Lección de anatomía: El pecho
El profesor Juan Luis Arsuaga nos desvela los secretos de los pectorales, las mamas y las axilas.
Los pectorales son un conjunto de músculos, planos y triangulares, situados en la zona anterior del tórax. Se distinguen entre el pectoral mayor y el pectoral menor, según su tamaño y localización. Ambos tienen funciones distintas, uno dedicado a la rotación interna y aducción del hombro y el otro a la elevación de las costillas durante la inspiración.
El origen del pectoral mayor, también conocido como el músculo del abrazo, se encuentra en cuatro zonas distintas: el borde de la clavícula, la mitad del esternón, primeros cartílagos costales y la vaina del músculo del abdomen.
Las mamas son unos órganos glandulares que tienen todos los mamíferos, aunque únicamente están “permanentemente abultadas” en el caso de los humanos. En su interior se esconden unas glándulas sudoríparas modificadas para que pueda producirse leche. Las glándulas tienen dos elementos fundamentales, los lóbulos glandulares y los ductos. Estos últimos están directamente conectados a los pezones, que se encuentran en el centro de un área de piel más oscura conocida como areola.
Una cosa “muy paradójica” de nuestra especie, según indica Arsuaga, es que “se haya convertido en un rasgo de atracción sexual” mientras que en el resto de los mamíferos indica “que no hay fertilidad”.
Las axilas son una región localizada en la parte inferior de la unión del tronco con el brazo. Su forma es piramidal, y está limitada por el músculo pectoral mayor, el dorsal ancho, el serrato anterior y el húmero. Tiene una gran importancia, ya que su función es contener la vena y arteria axilares, el plexo braquial y diferentes vasos y ganglios linfáticos.
Eulalia Rosa por su parte, ha realizado una pequeña investigación sobre la depilación femenina y masculina. La tendencia muestra que cada vez menos personas quieren tener pelo en el cuerpo, ya que muchos lo perciben como estéticamente feo. Aun así, existe una corriente que está luchando contra esta moda, defendiendo que debería tratarse de una opción personal. Arsuaga apunta que esta conducta “no deja de ser una infantilización”.