Pautas para conseguir vivir sin dolor de cabeza
“Lo importante es saber que en la mayoría de los casos, con conocimiento adecuado sobre cada tipo de dolor, junto con un abordaje holístico e integral de cada caso y atención cercana, se puede conseguir vivir sin dolor de cabeza”
A casi la mitad de los españoles le duele la cabeza de vez en cuando, pudiendo llegar a ser, en ocasiones, un dolor diario y una auténtica pesadilla.
“Lo importante es saber que en la mayoría de los casos, con conocimiento adecuado sobre cada tipo de dolor, junto con un abordaje holístico e integral de cada caso y atención cercana, se puede conseguir vivir sin dolor de cabeza”, afirma la Dra. Lucía Vidorreta Ballesteros, Coordinadora de la Unidad de Cefaleas del Hospital Quirónsalud San José.
Pautas para conseguir vivir sin dolor de cabeza:
- Estilo de vida: existen muchos mitos sobre los dolores de cabeza, pero está claro que el estilo de vida influye. Sobre una predisposición dada a padecer dolores de cabeza, ciertos factores pueden actuar como desencadenantes o agravantes de las crisis de dolor: el estrés, la ansiedad, el mal descanso nocturno, el tabaco o el alcohol, los desajustes hormonales, la obesidad y el abuso de analgésicos, son algunos de ellos.
- Dieta: a lo largo de los años se han intentado vincular múltiples alimentos/bebidas con el inicio de las crisis de dolor de cabeza, sin embargo, cada vez existe más evidencia científica que rechaza dietas restrictivas de forma generalizada. Lo que parece más correcto es que para algunos pacientes en particular, puedan existir ciertos alimentos o compuestos que favorezcan la aparición del dolor. En líneas generales, lo ideal es favorecer una dieta equilibrada y variada, rica en omega 3 y antioxidantes, evitando el exceso de azúcar y comida rápida y procesada.
- Sueño y cefalea: el estrecho vínculo entre el sueño y la cefalea (en particular la migraña, pero también la cefalea tensional) es un fenómeno complejo en el cual los ataques de dolor pueden ser tanto desencadenados como aliviados por el sueño. Existe un delicado equilibrio entre ambos aspectos: un sueño insuficiente puede originar dolor al día siguiente y cronificarlo en el tiempo, pero un sueño excesivo también.