¿Cómo surgieron los comedores escolares?
Descubrimos el origen y las anécdotas de los comedores escolares con la periodista Ana Vega, más conocida como Biscayenne
Los comedores escolares nacieron a principios del siglo XX y hacían una función social. El primer comedor de colegio se abrió el 1 de mayo de 1902 en la escuela de párvulos de 4 caminos, en Madrid. "Fue un experimento ya que la mayoría de los niños en su casa no comían todos los días", ha apuntado Ana Vega.
Entre finales del XIX y del XX hubo un movimiento en Europa que fue el higienista. Esta corriente de pensamiento afirmaba que alimentar bien a los pequeños era importante para paliar enfermedades y algunos otros problemas sociales.
Las condiciones en grandes ciudades eran difíciles porque los niños solían vivir hacinados, las casas eran pequeñas, no había agua corriente, electricidad, ni comida. Sin embargo, hubo un momento en el que gracias a los benefactores privados se montó el comedor para los niños con más necesidad.
"Ahora nos quejamos de lo que nos daban de comer a nosotros pero, en aquella primavera de 1902, solamente daban garbanzos con patatas, lentejas con patatas, arroz con patatas, judías con patatas, patatas guisadas y garbanzos con arroz", ha contado Biscayenne.
"Nos parece rutinario, aburrido… Y lo curioso es que poco tiempo después, hubo alguien que dio un extra para que a los niños les dieran carne y no se la comieron porque no estaban acostumbrados y no sabían ni utilizar el cuchillo y el tenedor", ha proseguido la periodista.
Fue a partir de 1905 empiezan a abrirse estas cantinas escolares para los niños más necesitados de la escuela.
Cuando empezó la primera República, el Gobierno se dio cuenta de que la falta de nutrición en los niños era un asunto de salud pública importante e intentaron meterlo en el proyecto de la educación pública hasta que llegó la Guerra Civil.
Los comedores como los conocemos ahora nacen en los años 50 con la ley de Educación Primaria y el Servicio Escolar de Alimentación y Nutrición. "Según la ley, todos los niños que no pudiesen ser alimentados ni vestidos en sus casas, debían ser atendidos por el Estado", ha revelado Vega.
Anécdotas en los comedores del colegio
"Yo recuerdo con mucho dolor el día de los macarrones y del arroz a la cubana. La salsa de tomate era lo peor. Era naranja fluorescente y de postre siempre había o fruta o esos quesitos triangulares con una galleta María. Lo pienso y me dan arcadas", ha contado entre risas Ana Vega.
Por no hablar de los niños que se metían cucharadas de comida o yogures en los bolsillos de la bata para no comérselo.
Hay historias para todos los gustos. Las escuchamos en "Julia en la Onda".