ese piso de Díaz Ferrán…Y hay muchas más cosas: uno de los complejos hoteleros más grandes de Europa. El Bellevue Club, de Alcudia, en Mallorca –con 1.500 apartamentos y 250.000 metros cuadrados– también pertenecía a una de las sociedades del Grupo Marsans y ahora anda en manos de las empresas de Ángel de Cabo. En esa misma situación se encuentran hoteles en Cuba, en República Dominicana, en México…
Y nada de eso ha podido ser empleado para pagar a los acreedores de Marsans. La justicia en este caso ha estado bastante lenta y muy inoperante porque, además, hay bienes verdaderamente llamativos. La misma sociedad que poseía los apartamentos de Nueva York es la propietaria de un yate de 27 metros de eslora bautizado con el nombre de la mujer de Díaz Ferrán, Raquel, al revés: Lequar. Y la Justicia tampoco ha podido llegar a quitarle al ex presidente de la CEOE un coche valorado en 500.000 euros, en 83 millones de pesetas…
Pues naturalmente, un Rolls Royce, un Rolls Royce Phantom, concretamente, una joya de cuatro ruedas con el que se paseaba Gerardo Díaz Ferrán. Un juzgado llegó a embargar el coche, pero el ex presidente de la CEOE presentó en el juzgado una factura, según la cual le había vendido el coche a… Adivinen a quién…
Según esa factura, que es falsa, según dicen los acreedores de Marsans en su denuncia, el Rolls había sido vendido por 200.000 euros a una sociedad vinculada a De Cabo y, por tanto, no se podía embargar. Por no ser reiterativos, en esa misma denuncia, los acreedores dan cuenta de cómo Pascual y Díaz Ferrán han ocultado fincas de caza, fincas en Portugal, propiedades en Costa Rica…
Gonzalo Pascual y Díaz Ferrán se han asesorado muy bien. Hasta el punto, por ejemplo, de que en las cuentas del ex presidente de la CEOE apenas había 317 euros y su única fuente de ingresos oficial era un sueldo de 700 euros. De hecho, Gonzalo Pascual dijo en una petición de pensión alimenticia que tanto él como su mujer estaban en una “situación de precariedad económica y, por tanto, de necesidad…”
Gonzalo Pascual, como Díaz Ferrán, no puede tomar ninguna decisión sobre la administración de sus bienes, porque está en concurso y es un administrador quien se encarga de eso. Así que hace un año pidió al juzgado una pensión de 6.000 euros mensuales para, leo textualmente, “permitir la subsistencia de los dos miembros del matrimonio”. El juez consideró que 2.500 euros mensuales eran suficientes para ese fin y no se ablandó pese a leer que Gonzalo Pascual, y vuelvo a leer textualmente, “ha debido procurarse alimentos por medio de escasos préstamos que les han efectuado las personas más allegadas”.
Es muy difícil la actuación de la justicia, porque en este caso no se ha actuado, como en Fórum, de manera colectiva. Lo que hay es un montón de procedimientos abiertos en juzgados distintos. La iniciativa de cuatro empresas que han denunciado el impago de los pagarés a la Audiencia Nacional es, hasta ahora, lo más parecido a una acción conjunta. Pero, de momento, la Audiencia ni siquiera ha decidido quién es el juez competente… Y cuando decida, tememos que sea demasiado tarde. Ya lo está siendo.