Diego Rodríguez, comunicador experto en Plátano de Canarias nos cuenta que dicho producto empieza siendo “una gran planta que va creciendo hacia arriba, dejando las hojas en roseta”, aproximadamente sale una hoja por semana y llega a tener en total unas 40 hojas.
Esta planta “emite la inflorescencia a partir de la cual tenemos el Plátano de Canarias”, afirma Rodríguez. Y aquí es cuando comienza la labor de los cultivadores que tienen como primera labor el desflorillado, “el fruto va a tener pequeñas flores que una a una, el agricultor quitará”. A partir de ahí, en un periodo de tres o cuatro meses, tendremos una piña de plátanos.
La piña de los plátanos una vez haya dado sus frutos, tiene que dejar paso a la siguiente generación. “A los que deja pasó la piña se les llama hijos”, explica Rodríguez que el agricultor es quien tiene que seleccionar un buen hijo y este será el que emita un nuevo racimo. El brote que se queda antiguo pasa a llamarse abuela, “en una misma planta podemos ver un hijo, una abuela y una bisabuela”.
Hablamos con Julián Montes de Oca, agricultor que trabaja a diario en el cultivo del Plátano de Canarias. “Un hombre puede cortar hasta 300 o 400 piñas diarias”. Julián nos cuenta el proceso que se sigue para la recolección de la fruta. Primero va un hombre que selecciona las piñas con una cinta que tiene marcas que les permite saber en qué mes lo limpiaron. Siempre va un agricultor delante seleccionando y los demás detrás cortando.
Una vez cortadas las piñas, comienza el desmanillado, lo que quiere decir, desmantelarlas en grupos de plátanos más pequeños. Este paso se realiza en la planta empacadora. “Seleccionamos los plátanos según su calidad”, afirma Julián. Esto permite que el producto que llegue a nosotros sea siempre de máxima calidad.
Tras esto, se meten en una especie de piscina, este proceso se conoce como la balsa y nos lo explica Jose Antonio. Este paso sirve para que el plátano no se de golpes, ya que, al caer en el agua, esta flota y “no tiene ningún tropiezo en todo el proceso”.
Según el cliente, “lo troceamos en cinco o seis plátanos, o dejamos la manilla entera que es la tradición de Canarias”, nos relata.
Cada uno de los pasos de este proceso esta perfectamente informatizado para que sea fácil saber la trazabilidad del producto. Es en su transporte cuando el Plátano de Canarias termina su maduración.
“El plátano se transporta a 12 grados y en tiempos de temperatura alta se hace un preenfriado”. La fruta se mantiene en unos 20 o 22 grados de temperatura ambiente. Tras todo esto, ya esta listo para llegar a cada uno de los comercios y de nuestros hogares.