María Fernanda asegura que su acercamiento a la costa fue accidental: "me falló el GPS biológico. Yo sentía una voz en mi interior que me decía 'recalculando ruta'". También afirma que si hubiera sido un delfín o una tortuga, la gente se hubiera echado fotos con ella y no se hubieran asustado: "¡Qué mala fama tenemos los tiburones! Yo saludando y todos corriendo y gritando".
María Fernanda nos cuenta que fue la Fundación Oceanogràfic la que le ayudaron a salir de la costa, tras un chequeo completo: "Como son especialistas saben que las tintoreras no comemos bañistas".
María Fernanda nos explica que su especie está catalogada como en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en el Mar Mediterráneo, pero curiosamente siguen siendo parte de la gastronomía: "A la plancha, en adobo y acompañada de tinto don Simón con casera... Ahí dejo eso, Iván".