Pisac y Ollantaytambo

El Valle Sagrado de Perú: un tesoro incaico entre montañas

Comienza la temporada alta para el turismo en Perú, la mejor época ya sin lluvias, para visitar entre otros lugares Machu Picchu y que mejor que llegar recorriendo el valle que conecta la ciudad de Cuzco con Machu Picchu, el Valle Sagrado de Perú.

Mariano López

Valle Sagrado de Perú |

El Valle Sagrado se extiende entre dos poblaciones: Pisac y Ollantaytambo. Apenas 60 kilómetros que acompañan el curso del rio Vilcanota, luego llamado Urubamba. El imperio inca convirtió este valle, situado al lado de su capital, la ciudad de Cuzco, en un espacio extraordinario. Por su valor agrícola, es la tierra del maíz gigante; por su valor defensivo, crearon un sistema de fortalezas que alertaban de cualquier posible ataque a Cuzco y sobre todo, por su sentido religioso. Para los incas, el río Vilcanota, el río que alimenta y dibuja el Valle Sagrado, era la expresión terrestre de la Vía Láctea, su contraparte en la Tierra.

Su nombre, Vilcanota, viene del quechua, willka mayu, que significa río sagrado o río del Sol. Los incas creían que las sombras de algunas de las figuras que apreciaban en su cielo, las constelaciones de la llama, el zorro, la perdiz, bebían de noche en el agua del Vilcanota. Que además une en su trayecto por el valle dos montañas sagradas para los incas: el nevado Ausangate, la montaña más alta de la sierra cuzqueña, con 6385 metros del altitud y el nevado Salcantay, que también sobrepasa los 6000. Protegido por estas montañas de los vientos del altiplano, el valle era y es un área privilegiada para la agricultura. Los incas crearon terrazas escalonadas en las laderas donde cultivaron más de 100 variedades de maíz. Modificaron también la tierra, el paisaje que acompaña a los cultivos, para que las colinas y los cerros tuvieran la forma de animales sagrados. Los incas protegieron, mimaron este valle. Crearon caminos, palacios, santuarios y ciudadelas fortificadas. Merece la pena detenerse en este valle, entre Cuzco y Machu Picchu.

Valle Sagrado en Perú | Pexels - Mundo-dr-331485282-29142946

El primer pueblo del valle es Pisac

Pisac es una palabra quechua que significa perdiz. En este pueblo se pueden ver los restos de la que fue la más extensa de las fortalezas del Valle Sagrado. Se encuentra en la cumbre de la montaña en cuyas faldas el virrey español inició la construcción del poblado moderno de Pisac. Un pueblo hoy, precioso, en el que destacan su plaza principal, animada por su mercado artesanal, uno de los más famosos del valle. Desde aquí, desde la plaza, asciende el camino que lleva al parque arqueológico. Es una buena cuesta, que hay que subir andando, por un camino de tierra de unos 3 kilómetros, con vistas a los andenes, las terrazas agrícolas en las que se cultivaban y cultivan variedades de patatas. En la cima, a unos 3000 metros de altitud, está el parque arqueológico en el que se pueden apreciar los diferentes barrios de la ciudadela, sus torreones, sus muros, el reloj solar y el templo del Sol, que servía como santuario y como observatorio astronómico.

Perú y la cultura Quechua | Pexels - Marco Alhelm - 1479977387-27061433

El siguiente pueblo es Urubamba

Aquí es donde el río Vilcanota cambia de nombre y pasa a llamarse Urubamba. El pueblo, Urubamba, es un lugar pequeño, tranquilo, tiene excelentes hoteles boutique, es un buen lugar para pasar la noche y para disfrutar del rumor constante del río, el agua que viene de los Andes y acaba formando el Amazonas. Al lado de Urubamba, podemos ver las Salinas de Maras, más de 3000 pozas creadas por los incas para recoger la sal una vez que se evaporaba el agua que les llegaba desde el manantial. Muy cerca, está Moray. Se cree que este lugar era un laboratorio agrícola de los incas. Es la explicación que se da a la existencia de terrazas circulares concéntricas, a diferentes niveles, donde se experimentaban cultivos y se celebraban ceremonias religiosas. Desde aquí, siguiendo el río, podemos visitar Chinchero, el pueblo que mejor conserva las tradiciones y las poblaciones típicas del valle. Chinchero congrega a doce comunidades indígenas, muy activas en el mercado que se celebra los domingos en la plaza principal, junto a los restos del palacio del inca Túpac Yupanqui. Y de Chinchero, vamos a nuestra última parada en el Valle: Ollantaytambo.

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Ollantaytambo es el único poblado inca que se conserva mejor

Es un pueblo en el que merece mucho la pena detenerse, incluso diría que hacer noche, si no se ha hecho en Urubamba, para disfrutar con calma de sus tesoros. Muchas de las casas en las que vive la gente del pueblo, tienen los mismos muros que tenían cuando se construyeron bajo el imperio inca. Cuando Ollantaytambo era una ciudad fortaleza, un centro ceremonial y la residencia temporal del soberano Pachacútec. En su recinto arqueológico destaca el Templo del Sol, hecho de enormes bloques de granito rosado extraído de una cantera situada al otro lado del río, a 4 kilómetros. Aún no se sabe muy bien cómo fueron transportadas estos bloques. Hay algunos que pesan más de 60 toneladas. Junto al templo, se encuentra el Baño de la Ñusta, la fuente ceremonial donde se bañaba la esposa del inca, una fuente que trae el agua de las montañas, y junto a la fuente y el templo muchos otros restos arqueológicos que hacen de Ollantaytambo uno de los mejores lugares para conocer cómo era una ciudadela inca. Antes de partir para Machu Picchu. Aquí, en Ollantaytambo, es donde parte el tren turístico a Machu Picchu Pueblo y de donde sale el Camino del Inca, una de las rutas de senderismo más famosas del mundo, la ruta que va a la Puerta del Sol, al Inti Puku, la entrada en tiempos de los incas a la ciudadela construida en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu cuyo nombre original según la crónica escrita por Juan de Betanzos, compañero de Pizarro y de Almagro, crónica descubierta hace pocos años por la investigadora María del Carmen Martín Rubio, no era Machu Picchu sino Patallacta, que significa ciudad de andenes, de terrazas agrícolas.

Un gran tema de una gran estrella de la música en Perú: el cantante y compositor Gian Marco, que acaba de estrenar el espectáculo titulado Mi vida en Sol Mayor, dedicado a repasar su vida musical, sus grandes éxitos. Le escuchamos, acompañado por el colombiano Mike Bahía. En la cumbia titulada Contigo hasta el final. Gian Marco y Mike Bahía.