Hola Iván, me llamo Ramona y soy una rata de Leganés. Sí, concretamente la que viste ayer cuando ibas camino de casa.
Lo primero darte las gracias por no espantarme, ni matarme y lo segundo comentarte que los murciélagos y pájaros vuelan por el cielo, los delfines y tiburones se han hecho al agua y los humanos y ratas a las ciudades.
Desde hace milenios, humanos y ratas hemos tenido una relación muy estrecha y no es por casualidad.
Los Homo Sapiens y las ratas no provenimos del mismo sitio: vosotros venís de África y nosotras del sudeste asiático. Así que tuvisteis que explorar nuevos territorios para encontrarnos.
A partir de entonces, ya no nos separamos de vosotros y os seguimos en vuestras migraciones, colonizando el resto del mundo.
Los humanos sois una especie muy flexible, preparada para vivir en ambientes diferentes, desde el desierto hasta los rincones más gélidos, así que ser capaces de seguiros no es algo que cualquier especie pueda hacer, eso si quitamos a los gorriones y a las palomas, que son nuestras primas con alas.
Sé que llevamos toda nuestra existencia peleándonos con vosotros por lo mismos recursos y nos expandimos de manera paralela, en la edad media, casi os matamos de peste, que la culpa la tenia una bacteria, la (Yersinia pestis).
Pero a cambio, os hemos servido de modelo científico y es que, salvando las diferencias de tamaño y aspecto, detrás del telón somos muy parecidos, incluso somos omnívoros como la mayoría de tu especie.
Yo no me meto con nadie, vivo en las alcantarillas y salgo a comer de noche lo que vosotros tiráis de día.
Se despide de vosotros, Ramona, la rata de Leganés.