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El caso Contador: solomillos, guiñoles y un testigo secreto

El mejor ciclista del mundo, el español Alberto Contador, está cumpliendo una sanción de dos años tras dar positivo en un control antidopaje durante el Tour de Francia de 2010. La sanción a Contador cerró un proceso larguísimo en el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que incluyó millonarios gastos por parte de la defensa y la acusación, investigación de dos agencias de detectives y hasta la aparición de un testigo secreto contra el deportista español. Hoy, en Territorio Negro, vamos a contar ese tortuoso proceso –más propio de la crónica de policial que de la del deporte– y también las luces y las sombras, muchas, de la lucha contra el dopaje especialmente en España.

ondacero.es

Madrid | 23.04.2012 19:07

Contador no entiende la sanción del TAS | EFE

Empezamos por el final. La sanción de dos años a Alberto Contador la impuso el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo o del Deporte, en español). Es un órgano internacional con sede en Suiza. Fue creado en 1984 por el español Juan Antonio Samaranch para juzgar y solucionar conflictos olímpicos, y ha acabado derivando en la máxima autoridad mundial que decide las sanciones a los deportistas que son acusados de hacer trampas dopándose.

El 21 de julio de 2010 era la jornada de descanso del Tour de Francia. Al día siguiente, se disputaba la etapa decisiva. Contador sacaba ocho segundos de ventaja a Andy Schleck y se subía el Tourmalet, la mítica cumbre de los Pirineos. La tarde noche anterior, Contador y otros ciclistas, como su entonces compañero de equipo en el Astaná, Alexander Vinokourov, pasaron un control de orina.

El Tour de Francia, el de 2010, siguió su curso y Contador ganó el que era el tercero de su vida. Pero, aquel control de orina iba a darle un disgusto…

En la orina de Contador, el laboratorio suizo encontró 50 picogramos de clembuterol, una sustancia prohibida por la WADA. Contador pidió un contraanálisis que confirmó el primer resultado.

La WADA o la AMA es la Agencia Mundial Antidopaje. Fue creada, también a instancias de Samaranch, en el año 1999. Es una especie de policía o fiscalía contra el dopaje, un organismo financiado por el Comité Olímpico Internacional y los gobiernos para luchar contra las trampas. Para eso se elabora cada año una lista de sustancias prohibidas y también un código mundial antidopaje, con unas normas muy estrictas de comportamiento.

Y el clembuterol, que es lo que se encontró en la orina de Alberto Contador, está en esa lista de sustancias prohibidas para los deportistas, es un medicamento legal para personas solo en algunos países. Sirve para tratar a enfermos de asma, para ayudarles a respirar mejor. Y se ha usado también desde hace treinta años para engordar rápida e ilegalmente el ganado.

Los deportistas lo toman, porque es un anabolizante, es decir, aumenta la masa muscular, o sea, la fuerza, la potencia, la capacidad de recuperación. Es decir, quien tome clembuterol podrá entrenar más y más duro un día y al siguiente que si no lo tomara, por eso está prohibido.

Alberto Contador da positivo por ese clembuterol y entonces se inicia un proceso.

Contador tiene un problema en su defensa, a diferencia de otros deportistas que dieron positivo, como por ejemplo el entrenador del Barça, Pep Guardiola, cuando jugaba al fútbol en Italia. Guardiola dio positivo por nandrolona, que es una sustancia que produce de forma natural el cuerpo humano, y su defensa ya fue cuestión de cantidades y de si las producía su organismo. Pero el clembuterol es artificial. Siempre viene de fuera, el cuerpo humano no lo genera, así que la defensa de Contador era más complicada.

Y aquí aparece la defensa basada en haber comido carne contaminada, que el clembuterol se usa para engordar vacas más rápidamente.

La defensa de Contador apuntó lo que se llamó la tesis del solomillo contaminado. El ciclista habría cenado la noche antes del control y comido el mismo día, sendos solomillos de ternera que habrían tenido clembuterol. Esa sustancia se quedó en su organismo y al pasar el control tan poco tiempo después de comerla, por eso dio una cantidad tan grande.

El Tribunal no lo creyó. En Francia no ha habido casi casos de vacas contaminadas con clembuterol. En España sí, aunque son cosa del pasado. La defensa de Contador explicó que el cocinero del equipo Astaná, Juan Francisco Olalla, se quedó corto de carne para dar a los nueve integrantes del equipo el 20 de julio, en plena fase decisiva del Tour. Y que entonces el cocinero llamó por teléfono a un amigo.

Para que le llevara la carne... Y ese amigo se llama José Luis López Cerrón, fue ciclista y ahora es organizador de pruebas ciclistas. López Cerrón declaró bajo juramento que el cocinero del equipo de Contador le llamó y le pidió que le llevara carne porque sabía que él iba a acudir como aficionado a los Pirineos, a la etapa del día siguiente. Cerrón contó que consultó a su mujer, que ésta miró por internet y buscó una carnicería en Irún, junto a la frontera francesa, donde su marido se detuvo y compró los solomillos.

Se ha investigado también dónde se compraron esos solomillos, y hasta al carnicero… Se ha investigado casi todo. Tengamos en cuenta que la defensa de Contador puede haberse gastado más de un millón de euros en tratar de probar su inocencia. Contrataron, por ejemplo, a una agencia de detectives, Detectives Castellana, de Madrid, para encontrar algo sucio sobre esa carnicería, que fue la carnicería Larrezábal, propiedad de Javier Zabaleta. Querían encontrar algo para, al menos, sembrar una duda razonable en el tribunal.

El gobierno vasco, del PSOE, envió un informe al tribunal donde se limpiaba el nombre del carnicero. Afirmaba que compraba carne de primera y su proveedor habitual, el que con casi toda seguridad había sacrificado la vaca de Contador, era la empresa del ganadero Lucio Carabias, en Castilla y León. Los detectives contratados por Contador encontraron, eso sí, que un hermano de Carabias se había visto envuelto en un caso de engorde de ganado con clembuterol en 1996.

14 años antes del control antidopaje del ciclista. En los años ochenta y noventa, el clembuterol se usaba con cierta frecuencia en las ganaderías españolas. Policía y Guardia Civil hicieron muchas operaciones contra ganaderos sin escrúpulos. Precisamente por ese aumento de controles, ahora se usan otros productos. Lo que se hace habitualmente para engordar rápido y fraudulentamente al ganado y así poder sacrificarlo antes es darle productos contra la diarrea. Aunque ese es otro territorio.

Volviendo al caso Contador, la policía española ratificó que ya no se usa clembuterol. El sumario suizo del caso Contador subraya los datos procedentes de España: ningún positivo a clembuterol en reses de Euskadi desde 2006 y en Castilla y León, de donde es la ganadería de Lucio Carabias, ha habido 7.742 análisis a vacas desde 2007 y ni una sola dio positivo a clembuterol. La posibilidad es cercana a cero, según un informe de un profesor español llamado Javier Martín Pliego, incorporado a la causa contra Contador. Y de una entre 20.000, según la policía antidopaje, la WADA.

Hemos contado que otro compañero de equipo de Contador también pasó control antidopaje el mismo día. Alexander Vinokurov pasó el control junto a Contador y dio negativo, lo que también ayudó a condenar al campeón español. Sus abogados dieron una explicación: la noche del solomillo, el hotel donde se alojaba el equipo ciclista no les dejó su cocina. El cocinero del equipo tuvo que salir a la caravana a freír la carne y tardaba mucho. Vinokurov y otros, dijeron, se impacientaron y cenaron el menú del hotel. Contador, más paciente, sí tomó la carne contaminada.

El Tribunal de Arbitraje del Deporte, ese TAS, no se cree que en España se venda carne con clembuterol ni se cree la historia del hotel y el cocinero.

Todo son creencias, porque aquí no hay más certeza que la de que la orina de Contador tenía clembuterol. El TAS cree que todo responde a un programa de dopaje muy complejo que vamos a tratar de explicar traduciendo del inglés el sumario del caso. "El señor Contador se tomó unos 200 miligramos de clembuterol al día", se entiende que mucho antes del Tour de Francia, para conseguir mayor potencia y, sobre todo, poder entrenarse más.

Lo que dice el tribunal que le sanciona a dos años es que mientras tomaba ese clembuterol también se sometía a un programa de transfusiones de sangre, algo que está considerado como dopaje.

Algunos deportistas, por ejemplo, todos los que trataban con el famoso Eufemiano Fuentes, se sacan sangre. Esa sangre se congela y se separan los glóbulos rojos del plasma. Al cabo del tiempo, al deportista se le inyectan solo los glóbulos rojos, es decir, va a tener más capacidad para fabricar el oxígeno, para esforzarse.

Lo que el tribunal ha dicho en el caso Contador es que éste habría cometido un error en este método: se habría sacado sangre cuando tomaba clembuterol, se la habría reinyectado el día del control para tener más energía en la etapa decisiva del Tour y esa sangre tendría un resto de clembuterol que sería el que se encontró en su orina.

Y en ese sumario contra Contador hay otros datos más que se consideran sospechosos. Esta semana en nuestro reportaje en Interviú hablamos de un testigo secreto y del índice de ftalatos en su sangre.

Los ftalatos se usan para hacer más suaves y flexibles las bolsas de plástico, que puedan doblarse. En el mundo negro, negrísimo del dopaje, se usan en las bolsas que conservan la sangre. Y el 21 de julio de 2010 una muestra de sangre de Contador dio tasas elevadísimas de ftalatos, lo que, según el tribunal, avalaría la tesis de las transfusiones de sangre.

En cuanto al testigo secreto, es un masajista del equipo Liberty Seguros, en el que Contador corría en 2005, que declaró que el campeón español se inyectaba insulina ya entonces para correr el Tour siguiendo las instrucciones del gurú médico del dopaje (oficialmente es ginecólogo), Eufemiano Fuentes. Los abogados de Contador consiguieron que ese testigo no declarara porque, además de que según ellos era falso, se refería a hechos antiguos y que no tenían que ver con el caso.

Más allá del caso Contador, hay deportistas que están arriesgando sus vidas con estas prácticas.  Las autotransfusiones de sangre son un método antiguo, se empleaban ya en los años setenta, y aquí seguimos a un periodista deportivo riguroso, honrado y además amigo, Carlos Arribas, del diario El País. Luego cayeron en desuso porque llegó la EPO, un medicamento contra la anemia que aumentaba los glóbulos rojos y era indetectable en los controles hasta el año 2000. Entonces volvieron las transfusiones y los gurús pseudo médicos. En cuanto al riesgo para la vida de algunos, la semana pasada, el ciclista italiano Ricardo Riccó, que fue segundo en el Giro de Italia 2008 que ganó Contador, acaba de ser condenado por un tribunal deportivo de su país a 12 años de inhabilitación, pero al menos ha salvado la vida.

En febrero del año pasado fue trasladado a un hospital italiano, donde tuvo que ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos. No le funcionaban los riñones ni otros órganos y Riccó confesó que acaba de meterse un chute de su sangre para aumentar su rendimiento. Algo había salido mal o en la conservación de la sangre o en la inyección, pero el hombre se moría. Y confesó. Durante algunas operaciones policiales en España, por ejemplo, un ciclista gallego, no podemos decir más, acabó en un hospital y casi pierde la vida. Pues bien, recuperado por suerte, ya no quiso declarar ante la Guardia Civil.