No ha sido fácil, porque los socialistas querían introducir la palabra “derogación” para referirse a la LOMCE y el PP solo ha aceptado “sustitución” de la ley vigente, pero las palabras no son aquí lo importante sino la intención y la voluntad política.
En un máximo de seis meses, la Subcomisión creada a tal efecto deberá presentar su trabajo, algo así como la base para elaborar, por primera vez en nuestra historia, una nueva ley de educación que nazca con vocación de estabilidad a partir de un amplísimo acuerdo parlamentario y social.
Esperemos que ese acuerdo de populares, socialistas y Ciudadanos se abra también a la opinión de Unidos Podemos y el resto de grupos políticos y que podamos celebrar en esta legislatura que al fin la educación es una cuestión de Estado, independientemente de quién gobierne. La Educación es una vía lenta y, sin embargo, es la más rápida que se conoce para mejorar la calidad general de un país.