La evolución de la ropa interior: cambios relevantes para la comodidad de la mujer
En "JELO en verano" tratamos un “nuevo” contenido de moda con Cristina Baigorri, hablamos de la ropa interior.
La evolución de la ropa interior en el s. XIX y XX es un consecución de descubrimientos, de destape y no hablo sólo del cuerpo masculino y femenino hablo de descubrimientos maravillosos como el que se produjo el 26 de noviembre de 1922 en el Valle de los Reyes-Egipto. Ese día dos hombres se apostaban frente a algo que parecía una gran urna cerrada con un sello muy antiguo. Uno de ellos lo rompió con un cincel y consiguió meter una antorcha prendida en la ranura que se había abierto. Su intención era ver qué había en su interior.
La tumba era la de Tutankamon. Un descubrimiento trascendental sobre la cultura egipcia que tanto interés provocó a los mecenas europeos de finales del s. XIX y primeros del XX. Entre los maravillosos tesoros de la tumba, se encontró uno relacionado con la ropa interior. Se trata de una de las piezas con las que vestía la momia del faraón. Al estudiar los restos de la misma observaron que ésta llevaba una braga-pañal de lino, una prenda que con diferentes materiales, usaban hombres y mujeres también en culturas como la romana. Desde entonces conocemos y usamos ropa interior.
Las revoluciones y los conflictos bélicos, además de cambiar a los gobernantes de un país, modificar estructuras sociales y políticas. También influyen en la moda y la Revolución Francesa llegó a una parte íntima de las mujeres. Estamos hablado del corsé.
Se inventó en el siglo XIV y, puesto de moda en el XVI, nunca dejó de ser parte de la vestimenta femenina pero durante la revolución francesa dejó de usarse por considerarse “opresivo para la mujer” y fue años más tarde cuando de nuevo volvió a popularizarse con adornos a base de bordados, pedrería e incluso flores. Su nombre deriva del francés “corset” que significa cuerpo y estaban compuestos por una estructura armada de ballenas que se ceñían al torso desde las costillas flotantes hasta las caderas. Creaban una imagen del cuerpo femenino como “un reloj de arena”. Y ojo, podían llegar a estrechar la cintura 10 cm. Se cubría con una camisola de algodón y sobre ella la estructura del vestido que era el miriñaque y encima las enaguas. Solían pesar unos 5 kilos. Y claro con esa presión sobre las costillas se generaba desde hipo, desmayos o cosas más serias como enfermedades gástricas o incluso hernias. El corsé se abandonó con la llegada del s. XX, por diversos motivos. Las cuestiones médicas como cambios en la moda.
Además de eso con la entrada de USA en la Gran Guerra la Junta de Fábricas de Guerra pidió a las mujeres que dejaran de llevar corsés y así se destinara el metal de su confección a la fabricación de armamento
Durante el s. XIX, bajo la falda, los hombres y mujeres llevaban una pieza llamada “tubo de recato” o pololos que eran una especie de bombachos de algodón que iba de la cintura a la rodilla. Las bragas salieron del cabaret francés.
Y si hablamos de Ropa Interior, hemos de hablar de Madona Louise Ciccone ha sido, es y será un ejemplo de artista que siempre va más allá en la música y también en la imagen que proyecta. Todos recordamos esos sujetadores de punta sobre la ropa que tanto provocaban. Por eso no podemos dejar de hablar del sujetador. En los años 60 y con materiales más resistentes como el nylon. Gracias a la llegada de las lavadoras, las formas y costuras se suavizaron y las copas se redondean para pechos pequeños. El minimalismo imperó y las formas fueron más naturales hasta la llegada del Wonderbra.
Hablamos más de ropa interior en todas sus modalidades, con un experto, Jaume Vidiella, estilista, director de la Escuela de Moda ESDI en Barcelona y especialista en Historia de la moda.