Madrid |
A ver, si hay que hacer un resumen de las elecciones en Cataluña, permítanme simplemente una batería rápida de titulares. Hay un triunfador, Salvador Illa. El independentismo no suma. El procés pasó a mejor vida. Sigue la reunificación de la derecha en torno al PP, que ha fagocitado por completo a Ciudadanos. Aragonès, presidente en funciones, ha entendido el mensaje y se va a casa. Puigdemont, en cambio, no lo ha entendido. Cataluña será el único Parlamento con dos partidos de extrema derecha y Pedro Sánchez ve premiada su audaz apuesta por la pacificación y la amnistía.
Todo eso ha ocurrido ayer en Cataluña y, como pueden comprender, la digestión va a necesitar de primperan político para que no se haga bola en algunos estómagos. Se oyen teorías varias de lo que va a ocurrir en los próximos meses. Recuerden que todo son conjeturas y que nadie sabe en realidad cómo se las va a ingeniar Salvador Illa para ser investido. Más allá del resultado en escaños y votos, hay aspectos que irán emergiendo tras el análisis más minucioso, tanto en lo sociológico como en lo político.
Ay, olvidé otro titular. Esperen. Los catalanes están exhaustos, aunque el señor de Waterloo flirtee con la última pelota de partido que le queda, la de repetir elecciones. Por lo visto, el cansancio de una década entera aún le parece poco.