Al sur de Islandia, descubrimos la fauna y naturaleza de las Islas Feroe
Con un turismo reducido y de alta calidad, las Islas Feroe son un archipiélago donde los amantes de las aves pueden ver a los llamados "frailecillos" a muy pocos metros de distancia. Una ruta por estas islas que son destino de naturaleza, ornitológico y poco masificado.
Madrid | 08.11.2023 10:54
La isla de las ovejas
Las Islas Feroe son un conjunto de dieciocho islas situadas a unos 500 km al sur de Islandia. Poco pobladas, tienen unos 50.000 habitantes y 70.000 ovejas. El dato de las ovejas es una de las curiosidades que esconde la isla puesto que el significado de su nombre tiene relación con este tipo de animal. Feroe se puede traducir como "isla de las ovejas". Su número supera al de los habitantes y te las puedes encontrar durmiendo, rumiando o incluso a los machos con sus peleas territoriales chocando sus cornamentas en medio de la vía. Eso sí, cuentan con derecho de paso en todas las calzadas.
Comunicación entre las islas
Para trasladarse de una isla a otra existe una red de carreteras y puentes de una gran calidad. Si bien cuando visitas los pueblos más retirados, los viales se estrechan, pero te permiten ser testigo de paisajes muy impresionantes. Algunas de las islas sólo es posible abordarlas en ferry, lo cual facilita la visión de las aves marinas del Ártico o el avistamiento de ballenas. Si quieres tener una experiencia distinta puedes moverte en helicóptero (hay un servicio de taxi – helicóptero) pero lo más desconcertante son los túneles submarinos.
Las islas cuentan con un túnel inigualable, que posee la única rotonda submarina del mundo. Al desplazarte entre las islas de Eysturoy y Strymoy te puedes encontrar con un gran juego de luces de color al fondo. Ese juego de luces te lleva a la rotonda submarina, de 80 metros de diámetro. Este lugar está presidido por una escultura gigante del artista feroés Tróndur Paturson y alude a una inmensa medusa, de ahí el juego de luces, que en su base está rodeada por un círculo de danzantes al son de una canción tradicional de las islas.
Paisaje y fauna en las Feroe
El color que predomina por todo el archipiélago es el verde absoluto. También el gran azul cuando transitas por los acantilados. Una mezcla entre Noruega y Escocia. La identidad volcánica de las islas hace que dominen las escenas de montaña, con amplísimas praderas donde exista el más mínimo llano.
La ruta recomendada para visitar este paisaje comienza tomando de referencia el poblado de Leynar, donde puedes recorrer una de las formaciones de rocas basálticas más extraordinarias del planeta. Para hacernos una imagen del lugar, son grandes rocas, como tubos de un gran órgano de catedral, pero con perfil hexagonal o pentagonal, de manera que parece un gran cuadro del cubismo. Esa sería la vista lateral, pero cuando te colocas en su cima, parece que caminas sobre una calzada romana, geométrica y pulida por los glaciares. Realmente estás caminando por los orígenes volcánicos del lugar, una gran explanada que supera los 50 millones de años, colgada del Mar del Norte.
Dentro de la fauna destacan los llamados frailecillos, seres extraordinariamente hermosos que parecen haber sido diseñados por la historia natural para la belleza. Para encontrarlos tenemos distintas posibilidades. La increíble cascada de BOSDALAFOSSUR al oeste de las islas, es un gran farallón donde a la vez que se precipita el agua rondan miles de aves, entre ellas los frailecillos.
Además, el pueblo de GASADALUR al que pertenece es uno de los más retirados y auténticos. Podemos ir en ferry hasta la isla de Nolsoy, donde aprovecharemos el viaje para verlos en vuelo y encontrarnos también con una de las mayores poblaciones de paiños.
Y sin duda la Isla que es obligatorio recorrer en MIKINES. Para hacernos una idea en la zona se juntan más de un millón de frailecillos, y decenas de miles de alcatraces. Para mí ha sido una de las imágenes de naturaleza más salvajes e incomparables que he visto.
Unas colonias increíbles, que en el caso de los alcatraces vestían de blanco laderas enteras que caían hacia el mar. Por supuesto la población de frailecillos es increíble, y más cuando puedes ver de cerca sus cuerpos cubiertos de un frac blanco y negro con un pico triangular en coloro es naranjas y azules. Verlo en grupo te hace recordad a los hobbits, pues son de reducido tamaño y sus nidos con madrigueras excavadas en la tierra con entradas perfectamente redondas.
Este paisaje, sin bosques ni árboles, facilita mucho la observación de las aves y generan unos entornos distintos y fascinantes.
Ruta en barco por los acantilados
Para preparar un buen viaje en barco por las Islas Feroe puedes elegir las lanchas abiertas que suponen toda una aventura, aunque lo aconsejable es hacerlo en una embarcación con posibilidad de ir techados. La ruta recomendada es la que parte de Vestmanna en la Isla de Streymoy. Las condiciones climáticas son ciertamente duras. Llueve casi todo el tiempo y hay densas nieblas.
Recorrer los acantilados es entrar en el escenario de la mitología nórdica, inmensas paredes que se precipitan al mar, muchas de ellas coronadas en agujas que parecen ensartar las nubes. Con la estabilidad de estos barcos puedes ver con facilidad aves muy poco comunes como el fulmar boreal, el arao aliblanco o los bandos de eíderes, todas ellas especies muy buscadas por los turistas ornitológicos, los más abundantes junto con los amantes del senderismo intenso.