Así es el nuevo Gran Museo de Egipto
El planeta entero lleva años esperando la inauguración “inminente” del Gran Museo Egipcio, un megaproyecto de 500.000 metros cuadrados que, a un par de kilómetros de las pirámides de Guiza, permitirá admirar desde la barca funeraria del faraón Keops hasta las cerca de 6.000 piezas del tesoro de Tutankamon, reunidas por primera vez en un mismo espacio y algunas nunca antes expuestas, en un recorrido que abarca desde los primeros asentamientos humanos a orillas del Nilo hasta la conquista del país de los faraones por persas, griegos y romanos.
El Cairo |
¡Nadie suelta prenda de la fecha de inauguración, pero es que, lo mismo, ni sus responsables saben seguro cuándo podrán verse todas sus colecciones! El Gran Museo de Egipto, también llamado la cuarta pirámide, lleva años teniéndonos en vilo a todos los que estamos locos por conocerlo. La primera piedra de lo que será el museo más grande del mundo dedicado a una única civilización se puso en 2005, pero la Primavera Árabe de 2011 frenó el proyecto hasta 2014. Al volver la calma, se apuntó a 2018 para su inauguración, que se pospuso a 2019, y al año siguiente llegó la pandemia que nos encerró a todos en casa y ¡para inauguraciones estaba nadie! Ahora con la guerra de Gaza, tampoco parece el momento para una celebración planetaria a la que asistirán dignatarios y celebridades de todo el mundo.
Yo estuve entrevistando el pasado Fitur a Ahmed Issa, el Ministro de Antigüedades y Turismo de Egipto y me contó que los últimos trabajos dentro del edificio estarían listos hacia finales de febrero, por lo que esperaban poder hacer una “soft openening” o “inauguración preliminar” en los siguientes tres meses. Eso nos plantaría más o menos en junio. Y, quién sabe, lo mismo en junio hacen esa “inauguración preliminar muy parcial”, pero desde luego no pinta que se vaya a poder admirar para entonces lo mollar del museo incluso aunque, ojalá, se terminara ya mismo la guerra en Gaza.
Pero, por un lado, en junio empieza el calor salvaje en Egipto y no tendría sentido que, tras tantos años de espera, fueran a entrarles ahora las prisas y abrieran el museo durante su temporada baja. Y por otro lado, yo he estado por allí esta semana pasada, y ni está terminada la parada de metro a sus puertas, ni tampoco está lista del todo la gran avenida peatonal que conectará el museo con la explanada de las pirámides de Guiza. De no complicarse más el panorama internacional, tiene más pinta que vaya a poder recorrerse el museo al completo cuando las obras de sus inmediaciones estén más rematadas. Quizá en septiembre u octubre, cuando empiece la temporada alta, es lo más aproximado que he logrado sacarle a la gente de fiar con la que he hablado por allí.
Algunas partes del Gran Museo de Egipto ya son visitables
Y aunque se trate de una parte mínima, lo que ya se puede ver deja en mantillas a muchos museos del mundo. Tras atravesar un gran patio abierto con jardines de palmeras a los lados, ante el edificio, cuya fachada mide casi un kilómetro de largo, se alza un obelisco traído desde Tanis, en el Delta del Nilo, que se ha suspendido sobre una plataforma de 4 patas para que los visitantes puedan admirar en su base el nombre de Ramses II, el más todopoderoso entre los faraones. Yo no he visto su nombre en la base, porque aún hay unas barreras que te impiden caminar bajo del obelisco, pero se podrá hacer cuando el complejo quede inaugurado al 100%. Y ya una vez dentro del llamado Grand Hall, en el inmenso atrio acristalado del museo se te va la mirada hacia los 12 metros de estatua de granito rojo de, de nuevo, Ramses II, cuyo rostro se iluminará con el sol cada 22 de febrero y 22 de octubre gracias a que los arquitectos del GEM, igual que hicieran 1.200 a.C los constructores del templo de Abu Simbel, han orientado la figura del faraón de forma que los rayos la iluminen durante los equinoccios de primavera e invierno a través de unas hendiduras en la fachada.
Quienes hayan estado hace tiempo en El Cairo, recordarán esta estatua descomunal porque durante décadas se alzó frente a la estación de tren, en la plaza de Ramses, pero en 2018, este coloso de 80 toneladas en canal fue trasladado al nuevo GEM. Por los flancos de este hall de entrada han abierto varios cafés que estaban bastante llenos de visitantes, pero lo mejor es que, desde el pasado diciembre, también permiten acceder a la Gran Escalinata que, entre casi un centenar de esculturas de reyes y reinas de las distintas dinastías, deidades faraónicas y sarcófagos, se asciende hasta un frente de cristal a través del cual despuntan sobre el desierto, a un par de kilómetros, las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, simbolizando la transición de la vida terrenal a la eternidad. Y eso es, ni más, ni menos tampoco, cuanto mostrará el GEM hasta nueva orden.
Se puede solo hacer fotos con el móvil, no con cámara profesional
Ah, y quienes tengan previsto ir en breve a Egipto, que preparen los 20 € que al cambio vale la entrada a esta porción mínima del GEM, que la obrita ha costado la friolera de 1.800 millones de dólares y Egipto tiene que empezar a recuperar la inversión. No se sabe lo que costará la entrada pues de nuevo nadie suelta prenda. ¡Suspense hasta el final! Ni si quiera te dicen si habrá una única entrada o si llevará una aparte cada uno de sus museos, porque en realidad el GEM es un complejo con varios museos en uno y, por si fuera poco, 17 laboratorios de restauración de antigüedades ya a pleno rendimiento. Lo que sí se sabe es que, entre lo que falta por abrir, que es casi todo, figura la docena de galerías que abarcarán desde la prehistoria en el Nilo hasta Cleopatra y el fin del Egipto convertido en provincia romana.
Además de salas de exposiciones temporales con la última tecnología y hasta un museo para los niños, habrá un museo consagrado a la barca solar del faraón Keops, construida para conducirle a la eternidad hace 4.600 años, y otro dedicado a Tutankamon, donde, además de admirarse casi al completo el tesoro hallado en su cámara funeraria –sin saquear cuando la descubrió en 1922 el arqueólogo Howard Carter y por eso es tan rica–, permitirá ahondar en la breve vida del faraón-niño. Porque, como me decía en Fitur el ministro, al margen de las cerca de 100.000 piezas que en su totalidad albergará el GEM, como todo gran museo su objetivo es narrar una historia y la del Gran Museo Egipcio será contar cómo a través de sus valores, sus reyes y su concepto de la eternidad, 30 dinastías a lo largo de miles de años crearon una de las primeras civilizaciones de la historia.
Narrar su historia es sin duda el objetivo, pero también atraer más visitantes
Cuentan con recibir 5 millones en el primer año que esté completamente operativo; algo vital para Egipto, cuya economía depende fuertemente del turismo y para lo que están embarcados en la construcción de carreteras, trenes, un nuevo aeropuerto y muchos más hoteles en El Cairo, ya en proyecto incluso junto al GEM. Porque, cuando se inaugure, la capital egipcia dejará para muchos de ser un punto medio de paso en su ruta hacia los templos faraónicos a lo largo del Nilo. No pocos ahora y es un error, porque El Cairo es una locura de ciudad con muchísimo por disfrutar, pues apenas se quedan un día o un día y medio en la capital para visitar las pirámides, con suerte una visita rápida a la Ciudadela de Saladino y unas horas de compras por los bazares de Khan el Khalili.
A partir de la inauguración del Gran Museo Egipcio, de solo querer ahondar en el legado faraónico, van a tener que quedarse como mínimo tres días para visitar lo más imprescindible del GEM y el Museo de la Civilización Egipcia que se inauguró oficialmente cuando, en 2021, las televisiones de todo el mundo retransmitieron el pomposo desfile con el que se trasladaron allí las momias embalsamadas de 18 reyes y 4 reinas, tan famosas como Nefertari o Hatshepsut.
Y sin falta, en ningún viaje a El Cairo podría nadie perderse el maravilloso y abigarrado Viejo Museo Egipcio de la plaza Tahrir que abrió nada más estrenarse el siglo XX y que, sin perder esa sensación de Indiana Jones que tienes al visitarlo, seguirá funcionando cuando se inaugure el GEM, aunque miles de piezas de su colección estén ya de mudanza de camino al nuevo museo y nadie suelte prenda de qué se queda en el viejo.