A propósito del plagio de libros, artículos e informes de varios especialistas e instituciones internacionales en un libro del Director del Instituto de Estudios Fiscales, José Antonio Martínez Álvarez, abordamos en El Gabinete cómo debería tratarse este tema en nuestro país, ya que paree que no tiene grandes consecuencias. Cuestionamos si hablar de plagio es lo mismo que hablar de estafa y qué acciones deberían tomarse contra aquellos que toman como propias obras ajenas.
Melchor Miralles se refiere a la polémica levantada por el Director del Instituto de Estudios Financieros, al que se le acusa de plagio en su tesis doctoral, comentando que “me parece que debía ser cesado de forma inmediata, aunque no va a ocurrir”. Dice que en España, los plagios se suelen resolver mediante la vía administrativa y que suelen acabar con un acuerdo entre plagiador y plagiado. En su opinión, desde el punto de vista moral eso es “intolerable”.
La opinión de Juan Adriansens es que “la idea de que hay que ser original a toda costa ha destruido el arte”. Se apoya en esta afirmación diciendo que en las Escuelas de Arte del Siglo XIX, cuanto más se parecía la obra del alumno a la del autor, más se recompensaba y que todo ha cambiado. Bajo su punto de vista, un plagio le parece un homenaje que se hace al original.
Juan Manuel Delgado expone que un plagio se ve rápidamente porque, de repente, la forma de escribir cambia de estilo. “Hoy en día, con las tecnologías, es muy fácil pillar un plagio”. Afirma que el, como profesor, ve continuamente plagios en exámenes y trabajos de los alumnos y que, por misericordia, se conforma con suspenderles pero podría ser mucho peor.