Serafín Quero, cuando empezó a dar clases a los alumnos de la Universidad de Dresde, preguntó a sus alumnos qué es lo que más conocían de España; la respuesta le sorprendió: Curro Jiménez. En la facultad de letras, donde él imparte clase, la mayoría son alumnas y ‘tienen una gran disciplina’. Las universidades alemanas tienen un sistema de vacaciones semestrales, ‘es lo que me permite sobrevivir aquí’.
Es conocido que los alemanes comen cuando tienen hambre, da igual en qué momento o lugar sea; comen de pie, sentados, en la calle, en las aulas… Nos cuenta dos anécdotas, una es de un alumno que se llevó mejillones a la clase y de una chica que se comió unos espaguetis de pie en el metro. Cuenta que, a pesar de esto, la cocina alemana está muy bien valorada ‘tienen más estrellas Michelin que los españoles’.
Su conducta respecto a la seguridad vial es muy distinta a la de los españoles, siempre se paran cuando está en rojo, ‘incluso los punkis’. A raíz de esto explica que lo que más caracteriza a los alemas es la disciplina, ‘cuando se va a asaltar un tren, primero se compra el billete’.
Los alemanes están fascinados por España, aunque haya prejuicios sobre que sólo hay fiesta y paella, ‘los españoles nos deleitamos mientras que los alemanes sólo piensan en comer rápido para volver a trabajar’. Explica que una alumna suya que estuvo en Málaga le contó a su vuelta, ‘parece que todos los días es Navidad, se pone siempre la mesa’.