El Gabinete: ¿Qué queda del atentado de Breivik en Utoya?
Repasamos el acontecimiento que conmovió al mundo con Elisa Beni, Julián Casanova y Juan Manuel de Prada
Oslo, Noruega, 22 de julio de 2011. Hace 10 años, Anders Behring Breivik, un fundamentalista cristiano ultraderechista, racista e islamófobo, irrumpió en un campamento de las juventudes laboristas y masacró a 69 jóvenes a los que persiguió a tiros a través de un bosque. Minutos antes, había puesto una bomba en un edificio del Gobierno en el que asesinó a otras ocho personas.
¿Qué queda de todo aquello? Asún Salvador nos cuenta que hay una serie de entrevistas a varios medios, de una superviviente, que se dedica a dar charlas narrando su experiencia. Además, trata el tema de la salud mental y habla de la parte política para evitar que esto vaya a ocurrir: "En Noruega, es cada vez más normal tener una visión ultraderechista que aleja a determinadas personas del debate público".
El propio Breivik y la masacre que realizó, han sido objeto de imitación entre radicales violentos que cometieron atentados posteriores.
En los últimos cinco años, los atentados terroristas etiquetados como de extrema derecha han crecido un 320% en todo el mundo, según el Índice Global de Terrorismo del Instituto de Economía y Paz. Estos se concentran, principalmente, en EEUU, Europa y Oceanía.
Juan Manuel de Prada, quien estuvo en Noruega durante tres meses, define la sociedad noruega como "monstruosa": "Es una sociedad donde el delito que más se perpetra es el incesto, el segundo la violación y el tercero es el suicidio, que allí se considera delito. Es una sociedad podrida y enferma donde el 80% de la población se declara atea y en donde las relaciones familiares se han consumido, mientras que el nivel de violencia doméstica y pública es monstruosa”. Además, ha sentenciado que "Breivik era un hijo de esa sociedad, el hijo de la muerte de Dios".
Julián Casanova afirma que la ultraderecha ha sido la gran ganadora en las redes sociales ya que millones de personas "siguen a esta gente que juega con las emociones, que dividen y nunca invitan a la reflexión". También, denuncia que "están hostigando de nuevo con un ultra semitismo que crece y donde hay toda una interpretación de nuevo de la historia de Europa", algo que se traduce en "una mala noticia para la democracia''.
Finalmente, Elisa Beni, sitúa la actuación de Breivik, en un contexto histórico diferente: "Esta carnicería sangrienta nos conmovió porque hace 10 años porque era algo novedoso. Se ha producido una "normalización" de los planteamientos que llevaron a esta actuación". Además, confiesa que le preocupa que Noruega siga siendo una sociedad que hizo un juicio justo al terrorista pero que, después, le dio la razón: "Breivik denunció al Estado por lo que consideraba tratos denigrantes en su encarcelamiento. El estado noruego mediante el estado de derecho le dio la razón. Esto es materia de reflexión", concluye.