El estudio de las lenguas clásicas en España es cada vez menos frecuente y los alumnos tienden a elegir otras asignaturas por su utilidad o futuro, lo que supone que optativas como el latín o el griego estén desapareciendo de nuestras aulas. Hablamos con el exdiputado y profesor de latín, Antonio Maíllo, que nos explica que es importante encontrar un equilibrio entre los conocimientos técnicos y los críticos: "Está muy bien la especialización, sin embargo, también se debe formar a los alumnos en desarrollo moral para ser buenos ciudadanos".
Maíllo recuerda que en países no herederos de estas lenguas, como Alemania o Inglaterra, se tiene mucho más respeto por ellas, mientras que en España, existe la percepción utilitarista que repele a los estudiantes: "Se tiende a desechar lo que no es útil laboralmente, pero no todo en la vida se basa en esto. En las ciudades, los parques no son rentables pero una gran parte de habitantes los disfruta", recalca.
Por ello, considera que se debe dar "un valor instrumental" a las lenguas clásicas, ya que muchos idiomas son herederos de ellas y sirven para ampliar el conocimiento que se tiene del mundo que nos rodea.
"Hay un desprecio hacia las humanidades, sin embargo, la mitad de terminología académica en inglés viene del latín o griego", explica. Asimismo, enfatiza en su importancia, teniendo en cuenta que hasta el S. XVIII, una gran parte de la población utilizaba estos conceptos.
De la misma forma, Maíllo hace hincapié no solo en el estudio de latín y griego, sino en todas las lenguas cooficiales en España: "Nos permitirían conocer nuevas realidades y acabar con las diferencias que nos separan".
No todos los alumnos y alumnas se muestran indiferentes ante esta desaparición progresiva, como es el ejemplo de Sara Romero, una alumna de bachillerato que, junto a algunas compañeras, han lanzado una campaña en Change.org para que no se elimine el griego de su instituto. Ya van por 7000 firmas y reconoce que han recibido la ayuda de personas importantes del mundo de la cultura, no obstante añade que: "Uno de los grandes problemas de esta lengua es la estigmatización, ya que se escucha demasiado que no sirve para nada".